Image: En privado con Renoir

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Arte

En privado con Renoir

Pierre-Auguste Renoir llega al Prado

15 octubre, 2010 02:00

Marie-Thérèse Durand-Ruel cosiendo, 1882

El gran ausente de las colecciones españolas, Pierre-Auguste Renoir llega al Museo del Prado en la primera monográfica dedicada al pintor. Son 31 obras que pocas veces han salido de casa: el Sterling and Francine Clark Art Institute de Massachusetts. Desde allí nos escribe Richard Rand, jefe de conservación del centro y co-comisario, junto con Javier Barón, de la muestra. Con la ayuda de éste último seleccionamos y explicamos las diez joyas de la exposición, que cuenta con el patrocinio de la Fundación BBVA y que permanecerá en el Prado hasta el 6 de febrero. No se la pierdan.

Pierre-Auguste Renoir(1848-1919) ha tenido, durante mucho tiempo, una posición ambigua en la historia del arte. Aunque es conocido como principal exponente del Impresionismo, el cabecilla de aquel grupo de artistas rebeldes e independientes que revolucionaron la pintura en 1870 y 1880, su práctica artística evolucionó radicalmente a lo largo de su larga carrera.

Su distanciamiento del movimiento fue gradual pero decisivo. Sólo participó en cuatro de las ocho muestras que el grupo de pintores organizó entre 1874 y 1886, y sus pinturas pronto empezaron a estar presentes en las exposiciones del Salón oficial parisino. A diferencia de la mayoría de sus compañeros, como Monet, Pissarro y Sisley (todos ellos, además, grandes amigos), Renoir se concentró en la figura humana. Mientras el resto de impresionistas pintaban paisajes al aire libre (la quintaesencia de este movimiento) él centró su mirada en los retratos, en las escenas de género y, sobre todo, en los desnudos femeninos. Las bañistas fueron su sello distintivo, especialmente en las últimas décadas, cuando tenía fijación por las mujeres carnosas, pintadas en colores vivos y pinceladas amplias, colocadas sobre lujosos paisajes imaginarios.

En los albores del siglo XX, fascinado por los temas modernos, su vínculo con el Impresionismo era cada vez más lejano. Un viaje a Italia en 1881 causó una profunda influencia en su manera de pintar, incrementando su deuda con los grandes maestros. Renoir manifestó un enorme interés por los grandes pintores del pasado, que contempló en sus visitas a museos, incluyendo la que hizo en 1892 al Museo del Prado, donde pudo admirar, de manera especial, los espléndidos fondos de Tiziano, Rubens y Velázquez. Paradójicamente, su trabajo se fue convirtiendo en más abstracto y experimental, llegando a ser un referente para una nueva generación de artistas que, entonces, empezaba: Picasso y Matisse. El propio Picasso decía de Renoir que "era la rabia, el artista con el que aprendimos que teníamos que hacer algo más". Así se ganó la etiqueta de ser el vínculo entre tradición y modernidad.

Sterling Clark (1877-1956) adquirió su primer renoir, Joven haciendo punto, en 1916. Durante cuarenta años, Clark y su esposa Francine cultivaron la fascinación por la obra del artista que les llevó a adquirir más de treinta obras y a crear una de las mayores colecciones particulares de Renoir, que constituyen los fondos centrales del Sterling and Francine Clark Art Institute, el museo que fundaron en Williamstown, Massachussets.

Para Sterling Clark, Renoir fue el gran colorista de la era moderna, heredero de la tradición pictórica del color, llegando a afirmar en una ocasión que "Renoir habría pintado igual de bien en tiempos de Tiziano. Él, Degas, el mejor Manet, Corot, etc., son hermanos de Tiziano, Van Dyck, Rubens". Clark habría apreciado como nadie la oportunidad única de contemplar todos sus renoirs expuestos entre la extraordinaria colección del Prado.