Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre los asesores

El ganador de la semana pasada, dedicada a lo cutre, ha sido...: 

Joe L'Pifiè

De no ser por el resguardo de la bonoloto asomando en el bolsillo de su chaqueta, el discurso del ministro de economía habría sido un éxito.

A menudo las alocuciones grandilocuentes de los políticos contradicen sus actos, tan cutres: predicar con la palabra es fácil; predicar con el ejemplo ya es otra cosa, y de eso va este relato estupendo. No sabemos el fondo del discurso del ministro de Economía —nos lo oculta con astucia el autor del micro—, pero hay un elemento cutre, el resguardo de la bonoloto, que asoma en su bolsillo y lo desdice, lo boicotea y arruina. A partir de aquí, podemos figurarnos un alegato sobre el valor del esfuerzo, sobre la conveniencia de adueñarse del porvenir y no dejarlo en manos del azar o similar. El relato habría pasado sin pena ni gloria de haber concretado su autor el contenido del discurso; habría perdido la elipsis que dispara la imaginación del lector para rellenar ese hueco crucial, habríamos perdido ese disfrute que proviene de colaborar con el autor en el cierre del argumento. El misterio es clave en el éxito de muchas narraciones y en él suele radicar el cogollo de su atractivo. Este relato es un buen ejemplo de ello. Gracia y misterio; dos elementos presentes en este micro, por el que damos la enhorabuena a su autor.  

Felicidades, Max van der Chasquen, por el relato, magnífico, y por el premio. 

Otros micros pudieron haber ganado: 

Óscar Quijada Reyes

Bastó un rato con el disfraz de mendigo para darse cuenta de que su vida sí era color de rosas.

gpm 

Acababa de recibir la carta más hermosa que había leído nunca. Loca ya por él, ignoró el tachón con el nombre de la verdadera destinataria.

Elviro 

Abrió una pensión con espejos sin azogue y lavabos con palangana desportillada para que se inspiraran los escritores de novela costumbrista.

Ovidia 

Diente de oro, palillo en la boca, cigarro en la oreja, camisa desabotonada… Su foto se exhibe en la galería más exclusiva de Nueva York.

Jorge Alonso Curiel

No entendía cómo aquella mujer no le contestaba a sus cartas amorosas, escritas en la parte posterior de folletos publicitarios.

Manolita Tacatá

“En mi sueño no era así” se lamentaba el asesino, incapaz de controlar un vómito.

Saludos cordiales.