La investigación de enfermedades raras, los proyectos dirigidos a personas en riesgo de exclusión y el coleccionismo de arte contemporáneo son las tres patas sobre las que pivota la Fundación per Amor a l'Art. Detrás está la familia Soler, que en 2014 compra una antigua fábrica de los años 30, a las afueras de la ciudad, para rehabilitarla y abrir su actividad al público.

Con un equipo de 12 personas y un presupuesto para programación de 400.000 €, el centro de arte ocupará las 5 naves originales de la fábrica. A su cabeza está Nuria Enguita, a la que conocemos bien por proyectos como la 31 Bienal de São Paulo (2014), o su paso por la Fundación Tapiès de Barcelona. No es, además, nueva en la ciudad, donde pasó los años 90 trabajando en el IVAM.

La piedra angular de todo el proyecto es la colección, que se abre al público a través de exposiciones temporales en dos de estas naves. Consta de 1800 piezas de 140 artistas, algo que la directora general, Susana Lloret, destaca con orgullo: "la ratio de obra por artista es alta". De sus 10 años de vida, los 7 últimos ha estado asesorada por Vicente Todolí. "Empezamos con una pintura de Esteban Vicente y una fotografía de Robert Mapplethorpe, y las últimas adquisiciones han sido obras de los artistas Pedro Cabrita Reis y Thomas Ruff", de los que ya tenían más piezas.

Charlamos con Nuria Enguita sobre los retos que tienen por delante, la colección y sus exposiciones, el edificio y el contexto valenciano.

Pregunta.- ¿A quién se dirige Bombas Gens?

Respuesta.- El contexto en el que estamos es muy importante, un barrio popular cercano al centro, pero que no es el centro, en el que somos la primera institución cultural de gran escala que llega. Además, es fundamental conseguir públicos diversos en toda la ciudad, y también internacionales a través del turismo y de las relaciones. Ahí está el reto.

P.- ¿Cuál será la línea de programación del centro?

R.- La colección es la base de todo, tanto de las exposiciones como de las actividades culturales y pedagógicas.

P.- ¿Y cuáles son sus ejes centrales?

"En una fundación privada, la visión no puede ser la misma que la de un museo público y eso puede sumar"

R.- Hay un interés por los lenguajes abstractos, por esa experimentación con las líneas, colores y estructuras. En cuanto a formato -aunque no me gusta mucho hablar en esos términos- la presencia de la fotografía es muy importante. No quiere decir que todas ellas sean abstractas pero sí que hay toda una serie que tiene que ver con esa experimentación de las vanguardias fotográficas de los años 50, con la llegada del ordenador, o con cuestiones de luz propias de la naturaleza del medio. La colección presta especial atención también al retrato, a la cotidianidad, a lo que ahora se llama Street Photography, con obras de artistas como David Goldblatt o Walker Evans.

P.- ¿Atiende a alguna generación o nacionalidad en concreto?

R.- No de entrada. Hay un núcleo potente de pintura y escultura de las tres últimas décadas del siglo XX en Europa, España y EE.UU. Heimo Zobernig, Juan Uslé, Campano, o Teresa Lanceta son algunos ejemplos. Hay otro muy importante de fotografía japonesa en torno a la revista Provoke -Eikoh Hosoe, Daido Moriyama, Nobuyoshi Araki- artistas, todos ellos, que produjeron una renovación del lenguaje fotográfico hacia una obra más expandida, fotolibros por ejemplo (que ahora están muy de moda pero de los que los japoneses fueron pioneros). Digamos que no hay un núcleo único sino varios. Otra característica muy importante es que es una colección de exposiciones. La intención no es comprar una obra de cada artista y acumular artistas, sino intentar seguir la trayectoria de cada uno de ellos.

P.- ¿Y las exposiciones temporales serán entonces sólo de artistas representados en la colección?

R.- Hay que plantear un diálogo con la colección que da origen al centro. En todos los museos en los que he trabajado en mis 25 años de carrera la colección ha sido siempre la base de la programación. A esto tenemos que sumar el contexto, el centro y su historia.

P.- Pónganos un ejemplo.

R.- En la exposición Geografía del tiempo, de los artistas de media carrera Bleda y Rosa, el 80% de las obras forman parte de la colección de Per Amor a l'Art y Jose Luis Soler y su mujer actuaron de mecenas en la última de las series que se muestra. Después viajará al museo de la Universidad de Navarra y al CGAC de Santiago. Por otro lado, esto no quita que también podamos hacer una exposición de un artista que queramos adquirir para la colección.

P.- ¿Y en cuanto a las actividades?

