“Lo habitual en el teatro es que el público–vosotros– imaginéis lo que sucede aquí arriba, en el escenario. Esta vez va a ser al revés: seremos nosotros los que imaginemos. Vamos a imaginar que estáis aquí, en este teatro”. Es el Autor, personaje principal de la pieza con la que Pablo Remón participa en La incertidumbre, tercera parte de La pira, trilogía representada en directo (pero en streaming) sobre la experiencia del confinamiento que el CDN cierra este 10 de julio y en la que participan también Denise Despeyroux y Lucía Carballal.
Remón ha volcado en este trabajo el diario que ha llevado durante estos duros meses y en el que incluye la frustrante suspensión de Traición en el Kamikaze, la experiencia del contagio, propio y ajeno, y la relación con su familia, especialmente con su hijo. El texto, que aparece en primer lugar y lleva el título de El autor y la incertidumbre, supura verdad, imaginación y humor. “Era la segunda vez que he llevado un diario. Lo hice para no olvidarme de lo que estaba sintiendo –reconoce a El Cultural–. He vivido el confinamiento con un niño muy pequeño en casa. Mi visión de lo que ha sido esta cuarentena está totalmente teñida por su experiencia. Su incertidumbre (provocada por el cambio de rutinas como no ir al colegio o no salir de casa) era la mía y eso es lo que he intentado contar en la obra”.
Sentido y sensibilidad
Como director y coordinador de los tres montajes ha de positado en la puesta en escena y en los actores la amalgama de “sensibilidades” que ponen su mirada notarial sobre los acontecimientos. “Cada obra está montada de una manera respondiendo a lo que pedían los textos pero sin dejar de mirar su sentido general. Ese diálogo es lo que le ha dado su forma final”, explica Remón, que prepara una adaptación audiovisual de Los mariachis y retoma las giras de Doña Rosita, anotada y Sueños y visiones de Rodrigo Rato.
"Además de la salud, los que nos dedicamos al teatro vivimos la incertidumbre profesional". Denise Despeyroux
La poliédrica obra de Remón puede considerarse el prólogo a las propuestas de Despeyroux y Carballal. La autora de Un tercer lugar arranca con el principio de La creación, del músico italoargentino Piero De Benedictis. A través de Ernesto, Teo, Malena y Lyra teje una desenfadada peripecia sobre las certezas en tiempos de pandemia y traslada su incertidumbre a un futuro remoto donde la Vía Láctea y Andrómeda han colisionado. Despeyroux ha mirado fijamente a los ojos del teatro dejando al margen el inevitable componente audiovisual. “No se trata ni de teatro filmado ni de escribir pensando que se está haciendo un cortometraje –aclara la autora–. La pieza se graba en directo y el director y el realizador pueden decidir cómo juegan con las cámaras”. Despeyroux no dice que lo que estamos viendo es teatro. Quizá por eso Remón ha decidido colocarla en medio de ambas propuestas. “El espectador podría llegar a tener la ilusión de que hay una unidad en todo el conjunto”, señala la autora de esta pieza que ha titulado Ernesto y la incertidumbre.
Pero si hay una unidad real, cruda y con muy pocos paliativos, es la pandemia y el confinamiento. El director del CDN, Alfredo Sanzol, se dejó pellizcar por la penetrante actualidad y propuso a estos grandes autores abordar emociones que transitaran por esta amarga experiencia colectiva.“Una de ellas era la incertidumbre –ataja Despeyroux–. Además de las consecuencias en la salud, la mayoría de los que nos dedicamos al teatro vivimos también en permanente incertidumbre profesional. Ahora, de pronto, se extiende a otras muchas profesiones. Para afrontar todo esto hay que vivir en la confianza de que siempre habrá una posibilidad de seguir”.
Como la que impulsa a Lucía Carballal en La actriz y la incertidumbre, título que cierra el montaje (clausurando a su vez la trilogía La pira). La autora de La resistencia y Los pálidos ha recurrido también, como apuntaba Despeyroux, a la metateatralidad con la hipotética grabación de un monólogo, Futuro, que su director, Francesco (Carril), ha escrito para la actriz Cecilia (Freire). En medio, unos recuerdos que colisionan como certezas, ahora sí, incontrolables. “Evité plantearlo como una obra de teatro más –precisa Carballal–. Me pregunté qué tendría sentido contar a través de una cámara. De modo que trabajé como si se tratase de un guion de un cortometraje pero con todas las licencias que permite el teatro”.
Carballal muestra la crisis de una pareja a través de dos formas de afrontar el fracaso y la incertidumbre. Ambas son incómodas y al mismo tiempo creativas. “Ante la falta de certezas construimos imágenes de futuro. Las escribimos. Y cada uno de nosotros inventa aquello que le ayuda. En la incertidumbre se generan relatos. De esas narraciones surge el conflicto. De ahí nace la obra”, puntualiza Carballal, que tiene en cartera también la adaptación de Las bárbaras para la televisión.
Finalmente, entre las incertidumbres de la autora se encuentra la imposibilidad de entender una coyuntura que aún no ha concluido: “Uno no conoce el lugar en el que ha estado hasta que lo abandona y nosotros aún estamos demasiado inmersos en esta situación que desconocemos. Lo valioso es que la documentemos, que recordemos qué pensamos y qué sentimos durante todo este tiempo”.