¡Buenos días!
Han estado a punto de ganar estos poemas:
Clementina Vidal
En la porcelana pensativa
De las nubes, se disuelve la plata
Risueña de un parque abandonado.
Muy buena la imagen inicial de esa “porcelana pensativa / De las nubes”, que es en sí una imagen que funciona como poema entero, en esa evocación metafórica perfecta. El resto del poema se sostiene en esa imantación, con delicado y plástico segundo verso.
Matriosko
Mece la tarde
columpios inquietos
sestea la amapola.
La sutileza alcanza aquí unas cotas altas, en ese mecimiento que no sólo se nombra, sino que también parece estar marcando el ritmo de lectura de un poema concentrado y mínimo, de una fragilidad que resulta luminosa en la serenidad impresionista final.
Gambela
Quito margen al olor de jazmín
para escrutar las miradas partidas.
Tiembla la celosía.
Que un poema pueda leerse con más de un sentido y alcanzar un nivel alto de sugerencia es lo que se logra aquí desde el primer verso, más allá del posterior hallazgo de “miradas partidas” y ese temblor final que marca a todo el poema. Elegante y sutil.
Pero el ganador es
Cordelia
Se va deteniendo el torbellino loco de la tarde.
Deja risas en el aire tibio,
niños vencidos por el dulce vértigo del sol en llamas
Buen poema en el que cada verso constituye una unidad de significado, con belleza plástica y un resquicio de asombro en la lectura, desde el inicial “torbellino loco de la tarde” hasta el sobrio segundo verso. El tercero, de cierre, es un verso de línea pictórico y vital, como si lo estuviéramos pintando al leerlo, con su hoguera final tan poderosa.
Tema de la semana: “Astenia primaveral”. No todo es fulgor en primavera, no todo es temblor sobre la hierba. También podemos descubrirnos ligeras variaciones de humor, ciertas alteraciones pendulares del sueño, cansancio o falta de vitalidad y esa fatiga que a veces parece resistente al sueño. Es la astenia primaveral. Escribamos sobre ella, sobre esas sensaciones que a veces nos asaltan, en 3 versos y no más de 140 caracteres. Escribamos sobre este cambio de estación que a veces se prolonga más allá de las primeras semanas de la primavera y se convierte en un filtro molesto del espíritu.