Image: Almudena de Arteaga

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El Cultural

Almudena de Arteaga

"A veces hay que apartar un poco la historia para que la novela entre"

5 abril, 2016 02:00

Almudena de Arteaga

La escritora de novelas históricas, como La princesa de Éboli o La Beltraneja, presenta hoy en Madrid Por amor al emperador (La Esfera), un libro sobre las mujeres que dedicaron su vida al rey Carlos V y a su Imperio.

El último libro de Almudena de Arteaga (Madrid, 1967), Por amor al emperador (Esfera de Libros), traza cronológicamente la vida de Carlos V contada a través de las mujeres que lo rodearon: Isabel de Portugal, Margarita de Austria, Juana la Loca, etc. Narrada en primera persona, como el resto de sus obras, la novela se centra, además de en el contexto histórico, en los momentos más íntimos del emperador. Desde el éxito de La princesa de Éboli (Martínez Roca), la autora no ha parado de viajar al pasado para desvelar intrigas, conocer grandes personajes o vivir misterios. Se ha adentrado en la corte de Felipe II, en la alcoba de Francisco de Goya, en la desdicha de Catalina de Aragón… Sin poder revelar más, su próxima novela se situará a principios del siglo XX, nos dice.

Pregunta.- Este es su segundo libro sobre el emperador Carlos V, ¿qué le atrae especialmente de esta época y este personaje?
Respuesta.- En el año 2000, cuando se cumplió el quinto centenario de su nacimiento, publiqué La vida privada del Emperador (Martínez Roca). Cuando escribí aquella novela, me di cuenta de la cantidad de mujeres que había tenido a su alrededor y que la historia recuerda pero que no les da la importancia debida. Fue una idea que guardé; siempre que escribo una novela surgen otros personajes que tienes que apartar un poco para no quitar interés al personaje principal. Es por lo que he querido escribir esta novela con diferentes voces. Era una novela complicada porque eran todas sus mujeres: madre, hermanas, hijas, madre adoptiva, que fue Margarita de Austria, un personaje fascinante, etc. Ha sido un reto muy importante. No todas eran iguales ni tenían el mismo carácter.

P.- ¿Cuál diría que fue la gran mujer de Carlos V?
R.- Me planteé desde el principio cuál fue la mujer más importante para el emperador y la última conclusión fue que en cada momento de su vida fue alguna. Por ejemplo, cuando estuvo casado nada más que 13 años de su vida con Isabel, a la que defiendo que fue fiel, indudablemente fue ella la más importante a pesar de estar separados. Luego, sus hijas. Una vez viudo, Bárbara Blomberg, la madre de Juan de Austria, probablemente algún día de su vida fue la mujer más importante. Y ya en sus últimos años cuando se retira a Yuste, sus hermanas que le siguen en el retiro, María y Leonor, fueron seguramente muy relevantes para él.

P.- En general, ¿fue Carlos justo con estas mujeres, es decir, devolvió más o menos lo que recibió de ellas?
R.- Él era un hombre bastante introvertido y serio y según pasan los años esto se acentúa más todavía. Cuando escribe sus crónicas habla de cosas de Estado y de sus dolores de gota que le amenazaban constantemente. Las crónicas no cuentan los momentos de intimidad. Si estas mujeres le quieren tanto eso demuestra que él sí debió de ser cariñoso y de quererlas y de hacerse querer. Ahora bien, hay una idea clara en el Imperio, que se la inculcó precisamente una mujer que fue Margarita, y es que la unidad y la fuerza del Imperio era la unidad de la familia. Y eso demandaba unos sacrificios. Sí, fue duro en ocasiones con ellas pero ellas sabían que para la unidad del Imperio y la fuerza de los Austrias esos sacrificios eran necesarios.

P.- ¿Puede deducirse de su libro que la importancia de la mujer en el siglo XVI es mayor de lo que tradicionalmente se piensa?
R.- Mucho más. Hay escritores y muchos cronistas que han estudiado al emperador, que acaban dejando la idea en el aire de que fue casi misógino con sus mujeres. Yo creo que no es cierto, porque delegó en todas y cada una de las mujeres más cercanas a él en la familia. Las nombraba regentes o gobernadoras de sus propios reinos. Un hombre que no se fía de las mujeres nunca dejaría el gobierno de sus reinos a las mujeres de su alrededor. Probablemente sea el primer rey, rey-emperador, que hayamos tenido que delegase en mujeres en diferentes momentos de su vida.

P.- ¿En qué época histórica le hubiera gustado vivir?
R.- Pues yo siempre digo que a raíz de la invención de la penicilina. La salud es algo muy importante. Yo creo que antes de la invención de la penicilina podías tener mucho o podías tener poco pero la gente moría con muchísima facilidad. Pero en particular, a mí me hubiese encantado estar en la corte de Felipe II, como Princesa de Éboli, por supuesto. Y ver qué intrigas hacía de verdad. Yo la novelé. Ver hasta qué punto era ella de verdad la intrigante o la cabeza de turco que tuvo que caer.

P.- ¿Ha seguido la serie de televisión Carlos? ¿Qué le pareció?
R.- La seguí y también la de Isabel, en la que colaboré en el guion en la primera etapa. En la serie de Carlos, para mi gusto, había demasiado personaje principal aparte de Carlos. Por lo demás, me pareció fantástica. Además, me alegro de que en España estemos ya haciendo honor a nuestra historia con nuestro propio cine. Me encantaría que hiciesen a Felipe II y luego siguiesen con todos nuestros reyes porque creo que es una manera muy amena de que todos aprendamos un poco de la historia de España.

P.- Ha escrito varios cuentos de ficción, ¿nunca ha pensado en escribir una novela de ficción?
R.- Escribí una novela de ficción hace muchos años pero no tuvo el éxito esperado, y yo creo que los escritores aparte de escribir lo que queremos, lo que nos guste también nos debemos a nuestra cantera de lectores. Entonces volví a la novela histórica que también me apasiona. Supongo que en ese arte de escribir siempre quieres innovar de alguna manera.

P.- ¿Se considera usted más novelista o historiadora?
R.- La balanza está igual. Es un debate que siempre está abierto: novela histórica o historia novelada. Yo creo que cada uno tenemos nuestro estilo. Lo que intento es llegar a aportar una gota de agua a ese vaso de querer saber más. Lo que hago muchas veces es prescindir de algún dato o historia que me rompe el ritmo de la novela. No es básico, nunca lo más importante, pero ahí se juzga, novela o historia. Hay veces que tienes que apartar un poquito la historia para que la novela entre. Son dos géneros totalmente diferentes el ensayo y la novela no tienen nada que ver.