Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española. Foto: Marta Jara | RAE

Lo dijo en diciembre cuando fue elegido nuevo director de la RAE y lo reitera ahora que lleva apenas una semana en el cargo: “Me doy un año para arreglar las cuentas de la Academia”. Santiago Muñoz Machado (Pozoblanco, Córdoba, 1949) lo dice con una convicción tan serena como rotunda, a pesar de que la institución ha cerrado las cuentas de 2018 con un agujero de dos millones de euros. El ocupante de la silla 'r', que entró en la casa en 2012 y ha ejercido en los cuatro últimos años de secretario de la corporación, toma el relevo de Darío Villanueva con este importante problema como máxima prioridad. La Academia necesita ahora al frente a un gestor eficaz y la vasta experiencia de Muñoz Machado en el mundo institucional, jurídico y empresarial es para el resto de académicos una garantía de éxito.

En sus primeros días como director, el jurista y ensayista se ha reunido con Pedro Duque, el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, del que ahora depende principalmente la relación del Gobierno con las reales academias. También ha hablado varias veces con la vicepresidenta, Carmen Calvo (que encomendó a la institución la redacción de un informe sobre la necesidad de adaptar la Constitución al lenguaje inclusivo que está terminado y a la espera de debatirse en el pleno a principios de febrero), y tiene programada una entrevista inminente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “A todos les estoy contando una verdad absoluta que los anteriores gobernantes no han tenido en la cabeza: lo que se hace en esta casa es de interés general y de servicio público, y por tanto hay que protegerlo con recursos públicos”, explica Muñoz Machado a El Cultural en su recién heredado despacho poco después de que el Gobierno haya anunciado un aumento del 2,8 % en la partida de los Presupuestos Generales del Estado destinada a la RAE y que el académico considera del todo insuficiente. “No es posible que la RAE tenga que financiarse con la buena voluntad de nuestros patrocinadores y el esfuerzo ímprobo que los académicos, principalmente el director, hacen para conseguir recursos de las empresas. Es una situación injusta y rarísima en el marco de los servicios públicos. El Gobierno tiene que ser consciente del valor enorme de lo que hace la Academia. Espero convencerlo”.

"No creo que me vaya a dar contra una pared, porque si es así seré muy crítico con la cerrazón del gobernante que sea culpable de semejante afrenta"

Pregunta. ¿Cuáles son sus planes más importantes para la Academia?

Respuesta. Después de tomar posesión del cargo en el pleno del pasado jueves, cosa que en la Academia se produce por el simple formalismo de sentarse en el sillón reservado al director, lo primero que hice fue decirles a mis compañeros qué cosas me gustaría hacer en la Academia. La fundamental, en una institución tricentenaria, es mantener sus objetivos, que empezaron siendo aquellos que figuraban en los estatutos primigenios: limpiar, fijar y dar esplendor. Pero, sin perjuicio de estos, ahora el objetivo principal es mantener la unidad de la lengua en todos los países hispanohablantes de modo que nos podamos entender. Este es un objetivo primario y para cumplirlo la RAE siempre ha desarrollado diferentes programas y obras. Ahora tenemos una docena de proyectos en pie y hay que conseguir desarrollarlos porque son todos muy importantes. Tenemos una nueva versión del Diccionario de la Lengua Española, la 24.ª edición, en la que ya se está trabajando. Nos va a llevar tiempo porque ahora queremos hacer una edición nativa digital, de modo que sea una gran base de datos de la que extraer otras obras. Tenemos también en marcha una nueva edición del Diccionario Panhispánico de Dudas, que ha tenido mucha repercusión y es la segunda obra de la Academia más visitada en internet después del DLE. Estamos preparando también un glosario de términos gramaticales, seguimos con la actividad ordinaria para mejorar el famoso Enclave RAE, un transatlántico lingüístico que incluye todas las obras que ha hecho la Academia desde que se fundó y que es un paraíso para un lingüista y para cualquier usuario. En fin, son una docena de proyectos que hay que conseguir llevar a la meta.

