Image: Francisco Mora

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El Cultural

Francisco Mora

"La gente confunde placer con felicidad, pero son muy distintas"

10 febrero, 2017 01:00

Ilustración: Ulises

Fisiólogo por vocación, Francisco Mora (Granada, 1945) mira todo cuanto ocurre desde la emoción y la neurociencia. Lo ha argumentado en una gran obra a la que ahora se añade Cuando el cerebro juega con las ideas (Alianza).

¿Qué libro tiene entre manos?
En busca del tiempo perdido, de Proust

¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Más de uno. Por falta de coherencia. Por falta de esa luz que te lleva a la lectura y que llamamos emoción.

¿Con qué personaje de la cultura o la ciencia le gustaría tomarse un café mañana?
Con George Steiner. Por su pensamiento agudo y afilado y por su mirada crítica, limpia y esclarecedora.

¿Recuerda el primer libro que leyó?
El cuento Gambrinus el Rey de la Cerveza. Fue mi primera lectura solitaria, de letras enormes, dibujos y colores. Después fue El Quijote...

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo a todas horas, de la mañana a la noche. Comienzo el día con papel y termino en la cama con iPad.

Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Fue en una reunión con varios amigos. Uno de ellos, universitario de primer año de carrera, habló de sus primeras experiencias en la Facultad de Medicina. Lo expuso con tanta emoción que grabó en mí una idea de futuro.

¿Otra educación es posible?
Sí. Aquella basada en valores. Libertad, dignidad, igualdad, nobleza, justicia, verdad, belleza, felicidad. Esto nos debiera llevar a tener ciudadanos honestos, que tanta falta nos hace.

¿Se puede aprender sin emoción?
No. No hay razón sin emoción. Sin emoción no hay anclaje cerebral posible de lo aprendido, que es la memoria. La emoción es la energía que mueve el mundo. Es la salvaguarda de la supervivencia.

¿Está nuestro cerebro diseñado para la felicidad?
No. Sí lo está para obtener momentos, "parpadeos de felicidad". La gente confunde placer con felicidad y son cosas muy distintas.

¿Puede el cerebro conocerse a sí mismo?
No. Eso sería algo así, como una vez dijo el premio Nobel David Hubel, "como levantarse del suelo tirando de los cordones de tus propios zapatos".

¿Qué diagnóstico haría del fanatismo?
Todo arranca de la educación, de la cultura en la que se vive y en los valores que el niño entroniza desde los tres años en su cerebro.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Pregunta de enormes respuestas. Déjeme decirle que me quedo con Miguel Angel y Van Gogh.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De ninguno. Pienso que el verdadero arte debiera ser siempre de exposición y disfrute universal.

Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.
Soy un mal crítico. No me gusta juzgar. He disfrutado de la última exposición de El Bosco.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Si se refiere a mis libros, sí, me importa y siempre la agradezco. Sea positiva o negativa.

¿Qué música escucha en casa?
Mucha y de diversos autores. En especial Beethoven (su coral de la Novena me llega al alma) y Chopin.

¿Recuerda la película que ha visto más veces?
Ben Hur, por múltiples motivos.

¿Qué libro debe leer el presidente del Gobierno?
El de la verdadera educación que necesita este país. Y de la profunda y seria obligación moral que tiene como presidente de convertir este país en un lugar de ciudadanos honestos y amantes, no sólo del arte y las humanidades, también de la ciencia, origen y fuente de la verdadera riqueza y economía de un país.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Sí, me gusta España. Y lo digo bien alto, después de haber vivido años en varios países y haberme ofrecido vivir en ellos. No sabría dar razones.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Reconstruir el actual sistema educativo.