Con su dramaturgia incisiva, humorística y reinvindicativa, está removiendo los cimientos de la escena londinense. Inua Ellams (Jos, Nigeria, 1984) es miembro de Royal Society of Literature y embajador del Ministry of Stories, organización que intenta fomentar las inquietudes literarias de jóvenes de entre 8 y 18 años. En su currículum luce también el premio Fringe First del Festival de Teatro de Edimburgo, aunque su radio de acción artístico trasciende la escritura teatral: también es poeta, artista visual y performer. Se consagró en el National Theatre con Barber Shop Chronicles, donde traslucía los conflictos de su identidad migrante en pleno auge de la xenofobia y ofrecía una lectura alternativa (tierna, divertida y cotidiana) de la comunidad negra en el Reino Unido. Este viernes, de la mano del British Council, conversará en el Hay Festival de Segovia con Peter Florence, fundador y director del Hay Festival.

Pregunta. ¿De qué va a hablar con Peter Florence en su visita a Segovia? ¿Se van a centrar en algunos temas en concreto?

Respuesta. No lo hemos establecido de antemano. Me encantaría que las preguntas me sorprendan. Responderé cualquier cosa que venga. Estoy deseando encontrarme con Florence.

P. Hablando de sorpresas… A usted le dejó muy ‘descolocado’ el éxito de Barber Shop Chronicles. ¿Tiene claro ya cuál fue la clave del éxito?

R. Son muchos factores los que propician el éxito de cualquier obra de arte. Pero la respuesta más corta sería decir que es oportuna en su momento. Estábamos muy cansados de ver retratos negativos de la comunidad negra y de negros torturados por agentes de policía en los Estados Unidos. La obra ofrece una celebración de los negros, muestra nuestra felicidad y nuestras complejidades. Era el momento idóneo para cambiar el chip.

P. ¿Por qué eligió en concreto el partido de la Liga de Campeones entre el Chelsea y el Barcelona como telón de fondo de la obra?

R. Era el partido perfecto: azul contra rojo [sic], el bien contra el mal. Por entonces, además, me parecía un enfrentamiento con la rivalidad era la más fuerte en Europa.

P. Cambiando de obra… Creo que escribió The Half-God of Rainfall para darle cera a Zeus. ¿Por qué le tiene tanta manía a este dios?

R.  La verdad es que yo no odio a Zeus. En realidad, no odio a nadie. Eso es demasiado simple. Odio lo que Zeus defiende, los peores rasgos de la masculinidad, la corrupción del poder y el abuso sexual impune. Lo que representa hoy, por ejemplo, tipos como Donald Trump, Harvey Weinstein, Bill Cosby, R. Kelly, Kevin Spacey y los señores de la guerra de Bosnia, Congo, Bangladesh… Demasiados para enumerarlos.

P. Escribe teatro y poesía. ¿Cómo decide que una idea o una emoción debe expresarse a través de un género u otro?

R. Es muy sencillo: si la idea es demasiado grande para un poema, o la verdad del poema puede ser mejor servida por un multitud de voces, entonces es mejor acudir al teatro.

P. Escribió Half-God of Rainfall en verso. ¿Qué toma de la poesía para su teatro?

R. Tomo la belleza, la estructura profunda, la repetición, la imaginería, la precisión, la voz narrativa y la musicalidad.

P. Nació en Nigeria, de una madre cristiana y un padre musulmán. ¿Puede considerársele un ejemplo de la posible convivencia de estas dos religiones tradicionalmente antagónicas?

R. Creo que sí, que puedo representar eso, pero la armonía existía mucho antes de que yo naciera. El capitalismo cambió todo e hizo las religiones hostiles las unas hacia las otras.

P. Uno de los temas de los que se suele ocupar en su dramaturgia es de la xenofobia y el racismo. ¿Qué puede hacer el teatro para combatirlas?

R. Mucho porque el teatro funciona mejor cuando muestra a un grupo de personas la vida de otras, cuando inspira y refleja compasión, entendimiento y humanidad, cuando crea la oportunidad de vernos a nosotros mismos en otros.

P. ¿Fue el racismo una motivación tan determinante para que ganara el Brexit?

R. Sin duda. Nuestros temerarios políticos crearon una narrativa del nosotros contra ellos. Ese ‘ellos’ era gente del este de Europa, la India, Bangladesh, Pakistán y Nigeria. Su argumento era: “Si no abandonamos la Unión Europea, esta va a inundar nuestras calles con estas cucarachas”. Movilizaron muy bien nuestro miedo innato a lo desconocido. Utilizaron imágenes para crear la sensación de que la gente de color era una plaga, una marea procedente desde los acantilados de Dover. Funcionó.

P. ¿Cómo es la situación del teatro británico contemporáneo?

R. Es un momento brillante. Muchas y muy diferentes caras y voces y mundos pueden encontrare sobre los escenarios. ¡Es una maravilla!

P. ¿Cómo le puede afectar la incertidumbre del Brexit?

R. El dinero ya no fluye como antes del referéndum. A las compañías le cuesta más hacer inversiones por las dudas en el ambiente. Si el Brexit se consuma, habrá una recesión y la gente, lógicamente, gastará menos en cultura.

P. ¿Se siente los autores británicos de hoy algo abrumados por la omnipresencia shakespereana?

R. No. Escribimos lo que queremos y nos sentimos más inspirados por Shakespeare que amenazados por él. También encontramos maneras de minarle y hacer nuevas cosas con sus obras y sus personajes.

P. ¿Qué está escribiendo ahora?

R. Estoy trabajando en una versión de Las tres hermanas de Chéjov. Transcurre durante la guerra civil de Nigeria. También estoy escribiendo un libro de poemas titulado Fuck/45, que es como una letanía de lamentos y quejas.

@albertoojeda77