Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre los camareros. 

El ganador de la semana pasada, dedicada a la relectura, ha sido...:

Goose

Cometió el error de releer su nota de amor. Finalmente no la envió y lo que iba a suceder jamás sucedió.

Releer puede ser un error crucial, lo sabemos los novelistas que muchas veces con cada relectura hacemos que el texto pierda frescura, gracia y se vaya al garete todo cuánto hacía de él algo valioso. La relectura es la reprobación de la espontaneidad, es meter cálculo y frialdad donde el corazón late hacia el derrotero que le pide el instinto, o sea, la vida. El instinto es una inteligencia que exige valentía, mucho más que el puro y duro análisis racional, siempre tan certero cuando habla de la muerte y tan rígido cuando habla de la vida, que es emoción. Aquí, el destino feliz o amoroso de nuestro protagonista se tuerce porque se lo piensa más de la cuenta y, en vez de dejarse llevar por las ganas, en vez de arriesgarse a perder, se contiene, le vence el miedo y deja la acción para nunca. Pierde sin jugar la partida. Y así, lo que pudo haber sido no lo será jamás. Cuántas veces no nos habremos perdido nuestro feliz destino por la dichosa relectura, en vez de actuar sin más. De eso va este magnífico relato de Goose, ganador de la semana, a quien damos desde aquí la enhorabuena: 

¡Enhorabuena, Goose, por el relato y por el premio!

Otros micros, también muy buenos, pudieron haber ganado:

Laoconte 

-A mí me pasó lo mismo que a este muchacho -repite mi abuelo cuando relee sus memorias.

Yanoa

Lo intenta cada noche: se pone su mejor vestido, se maquilla y sube a la azotea; relee su nota de suicidio y se va a la cama.

Pilar Alejos

Lloraba mientras releía a escondidas aquellas cartas de amor que no recibía su vecina.

Bambow

Al releer el capítulo de «Hechos probados», al condenado le supo a poco su sentencia a cadena perpetua.

Saludos cordiales