»Tenemos también la obligación primaria de mantener la RAE como una institución cultural de referencia no solo por el bien de la lengua, sino por lo que representa para la nación española y para nuestra cultura su importancia en el mundo. Debemos mantener su prestigio y sobre todo la autoritas de la RAE en la que se basa la normatividad de las cosas que hace; nos siguen porque tenemos una gran autoridad, ganada por generaciones de académicos desde 1713 hasta ahora.

»Y no en último lugar desde luego tenemos que acometer el problema de la financiación de la casa. Esto nos interesa mucho porque estamos en una situación económica difícil. Siempre hay crisis periódicas en instituciones que duran mucho en el tiempo, pero se acaba saliendo de ellas. Saldremos de esta y mi propósito no es arreglar solamente esta actual coyuntura de tensión financiera, sino ser capaces de establecer las bases para una economía más estable. Esta institución bien se lo merece.

P. ¿De qué trató en su reunión de la semana pasada con el ministro Pedro Duque?

R. Además de explicarle la importancia de la institución, su significado histórico y su valor cultural, le hemos presentado concretamente tres proyectos en los que estamos trabajando para que los examine y los difunda entre los ministerios que puedan ser más afines a cada uno. Uno es la transformación digital del Diccionario. Otro es el Diccionario Histórico del Español, una de las grandes maravillas que se está fabricando desde hace muchos años, desde 1914, y no avanzamos por falta de medios personales y materiales. De nuevo ahora estamos avanzando, pero somos el único de los países europeos importantes que no tiene un diccionario que explique el origen y la transformación de las palabras. Sería formidable tenerlo. Y otro proyecto que le hemos presentado es el Departamento de Español al Día, que tiene un nombre bastante modesto para lo que hace, ya que es un servicio que presta la Academia a cualquier ciudadano o ciudadana que tenga una duda lingüística. Resuelve 380 consultas diarias y además es el principal motor de la nueva edición del Diccionario Panhispánico de Dudas.

P. El proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2019 que acaba de presentar el Gobierno estipula un aumento del 2,8 % en la partida destinada a la RAE: 48.000 euros más que hacen un total de 1,7 millones de euros. ¿Qué le parece?

R. No lo he negociado yo, he llegado tarde… Pero los presupuestos todavía no se han cerrado, espero que tengamos la oportunidad de incidir en ellos. Necesitamos mucho más dinero público, queremos que en los presupuestos generales esté nuestra financiación básica, los gastos corrientes de la Academia. Suponiendo que el presupuesto estuviera cerrado, tenemos esas otras vías de financiación de proyectos concretos por parte de los diferentes ministerios. Digamos que es un plan B.

P. Actualmente la dotación del Estado supone aproximadamente un 20 % del presupuesto total de la RAE. ¿Qué porcentaje sería deseable que cubriese?

R. El gasto básico de funcionamiento de la RAE son 6 millones de euros y eso es lo que tiene que aparecer en los PGE. Tenemos 85 empleados en los que gastamos más de la mitad de esa cantidad y además tenemos que mantener los edificios.

P. Pues la cifra anunciada está muy lejos de eso.

R. Lejísimos. Lejísimos por ahora, claro…

P. Ha dicho que se da un año de plazo para arreglar las cuentas de la RAE, que arrastran una deuda de dos millones de euros. ¿Cómo piensa enderezarlas tan rápido?

