Emergencia climática, biodiversidad y economía sostenible empiezan a ir de la mano. La creación de empresas como Carbon2Nature (que Iberdrola impulsó hace un año para reducir la huella de carbono) resultan de gran eficacia para conseguir que la naturaleza se convierta en una palanca fundamental para la creación de un mundo sostenible.

Desde su lanzamiento, la iniciativa ha dado grandes pasos para capturar y fijar en sumideros naturales más de 60 millones de toneladas de CO2 gracias al desarrollo de una cartera global y diversificada de proyectos de conservación, gestión y restauración en numerosos ecosistemas. Para su financiación utiliza, entre otras herramientas, los mercados de carbono, aplicando un enfoque que garantice los más altos estándares de integridad, la maximización de impacto positivo a largo plazo y la apuesta por la innovación y la colaboración.

En un año, ha conseguido gestionar quince proyectos en desarrollo y más de 40 en estudio en diez países, con iniciativas en España, Brasil, México, Colombia o Australia. Su estrategia se centra en proyectos de reforestación y gestión sostenible, con más de once operativos en España que abarcan más de 2.500 hectáreas y uno en la Amazonía de Colombia (con una extensión de más de 5.000 hectáreas).

La Vera Carbon2Nature pretende impulsar el empleo y mantener los usos tradicionales de ganadería extensiva

También se está dedicando Carbon2Nature a proyectos en ecosistemas ‘de carbono azul’, como el destinado a la restauración de manglares en México y otro, pionero en este ámbito, para la plantación de praderas de posidonia en España. En su horizonte de innovación, tiene en marcha al mismo tiempo una iniciativa piloto para evitar el metano en ganadería.

En total, sus proyectos han conseguido cerca de dos millones de árboles plantados (o pendientes de ejecución) que capturarán más de 800.000 toneladas de CO2. A ello se añaden otros en fase de negociación que darían como resultado la plantación de más de 20 millones de árboles y la captura de más de 14 millones de toneladas de CO2.

Pinos en la Dehesa Boyal

Dentro de nuestro país, en Extremadura, recientemente se ha presentado el proyecto La Vera Carbon2Nature, que va a actuar en la Dehesa Boyal de la localidad cacereña de Jaraíz de la Vera. Se trata del mayor proyecto forestal en España de colaboración público-privada en un monte de utilidad pública que es el primero en realizarse a largo plazo (50 años).

Se gestionarán así 1.499 hectáreas y se plantarán más de 700.000 árboles en 467 hectáreas afectadas por procesos de degradado capaces de capturar unas 186.000 tCO2 (Dióxido de Carbono Total).

El objetivo es regenerar y conservar un ecosistema de dehesa de gran valor, gracias a un plan de transformación forestal que contempla, junto a la plantación de encinas y alcornoques, la introducción de una especie de transición (Pinus Pinaster) y otras de acompañamiento (encina, espino blanco, cornicabra, fresno, castaño y rebollo…) que tienen como objetivo enriquecer la biodiversidad de la zona.

Con todo ello, además, se intentará generar oportunidades de empleo y mantener los usos tradicionales de ganadería extensiva. Otros aprovechamientos (cinegéticos, recreativos, culturales...) serán importantes también para la población local gracias a un diseño de plantación por fases.

El director global de innovación y sostenibilidad de Iberdrola, Agustín Delgado, ha calificado la iniciativa como una forma de “recuperar nuestros ecosistemas e incluso mejorarlos desde la innovación y la gestión sostenible a largo plazo con grandes proyectos que suman.

En este caso, se van a plantar los árboles en colaboración con la administración, bajo un enfoque único de sostenibilidad y calidad que genera beneficios para las comunidades cercanas, permitiendo de esta forma que sean compatibles con las prácticas propias del monte”.

Carbon2Nature es una empresa participada al 100% por Iberdrola y sigue el compromiso de la energética con un modelo sostenible sustentado por dos objetivos prioritarios: lograr cero emisiones en todos los alcances antes de 2040 y tener un impacto positivo en la biodiversidad para el año 2030.