Hola, amigos.
Podéis empezar a escribir sobre las cortinas.
El ganador de la semana pasada, dedicada al color verde, ha sido...:
RIP
Su abuela le explicó con dulzura, para que dejara de temblar, que aquel espectáculo de color se llamaba árbol.
La mirada del niño es la de un extraterrestre. El niño llega al mundo sin aprendizaje, sin condicionamientos, sin prejuicios. Escucha lo que nosotros ya no oímos y mira lo que nosotros ya no vemos. Para un niño todo es descubrimiento, no hay nada conocido, ni aburrido ni normal y esto es lo que explota el relato de RIP con astucia. Así, el niño protagonista sufre una suerte de síndrome de Sthendal ante la visión de un árbol. Se encuentran aquí la mirada desprejuiciada y llena de asombro del niño ante el “espectáculo de color” (ingeniosa expresión para describir su sorpresa) con la sabiduría y la dulzura de la abuela, que le explica lo que tiene delante. El cuento nos enternece por esta colaboración ínter generacional y apunta, además, en una dirección distópita: es viable imaginar un mundo en el que los árboles ya no existen y su visión produce una reacción cercana al estupor entre quienes no tienen memoria de su existencia. Y esta reacción infantil nos deja pensando, como sólo ocurre con los mejores relatos.
Enhorabuena, José Antonio López Rastoll, alias RIP, por el relato, sobresaliente, y por el premio.
Otros micros pudieron haber ganado:
Petunia
A su mujer le encantaba el verde, por eso dejó que el musgo creciera sin control sobre su tumba.
Germina
Tal fue la pasión con la que hicieron el amor sobre aquella tierra yerma, que, meses después, tendrían un campo verde repleto de amapolas
Utopía
¿De dónde sacaría la idea de que el veneno era de color verde?, fue la última pregunta que se hizo Claudio.
S. Vicente
Soñaba el poeta con viajar a Nueva York para echar de menos, una vez allí, la huerta verde de su infancia.
Saludos cordiales