R.- Hemos preparado unas visitas guiadas a partir del cuerpo, la danza, la música, el sonido, el patrimonio y la imagen. Vamos a trabajar con bailarines y músicos, pero intentando siempre esa conexión con la colección.

P.- ¿Cómo se organizará el calendario?

R.- Las exposiciones temporales van a durar cuatro o cinco meses y la colección ocho. Durante todo ese tiempo habrá conferencias, acciones, grupos de lectura, visitas, performances.

P.- ¿Y cómo se reparten el edificio?

R.- Hay dos naves destinadas a colección, dos a exposiciones temporales y la nave cero más multifuncional. Ante todo, tendremos que ver cómo respira el espacio.

P.- ¿Qué le despierta trabajar en un espacio con tanta carga histórica?

R.- Alguien dijo una vez que "parece que a veces las nuevas ideas necesitan edificios antiguos". He trabajado en el Centro del Carme, que es un antiguo convento, pero sí es verdad que la cuestión de la recuperación de espacios fabriles es más de finales del siglo XX. Los edificios industriales, si se quitan las máquinas, son casi como cubos blancos. Lo maravilloso aquí es la singularidad del espacio. En los años 30 un edificio racionalista y decó en la huerta valenciana no era algo normal. Había casas de este estilo en el centro, teatros, cines, edificios representativos, pero no fábricas.

P.- El edificio se inaugura con tres exposiciones: ¿Ornamento =delito?, en torno a la colección, la individual que comentábamos de los artistas Bleda y Rosa, y una muestra sobre la historia del edificio. Háblenos de esta última.

R.- Historias de Bombas Gens tiene que ver con otra línea de trabajo que estamos desarrollado en relación a la rama patrimonial del edificio. La directora de la excavación, Paloma Berrocal, está trabajando en su estudio arqueológico. Es curioso cómo, al tratarse de una fábrica, nadie la ha analizado y sólo aparece en la parte final de los libros. No hay realmente bibliografía y tenemos que ponerla en valor. Empezamos con esta exposición para la que hemos recuperado imágenes del contexto urbano, fotografías antiguas y de encargo -al fotógrafo Manolo Laguillo que tiene, además, en la colección su magnífica serie sobre el barrio madrileño de Lavapiés, y otra sobre los espacios turísticos de la costa valenciana, Gandía y La Safor-, junto a testimonios y moldes de las piezas de las bombas hidráulicas que son casi como esculturas abstractas. Parafraseando a Godard es "un collage de historias".

P.- El contexto artístico valenciano espera a Bombas Gens como agua de mayo...

R.- La escena local se ha reactivado en los últimos tres años. La crisis en Valencia generó una efervescencia que llegó tras el cambio político y activó una oferta cultural que había estado un poco soterrada. El cambio del IVAM hacia una gestión profesional ha sido también muy importante. Nosotros pensamos que venimos a añadir una tipología y una personalidad diferentes. En una fundación privada, la visión no puede ser la misma que la de un museo público y eso puede sumar a unas instituciones e iniciativas que ahora mismo se están fortaleciendo.

@Luisaespino4

La fábrica de Bombas Gens, "un collage de historias"

La intervención del antiguo edificio de Bombas Gens se ha realizado entre varios estudios de arquitectura en distintas fases. Eduardo de Miguel ha sido el encargado de rehabilitar el complejo, Annabelle Selldorf ha asesorado en lo relativo al proyecto del centro de arte, y Ramón Esteve se ha encargado de realizar una intervención global y de unificar los criterios para adaptarla a los nuevos usos.

El edificio original, de los años 30, albergaba una fábrica de maquinaria agrícola y bombas hidráulicas. Es obra del arquitecto Cayetano Borso di Carminatique y está catalogado como Bien de Relevancia Local. Se ha rehabilitado respetando y restaurando sus materiales iniciales: las tejas, los suelos de la villa y las bóvedas. Entre los elementos originales, encontramos el refugio de la guerra civil, muy bien conservado porque se utilizó después como carbonera de la propia fábrica, una bodega del siglo XV, que es una tipología única al no conservarse otros ejemplos de la época, y la antigua villa del apoderado, del mismo arquitecto del conjunto, que conserva íntegros su estructura y cerramientos originales.

"Es difícil encontrar otros ejemplos como éste. En España tenemos el proyecto de la Tabacalera de Valencia o el Matadero de Madrid. O a escala internacional la Tate Modern de Londres, que aloja un museo en una antigua central eléctrica", comenta Ramón Esteve. "Sin duda alguna, el criterio que nos lleva a rehabilitar y reutilizar los espacios industriales como centros de arte ayuda a poner en valor la arquitectura de la época".