En apariencia la pintura, la música, la literatura, la danza, el cine o el teatro culebrean ignorantes del poder de la cohabitación. Esta circunstancia hace que el observador desinformado conjeture que las diferentes manifestaciones artísticas vivan independientes, ajenas, y que aun cuando se miran de reojo, rara vez se tocan. La casualidad ha querido que los procesos de creación broten de la contemplación curiosa del momento de otros. Continuamente se presentan ejemplos vigorosos de esta certeza…en el cómic también.
La Ciudad de Cristal de Isabel Greenberg nos permite descubrir dentro de una novela gráfica una combinación afortunada de manifestaciones artísticas finamente integradas con la magia del pincel. La trama recorre los años de la infancia de los hermanos Brontë y encontramos a Charlotte, Branwell, Emily y Anne explorando su portentosa imaginación para inventar mundos y personajes. Un periodo poco conocido que ayuda a entender mucho mejor su posterior trayectoria literaria.
Sin perder el regusto melancólico y las contradicciones emocionales, el relato da protagonismo sucesivo a cada hermano, que edifica una parte de la imaginaria Ciudad de Cristal. Allí disponen a sus personajes, como marionetas de un guiñol fantástico, para que cobren vida y luchen por ser quienes son. Todas las inconsistencias humanas afloran en un derroche creativo nacido de la mejor improvisación. Momentos luminosos se entrecruzan con otros oscuros y tenebrosos propiciando el necesario conflicto narrativo.
Ilustraciones a dos páginas invitan a dejarse llevar por mares embravecidos y parajes solitarios, cobijados bajo el resol de un atardecer o la sombra de un árbol invernal. Los primeros planos desmenuzan las intenciones, los colores establecen los estados de ánimo. Los gestos y los diálogos, muchas veces apasionados, terminan por delimitar el territorio de los protagonistas, cargándolos de vida, convirtiéndolos en héroes o villanos por los que llegamos a tener gran interés.
Los trazos atrevidos de esta joven ilustradora inglesa mezclan con esmero y ritmo la poesía, la pintura y el teatro para acercarnos a la portentosa vida de esta familia. El resultado: un cómic inspirador, entretenido e inclasificable.