Arte

Marco Bagnoli

27 febrero, 2000 01:00

Montgolfiera

IVAM. Centro del Carmen. Museo, 2. Valencia. Hasta el 26 de marzo

Desde planteamientos muy plurales, como bien ha puesto de manifiesto el mare mágnum de actuaciones presentadas en el especial de ARCO dedicado a Italia, si algo parece haber caracterizado al arte italiano de las últimas décadas con el surgimiento del fenómeno "transvanguardista", es la pesadez o la ligereza -según se mire- con las que a menudo los artistas italianos han abordado su propia tradición artística, al fragor de la posmodernidad, y solícitos siempre en cuestiones formales. Pendiente también de la carga de la tradición artística italiana, en torno a la que gravita su obra, Marco Bagnoli (Florencia, 1949) presenta una docena de trabajos, representativos de las distintas etapas que distinguen su trayectoria, así como de la diversidad de los motivos que ha tratado a lo largo de su investigación artística.

Situada en la sala gótica del Centro del Carmen, la obra de Marco Bagnoli entabla un interesante diálogo con el contenedor arquitectónico. De entrada, un persistente sonido silencia poco a poco la estridencia con la que se aceleran las obras de las salas contiguas, destinadas al museo del siglo XIX. En el centro, la obra Noli me tangere (1997-1999), consistente en una columna sobre la que se alza una extraña figura, llama poderosamente la atención al proyectar en el suelo una sombra que refleja el perfil apolíneo de la estatuaria clásica. De otra parte, el croar de una rana asoma de un ánfora de alabastro y se aparea con unas resonancias que homenajean a Giuseppe Scali en el gran espejo parabólico de la obra Disegno ARS (1997). Sus ondas expansivas recorren toda la sala posándose en una serie de obras, en las que da cuerpo a sutiles juegos perceptivos, provocados por complejos efectos formales.

Valiéndose de caprichos escenográficos diversos, Marco Bagnoli lleva a sus obras a representar un guión alquímico en el que entran en juego todo tipo de referencias. Arte, ciencia y espiritualidad intervienen en ellas dibujando un bucle que hace girar sentidos interpretativos de procedencias dispares, al hilo del interés que el artista muestra por situar su obra en los límites de la memoria de la cultura occidental.