Con el Haneke de Funny Games y el Scorsese de El cabo del miedo como claras influencias, el cineasta Juanra Fernández entrega con Rocambola un eficaz y potente thriller protagonizado por un psicópata. Juan Diego Botto, espléndido como malvado, es el rey de una película de terror que, siguiendo los cantos de La Divina Comedia pero en orden inverso, o sea, empieza en el paraíso y acaba en el infierno, termina resultando sobrecogedora.

La historia arranca cuando un joven ladrón, llamado precisamente Dante (Jan Cornet), entra en un chalet para robar. Cuando le pilla el supuesto dueño de la casa, en vez de enfrentarse a él, llamar a la policía, esconderse por miedo o asustarlo para que escape, reacciones lógicas, le invita a desayunar. De esta manera, Fernández propone un intrigante cambio de roles ya que el supuesto delincuente, el ladrón, se convierte en la víctima de un tipo turbio que le ofrece dinero a cambio de que abra la caja fuerte.

La figura del psicópata es un clásico del cine de terror. Por abundar en los ejemplos citados, el inolvidable Robert DeNiro de El cabo del miedo, ese tipo que a ratos parece un santo para desvelar acto seguido el verdadero monstruo que lleva dentro. En este filme vemos un psicópata modelo, ese enfermo mental caracterizado por poseer dos caras que es incapaz de sentir emociones humanas y que por tanto las imita. Más cerca del sadismo, los asaltadores de Funny Games, de Haneke, se divierten martirizando a sus víctimas. Ambas películas, además de la figura del psicópata como malvado, tienen en común con Rocambola el hecho de convertir la casa familiar de las víctimas en una prisión o más bien en una cámara de tortura.

Conocido por varios cortos y la película de terror Para Elisa (2013), Juanra Fernández acierta al no andarse por las ramas para dirigir una película contundente y terrorífica en la que las sorpresas se suceden. No todo funciona, la historia de la cartera es un poco excesiva y quizá era innecesario que el malo malísimo tenga algún tipo de motivo para cometer sus atrocidades. Reflexión sobre el estrés post traumático que padecen los soldados al regresar del campo de batalla, las lagunas del filme se ven compensadas por el aplomo de Juan Diego Botto, que se crece en un personaje perturbador.

@juansarda