R. Lo reitero: me doy un año para arreglar las cuentas de la RAE, porque puede que peque de ingenuo pero creo que el Gobierno de la nación va a ser sensible a lo que ya le he contado. No creo que me vaya a dar contra una pared, porque si es así lo diré y procuraré ponerme muy crítico con la cerrazón del gobernante que sea culpable de semejante afrenta. En segundo lugar, la Academia ya no tiene muchos ingresos derivados de sus obras, pero tiene ahora en funcionamiento Enclave RAE. Es una plataforma que se ha puesto en funcionamiento hace pocos meses y estamos haciendo las primeras operaciones comerciales, pero creo que será una fuente de ingresos importante. Y en tercer lugar siempre hemos tenido patrocinios de empresas directamente a la RAE o a la Fundación pro-RAE, que preside honoríficamente Su Majestad el Rey. Creo que vamos a tener muchas oportunidades de mejorar estas relaciones, de enfocar de otra manera los patrocinios y la misión de la fundación.

"La igualdad de la mujer es muy importante, hay una discriminación histórica que habrá que resolver, pero la lengua no es culpable"

P. Usted se mostró hace poco en un artículo en El Cultural partidario de encontrar “alternativas razonables para aliviar el excesivo dominio de las expresiones en masculino” y que usarlas le parece “una actitud acorde con el espíritu de nuestro tiempo”. El Gobierno le encomendó a la RAE la redacción de un informe sobre el uso del lenguaje inclusivo en la Constitución. Aunque dice que no lo ha leído aún, ¿cree que reflejará su postura personal?

R. Es verdad que no he leído el informe porque así evito tener que contestar a preguntas como esta, ya que aún no lo ha deliberado el pleno y creo que es el pleno el primero que debe informar al respecto. De todas formas no me gustaría que se crearan muchas expectativas sobre el informe, no porque la RAE vaya a mantener su doctrina tradicional, que desde luego que sí, sino porque realmente lo que han pedido es un informe sobre si la Constitución está bien escrita desde el punto de vista del lenguaje inclusivo. Vamos, que no se trata de resolver el problema de la feminización del lenguaje o de la visibilidad de la mujer. ¿Y qué es lo que piensa el director? Bueno, pues que en efecto estas reclamaciones acerca del exceso de masculinización de nuestra forma de hablar puede tener alternativas que quepan dentro de nuestra gramática y nuestros usos y que no estropeen el idioma desde el punto de vista de su economía y de su estética. En esta casa llevamos tiempo trabajando en modificar definiciones de vocablos que empiezan por “hombre que” y buscando alternativas más neutrales como “persona que”, por ejemplo. La igualdad de la mujer es muy importante, hay una discriminación histórica que habrá que resolver, pero la lengua no es culpable.

P. Cuando fue elegido director dijo que quería hacer de los plenos un sitio de comodidad y felicidad. ¿Cómo ha sido el ambiente de los plenos en los últimos años?

R. La Academia es un sitio donde conviven ahora 44 personas, y en las pequeñas comunidades es natural que haya momentos de tensión, pero aquí son más elegantes que en cualquier sitio, porque gente que sabe manejar la palabra siempre tiene la manera de expresar sus opiniones de un modo literariamente bello. De modo que sí, ha habido discrepancias, pero no merece la pena darle mucha importancia al asunto, porque la verdad es que eso es un fogonazo, ocurre un día y al día siguiente todo el mundo se lleva muy bien. Yo he dicho que quiero que esta academia siga siendo un lugar muy grato de reunión, un sitio donde se trabaja muy a gusto y donde las relaciones personales son muy cordiales. En fin, que siga siendo lo que siempre ha sido, porque esa expresión que yo empleé es de Laín Entralgo, yo solo la he recogido para recordársela al pleno.

P. Además de académico usted es un destacado jurista, catedrático, propietario de un bufete de abogados, ensayista... ¿Cómo es su agenda profesional más allá de la RAE?

R. Ahora mismo no hago otra cosa que no sea estar en la Academia, creo que ahora necesita a su director con especial intensidad, así que he cerrado temporalmente la carpeta en la que tenía mis libros pendientes y he restringido mi agenda de conferencias, que suele ser muy intensa y en mis ocupaciones como jurista tengo un maravilloso equipo de colaboradores que está tratando de sustituirme. Yo voy a dedicarme por entero a la Academia para resolver los problemas que tiene.

@FDQuijano