Juan López
No quiero vender nada, ni me dirijo a todo el mundo. Prefiero una audiencia pequeña
13 marzo, 2008 01:00Juan López. Foto: Sergio Enríquez
Juan López presenta estos días en Madrid su segunda individual en la galería La Fábrica. Dejó de ser promesa hace ya años y hoy es uno de los más interesantes valores del arte joven español con una obra fresca y personal, decididamente única. Durante el montaje de su exposición, cúter en mano, ha hablado con El Cultural
Su trabajo es conocido por su asombrosa frescura. Interviene el espacio público al tiempo que introduce en galerías y centros de arte el ritmo de la calle, desde la jerga juvenil hasta el mensaje publicitario. Si en el ámbito urbano utiliza el lenguaje, distorsionándolo y dándole otro sentido, en el interior utiliza el dibujo, que realiza con cinta adhesiva. Su soporte es el muro y su herramienta el cúter, que maneja con destreza para crear imágenes vibrantes e irónicas. Licenciado en Bellas Artes en Cuenca, lo que le mueve a Juan López no siempre se encuentra en la esfera del arte.
-Cuénteme cómo surge su trabajo en la calle.
-Tendría 16 o 17 años, poco antes de ir a estudiar a Cuenca. Empecé a hacer alguna plantilla, utilizando spray, pequeñas intervenciones con la gente de Maliaño. Eran sólo pequeños detalles…
-¿Había intención artística?
-Era quizá más reivindicativa, más punkie, pero no en un sentido violento o altanero sino más bien desde la ironía y una cierta poesía, siempre muy sutil. No había realmente una intención estética. Eso llegó en Cuenca, en la Facultad de Bellas Artes. Antes de la Facultad mi entorno no era el arte. Era el hardcore, el cómic, prácticas de las que también me nutro ahora.
En torno al lenguaje
-La transformación y la ruptura del lenguaje vienen siendo habituales en su trabajo…
-Es una forma de introducir leves distorsiones en el lenguaje más cotidiano. Extraigo frases del lenguaje coloquial y las reformulo.Tomo extractos pero no desperdicio nada porque todo me sirve. Para la pieza Para tu tara (Centro de Arte Santa Mónica, Barcelona, 2005) corté el vinilo y me di cuenta de que el negativo rezaba "rapa tu rata" así que lo incluí como contrapunto. El trabajo mural me permite tropezarme con matices que siempre se pueden reutilizar.
-¿Hay contenido crítico en su utilización del lenguaje?
-No es tanto crítico como quizá romántico o utópico. Mis trabajos tienen matices publicitarios pero yo no quiero vender nada. Son más bien mensajes de aliento como Ten Fe o No se cuándo ni cuánto pero os querré, aunque yo no me quiero dirigir a todo el mundo. Mi intención es más bien la de hacer un trabajo fino y discreto, dirigido a audiencias pequeñas. Y por eso los sitios que escojo no son especialmente llamativos.
-¿Qué veremos en La Fábrica?
-Es una intervención que continúa una línea iniciada en Austria en la que trabajé con un grupo de música. Me dieron una sala que había sido el antiguo salón de actos de un colegio de monjas. Yo simulé un concierto con vídeo y con dibujo. En Austria escuché muchísima música con grupos haciendo versiones de todo tipo. Conocí a unos músicos con los que hice un Te estoy amando locamente en versión heavy. Les grabé en vídeo interpretando el tema y proyecté la grabación sobre el muro del salón de actos junto con un dibujo de vinilo que hacía las veces de contexto, el público, la grada...
»En La Fábrica hago lo mismo y en su momento querría montar un CD con diferentes conciertos-intervenciones. Se trata de montar un concierto en su contexto. El espacio de La Fábrica te permite eso pues es parecido a un bar, con el espacio central en el piso de abajo, como un "garito" de conciertos. Aquí también deconstruyo una canción para reinterpretarla en un tono radicalmente diferente.
-¿Y el dibujo?
-He simulado un escenario con el nombre de la banda y una empacadora en un lateral. Este tipo de máquina es muy recurrente en mi trabajo, tiene un lado humano, con esos brazos artificiales con los que atrapan y empacan la hierba. El tema que interpreta la banda se llama Periferia, así que hago referencia a un contexto industrial, con la uralita y con tubos de extracción. Y esa idea de periferia guarda mucha relación con la idea de vivir lejos del centro y no sólo en la vida real, también en el arte.
El vértigo de la institución
-¿En qué contexto se siente más cómodo, al abrigo de la institución Arte o en el ámbito urbano?
-Soy consciente de las ventajas e inconvenientes de uno y otro. Mi trabajo "de calle" y el de "sala" siempre han ido paralelos pero en la calle no puedo actuar de una forma tan elaborada como en una sala pues no puedo utilizar proyector y tengo que limitarme a trabajar con gestos más cortos. Son dos formas de hacer muy distintas. Las instituciones y galerías me produce un cierto vértigo, así como todo lo que ello conlleva. Me veo demasiado expuesto.
-¿Se refiere al eco mediático?
-Sí. Entiendo que es bueno para mí, que a la larga necesito vender, que una cosa lleva a la otra, pero me incomoda. Por eso me reconforta trabajar en colaboración, como ahora. Y creo que es bueno para la obra mantener un cierto anonimato, no saber cuánta gente ve tu trabajo como ocurre en la calle. Me gusta que nadie sepa que el trabajo es mío. Así tiene otro tipo de recepción.
-Banksy, el grafitero más conocido del momento, es invisible…
-Me temo que para mí es demasiado tarde… Yo ya soy visible y quiero serlo porque soy un tipo normal. No es el lugar en el que más cómodo me siento pero mi trabajo es muy humano. Y no soy ningún activista.
-Ya ha trabajado en proyectos colectivos con artistas y comisarios importantes. Mi impresión es que, le guste o no, está muy bien instalado en el circuito…
-Sí, es cierto. La verdad es que nunca he dicho ser un artista de la calle. Estoy haciendo muchas exposiciones, doce este año, y soy consciente de que llevo aquí metido desde que a los diecisiete años gané mi primer concurso en Cantabria. No puedo negar que si sigo así acabaré tan profesionalizado como cualquiera de los artistas con los que coincido en estas "grandes" citas. Aunque creo que esto no tiene por qué afectar a mi trabajo, yo ya he asumido mi rol dentro del circuito.