"Ni Velázquez, ni Vermeer, ni otros pintores de la época expresaron en su arte la esencia de sus naciones, como se ha afirmado frecuentemente, sino unos ideales estéticos que compartían con una comunidad supranacional de artistas", defiende Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado y comisario de Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines. La exposición, que se puede ver hasta el próximo 29 de septiembre, reúne 72 obras de pintores holandeses y españoles para hilar una narración de similitudes y puntos de comparación entre ellas en lugar de ahondar en las diferencias entre ambas escuelas.
Uno de los objetivos de la muestra, organizada con la colaboración del Rijksmuseum de Ámsterdam, es demostrar "cómo el nacionalismo ha contaminado la historia del arte", arguye Vergara. Todo empezó con una intuición del comisario al ver similitudes entre Vista del jardín de la Villa Medici en Roma, de Velázquez, y La callejuela, de Vermeer. Ambos recogen edificios semiderruidos, "enfatizan la geometría y crean una asimetría desplazando el foco", explica. Sin embargo, nunca se llegaron a conocer de modo que "son afines porque vivieron una cultura común".
Los artistas que se dan cita en esta muestra trabajaron en un contexto particular: en 1568 las revueltas en los antiguos Países Bajos contra el rey de España, Felipe II, dieron origen a la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), de la que surgieron dos territorios, precedentes de los actuales reinos de Bélgica y de los Países Bajos. Este segundo, al que comúnmente denominamos Holanda, sirve de pretexto para esta tesis ideada por Alejandro Vergara. "No quiero exagerar la novedad de mi argumento, algunas universidades lo llevan poniendo de manifiesto años pero tenemos un altavoz más alto", comenta.
La idea de arte patrio, apunta, nació en el siglo XIX, cuando surgieron gran parte de los nacionalismos. A pesar de su independencia de España, su pintura, con sus rasgos particulares que el Prado no pretende suprimir, comparte características con la de los artistas españoles. Uno de los denominadores comunes que se pueden ver en esta exposición tiene que ver con el vestir. "La pintura es apariencia y en los cuadros vemos a gente vestida de manera similar. Los Duques de Borgoña, que acabaron gobernando España y los Países Bajos, vestían de negro, que era el color correcto para presentarse en público o para ser pintados", recuerda el comisario.
Otro de los puntos que se analizan aquí gira en torno al realismo de sus obras. Como ejemplo Vergara destaca Las meninas, de Velázquez, y Los oficiales del gremio de pañeros de Ámsterdam, de Rembrandt, dos obras "que buscan la empatía haciendo parecer que el espectador está interrumpiendo algo". Sin embargo, el realismo, según Vergara, "es una ficción que nos hace entender que lo que vemos es real". Y esa disciplina que en la década de 1620 "cedió en Italia (con Guido Reni), en Francia o en Bélgica (por influencia de Rubens), siguió vigente en España y Holanda hasta la segunda mitad del siglo".
Un tercer ámbito en el que se pueden apreciar estos parecidos es el bodegón. "En la escuela nos decían que la naturaleza muerta era algo muy español pero en realidad era algo muy europeo", afirma Vergara. Según Simon Schama los pintores holandeses tenían "la habilidad para crear mucho con poco". Pero esa austeridad y cuidado, asegura Vergara, puede decirse de los bodegones de diversas procedencias. Por eso, las diferencias se asientan no tanto en el origen geográfico sino en el interés por estéticas diferentes o por haber sido realizados en momentos diferentes.
Como ejemplo de los contactos entre artistas y mecenas de ambos países Vergara destaca a Murillo, que "pintó algunos cuadros bajo la influencia de comerciantes holandeses en Sevilla". El último punto que compara Miradas afines es la cantidad de recursos pictóricos que usaban los artistas de la época. En el siglo XVII compartían una pincelada suelta, heredada de Tiziano que contrasta con la pincelada pulida del siglo XVI. "A España llegó con El Greco y a Holanda con Frans Hals", comenta el comisario.
Con todo, la muestra pone en diálogo obras de artistas de ambos países. "Cuando los Países Bajos se independizaron de España se creó un nuevo país y los historiadores del XIX empezaron a decir que con ello los holandeses empezaron a crear una nueva manera de hacer de arte. Esto no es así y no le hemos prestado atención a los rasgos que compartimos y eso es lo que pretende esta exposición: pensar en lo que nos une en lugar de lo que nos diferencia", concluye Alejandro Vergara.