El pintor Luis Feito (Madrid, 1929), uno de los fundadores del grupo El Paso, ha muerto por Covid-19 en la localidad madrileña de Rascafría a los 91 años de edad. Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1998, comenzó sus estudios allí en 1950 cuando todavía se llamaba Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Fue uno de los primeros artistas españoles que se adentraron en el terreno de la abstracción, al que consagró toda su carrera, y ya en 1954 dio cuenta de ello con su primera exposición individual, en la Librería-galería Buchholz de Madrid. Un año antes viajó a París con una beca del gobierno francés y en 1955, tras una exposición en la Galerie Arnaud, se mudó a la capital francesa, donde residió durante más de dos décadas y estuvo en contacto con las últimas tendencias del arte.
No obstante, Feito mantuvo un estrecho contacto con sus colegas españoles y, a pesar de la distancia, fue miembro fundador del grupo madrileño El Paso, uno de los colectivos más importantes del arte español del siglo XX, que estuvo activo entre 1957 y 1960 y del que formaron parte artistas como Antonio Saura, Rafael Canogar, Manolo Millares, Juana Francés, Manuel Rivera, Antonio Suárez, Pablo Serrano, Martín Chirino y Manuel Viola, de los que solo sobrevive Canogar. Debajo de aquellos trazos abstractos había una reflexión política y moral opuesta a los corsés estéticos e ideológicos del franquismo.
La reputación internacional de Feito creció rápidamente durante sus primeros años franceses. Desde 1956 participó en varias ocasiones en la Bienal de Venecia, también estuvo en la de São Paulo, la Documenta de Kassel, la Bienal de París y en la década de 1960 su obra dio el salto a Nueva York, la meca artística de la época. Sus lienzos se vieron en el MoMA y en el Guggenheim, y en museos de otras ciudades estadounidenses, así como en la Tate Gallery de Londres y el Museo de Arte Contemporáneo de Montreal. También fue profeta en su tierra: en 1966 Fernando Zóbel fundó el Museo de Arte Abstracto de Cuenca y, lógicamente, obras de Feito formaron parte de su colección desde el principio. Su obra también pudo verse en el Ateneo de Madrid y en diversas galerías españolas.
Durante aquellos años, la paleta de Feito estuvo predominada por el negro, el gris, el blanco y el ocre. Más tarde, introdujo contrapunto el rojo, que después pasó a convertirse en color primario de sus obras. También se interesó por la materialidad de la pintura, superponiendo capas de diversos materiales como la arena para crear diferentes texturas. Su preocupación por la luz fue también clave en su trabajo, motivo por el cual los críticos relacionaron su obra con el misticismo.
En 1981, Feito se mudó a Montreal y en 1983 a Nueva York, donde residió hasta la década de 1990, momento en que regresa a España. En su etapa neoyorquina su obra cobró más relevancia la geometría y el minimalismo. En 1985 fue nombrado Oficial de las Artes y las Letras de Francia y en España obtuvo la Medalla de Oro de Bellas Artes en 1998, el mismo año en el que ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 2002, el Museo Reina Sofía le dedicó una gran retrospectiva. Tenía ya más de 70 años, pero aquel hito no fue ni mucho menos el broche de su carrera artística. Feito siguió activo, pintando y exponiendo hasta el fin de sus días. En 2018 formó parte de la exposición colectiva de la Fundación Juan March El principio Asia y el año pasado Ansorena organizó su última individual en Madrid.