Adiós, Dios
Fernando Aramburu
Con motivo de la publicación del primer tomo de sus memorias, me dio el sol en la cara y califiqué a Richard Dawkins, en un trinotexto similar a este, de hombre positivo. Hay en su ateísmo declarado sin duda un punto de provocación; pero lo que induce a este científico de renombre a salir de casa, emprender investigaciones diversas, publicar libros, exponerse a las diatribas de creyentes fanáticos, es otra cosa. Llamémosla generosidad en su juicio del universo. Yo esto lo he visto a menudo. ¿Qué has visto? Pues al ateo que niega el más allá de los átomos, acepta la condición pasajera de todo ser vivo y ama la vida, la canta sin histeria, la estudia con sostenida curiosidad. Y, frente a él, al codicioso de eternidad que desprecia los cuerpos y el placer y la risa y, en el fondo, cuanto pudiera hacer sombra a su imaginario paraíso.@FernandoArambur