Santiago Sierra, Premio Nacional de Artes Plásticas 2010
El jurado destaca "su obra crítica, que reflexiona sobre la estructuras de poder"
4 noviembre, 2010 01:00Una imagen de su obra Los penetrados
Santiago Sierra ha sido galardonado este jueves con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010. El jurado ha decidido por mayoría concederle este galardón "por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas". El premio que concede el Ministerio de Cultura está dotado con 30.000 euros.Nacido en Madrid en 1966, Sierra es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Desde 1995 reside en México, donde amplió su formación en la Escuela de San Carlos de la Universidad Autónoma de México. Ha expuesto en museos, centros de arte y galerías de todo el mundo, como en el Museo Kiasma de Arte Contemporáneo ARS 01 (Helsinki), en el Kunstwerke (Berlín), en la Kunsthaus Bregenz (Austria) o en el PS1 del MOMA (Nueva York). El arte de Sierra, cargado de reivindicaciones sociales y políticas desde sus comienzos, intenta evidenciar lo absurdo de las relaciones de poder establecidas y destacar los problemas que acarrea para la población la economía capitalista. Su producción no se basa en una sola técnica, sino que juega con un amplio espectro de ellas: fotografía, vídeo, música, o elementos cotidianos con los que forma instalaciones que invitan a la reflexión sobre el mundo que nos rodea.
El jurado, presidido por la directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Ángeles Albert, ha estado integrado por Daniel Castillejo, director de ARTIUM, designado por el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC); Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Laura Revuelta, crítica de arte, por la Asociación de Directores de Arte Contemporáneo de España (ADACE); Gloria Moure, crítica de arte, por la Unión de Asociaciones de Artistas Visuales (UAAV); y Francisco Javier San Martín, crítico de arte, por la revista Arte y Parte.
Entrevista de 2009, durante la exposición de su último trabajo en España, Los penetrados
Por Bea Espejo
Sierra: "Mi trabajo nunca llega a ser crítico. La crítica la trae puesta cada uno"
Aunque el trabajo de Santiago Sierra implique siempre el establecimiento contínuo de relaciones interpersonales, éstas no ofrecen nunca una experiencia de empatía. Tampoco en su nueva producción. Mientras ultima los detalles de su nueva presentación en Madrid, nos habla de las claves de su nuevo trabajo.
-¿Cuál ha sido el proceso de este nuevo proyecto?
-La mayor parte de los elementos que utilizo en Los penetrados ya aparecían en trabajos anteriores: la serialidad modular y la combinatoria de raíz minimalista e industrial que veíamos en Ordenación de 12 parapetos prefabricados o la reducción del repertorio cromático como en Contratación y ordenación de 30 trabajadores conforme a su color de piel. Aún de un modo no explícito, vuelvo sobre la economía racial en piezas como Estudio económico de la piel de los caraqueños y de la sexualidad como trabajo, que del modo más claro posible mostré en 10 personas remuneradas para masturbarse. Hay ahora una presencia masiva de individuos aunque no tanto como en 465 personas remuneradas y, en lo documental, vuelvo sobre viejos formatos y ángulos como el retrato de espaldas y el pixelado de Los castigados y 465m2. En este trabajo la producción es, si cabe, más austera que las anteriores. No obstante, la penetración anal masiva de personas contratadas y ordenadas que veremos no tiene precedentes.
-¿Por qué un trabajo como Los penetrados en un contexto como el actual?
-Siempre hay un contexto y un momento actual, es el agua contaminada en que nadamos. Toda obra de arte es producto de su momento y la pregunta debería hacerse a los artistas que pretenden estar por encima de su tiempo esgrimiendo lo innato de su genialidad u otras chorradas al uso. El poder económico y político, que es quien paga, demanda productos culturales que exalten sus virtudes o, cuando menos, que resulten inocuos. Hacer otra cosa es algo de lo que debe darse siempre explicaciones, aunque referirse al contexto es lo más normal del mundo. Nadie pregunta a un artista o a un escritor porqué carajo no deja de sonreir a quien tiene el poder y, si atendemos al contexto, el poder no merece otra cosa que desprecio. El contexto es una pesadilla colectiva guiada por la codicia más peligrosa de todos los tiempos.
Raza, sexo y Barcelona
- ¿Cuál es el mensaje crítico?
-Yo nunca subestimo tanto al público como para mostrarle el camino, así que mi trabajo nunca llega a ser crítico. La crítica la trae puesta de casa cada uno. Mi trabajo sólo plantea un tema de conversación de la manera más seca y contundente posible, con un mínimo de distracciones. Mi trabajo no dice mucho por sí mismo. La idea es que todo lo que esté por decir sea dicho por el espectador.
-La nota de prensa habla de presiones policiales y condicionamientos culturales?
-La población barcelonesa no es multirracial, ésa es una estafa para promocionar el turismo. Hay gente de diversas razas en diversos porcentajes, pero es mayoritariamente blanca y monocultural. Cuando hicimos esta acción en Barcelona, se había empezado a aplicar una multa a las prostitutas que ejercen en la vía pública, así que la policía actuaba como recaudadora de impuestos en medio de la calle. Como las prostitutas no lo llevan escrito en la frente y la catalogación corría al buen criterio de los agentes, tenían aterrorizadas a las extranjeras que andaban por los barrios de inmigrantes y, sobre todo, a las negras. Había muchísima desconfianza por asistir al anuncio o por hablar siquiera con nosotros. Casi no pudimos contar con ellas. Con respecto a los negros activos tampoco hubo problemas, pero con los pasivos fue muy diferente. La población negra masculina de Barcelona es mayoritariamente africana, sobre todo gente de Senegal o de otros lugares donde una persona que consiente ser sodomizada está muy penalizada. Pero el problema fue menor que con las mujeres negras. Los blancos, en su mayoría, pertenecían al ramo audiovisual o eran aficionados. En el caso de las blancas, no completamos diez a la hora de ser penetradas por negros. Nos quedamos en ocho.