Manuel Vilas. Foto: Luis Parejo
Tras un 2015 pletórico en el que publicó la novela Setecientos millones de rinocerontes y el poemario El hundimiento (Visor), Manuel Vilas (Barbastro,1962) lanza ahora su Poesía Completa (Visor). Hasta hoy, claro está.
Farándula de Marta Sanz. Y hago notar que no nombro a un escritor estadounidense, como se suele hacer para salir del paso, sino a una escritora española.
¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Todo libro encierra algún tipo de verdad. No abandono nada. No me gusta abandonar a nadie. Nada ni nadie merece que le abandonen.
¿Con qué escritor le gustaría tomarse un café mañana?
Con Homero, para saber al fin si fue un hombre o una leyenda.
¿Cuántas veces va al teatro al año?
Muchas, todas las que puedo.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Dos: cuando siendo adolescente escuché la voz de Lou Reed, y cuando con treinta años me leí la obra completa de Franz Kafka, de cabo a rabo.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Rotundamente sí.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Warhol o García-Alix.
Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.
He visto la exposición de Ingres del Prado. He visto la Francia del siglo XIX, he visto la fotografía antes de la fotografía. He hablado con los fantasmas de Francia.
¿No es una locura reunir su Poesía completa a los 53 años?
Recuerdo que en 1989 Gil de Biedma estaba de finalista del premio Cervantes, y un miembro del jurado argumentó que era demasiado joven para ganarlo. A los pocos meses murió; y quien perdió no fue Jaime Gil de Biedma sino el premio Cervantes.
¿Qué aportan las tres partes inéditas del libro al poeta que ya conocemos?
Aportan variedad de formas, temas muy distintos, y muestran mi evolución.
¿Cómo logró quitarse la etiqueta de escritor-humorista?
Quien lea mi libro de poemas El hundimiento no se reirá mucho.
El narrador de Setecientos millones de rinocerontes presentaba el relato como un manual de autoayuda; ¿quién lo necesita más, un autor o un editor?
Los escritores siempre están a la intemperie. Cuando juzgan sus libros, se creen juzgados como personas, de ahí el trauma.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Me importa muchísimo la crítica y la leo. Sí me sirve cuando se hace sin prejuicios estéticos o ideológicos, cosa difícil, por otro lado.
¿Qué música escucha en casa? ¿Es de Ipod o de vinilo?
En cedé. Solo escucho a Lou Reed, durante unas diez horas todos los días. Puede preguntarle a la escritora Ana Merino, y lo corroborará.
¿Es usted de los que recelan del cine español?
Ante un cine que cuenta entre sus directores con Luis García Berlanga, no puedo más que quitarme el sombrero. Berlanga es un genio.
¿Qué libro debe leer el nuevo presidente del Gobierno, sea quien sea?
Le recomiendo dos poemas de Luis Cernuda: "Díptico español" y "1936".
Desde Estados Unidos la realidad española se ve con más serenidad, como una broma, como...
Desde Estados Unidos no se concibe la sinrazón cultural que puebla España. Y desde allí uno percibe con claridad que España es un gran país. La cultura en español en Estados Unidos es una realidad contundente y en brutal expansión. Aquí los españoles se siguen autoflagelando.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Adoro mi país, que se llama España. Adoro a mi gente y adoro a mi padre y a mi madre, que nacieron aquí y ya no están aquí.
Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Lo primero que hay que hacer es dejar de llamar analfabetos a los chavales de quince años que están suspendiendo lengua y matemáticas y ciencias e historia en los institutos de enseñanza secundaria, y empezar a preguntarse por qué son distintos a nosotros.