¡Buenos días!
Estuvieron en la última deliberación los siguientes poemas:
Oroteanda
A través de los cristales
de una casa que no es la mía
miro una lluvia desconocida.
¿Es la suya la casa, o no es la suya? No lo podemos saber. Es como al final del relato El nadador, de John Cheever. El hombre llega a la que fue su casa, pero es su casa la que no lo reconoce a él. Esa lluvia desconocida es la desolación de vivir. Muy buen poema.
Skyline Pigeon
Hemos llegado hasta el anzuelo desierto
para vender nuestras voces arrastradas
esas que se vistieron de glaciares y muelles.
Aquí el enfoque es menos conceptual que en el anterior poema, y la fuerza o la potencia lírica está en la asociación sorprendente de imágenes poderosas, como ese “anzuelo desierto” y, sobre todo, el llamativo final, original y simbólico, con figuras rotundas.
Huracanblue
Las alfombras tienden sus trampas
Detrás de las bienvenidas
Pactan las máscaras
El comienzo resulta singular, creativo con esas “alfombras” que nos tienen “trampas” dentro de nuestro propio espacio familiar, porque son los otros, o los que fingen ser lo que no son, los que nos esperan no al abrazo, sino al acecho. Estupenda idea y enfoque.
Pero el ganador es
Rayuela
Regresaré cuando todo sea nada
Cuando la hierbabuena invada el vacío de mi nombre
Cuando no me encierren los ojales.
En este muy buen poema coinciden dos puntos de partida: el conceptual, con una idea interna existencial que ilumina -o ensombrece, que según- todo el poema, y también el metafórico a través de imágenes portentosas, como esa “hierbabuena” que invadirá “e vacío de mi nombre”: lo que no somos, lo que no llegamos nunca a ser en el vacío final.
Tema de la semana: “La calma”. Exploremos la calma, su luz naranja de serenidad cuando la tarde hila su silencio, el éxtasis de pájaros dormidos que de pronto despiertan con un súbito frío. Escribamos de ese pacifismo del espíritu, de la congelación no de las emociones, sino de cualquier ira, escribamos desde la calma lenta y necesaria para entender la paz, para escuchar y para comprender. En 3 versos y no más de 140 caracteres, exploremos la calma, esa respiración cuando anochece y aún tocamos la luz.