Una de las obras que se puede ver (y adquirir) Art Barter.

El dinero no puede comprarlo todo. Y desde luego, no lo que se ofrece en esta subasta. La exposición Art Barter recupera el trueque como método de intercambio, así que hay que echarle imaginación para hacerse con alguna de las obras de la treintena de artistas que participan en ella, desde Miquel Barceló o Javier Mariscal hasta talentos emergentes desconocidos para el público. La gracia está en que la autoría de cada pieza no se conocerá hasta el final, para que los pujadores se dejen llevar por su instinto y no por las directrices del mercado o la crítica especializada. El evento acaba de empezar y ya se ven pujas de todo tipo en el tablón, desde "mi primer flotador, que me salvó de morir ahogado (con manguitos de regalo)" hasta "una semana en una mansión de Ibiza con el servicio incluido". Entre ambos extremos, cualquier cosa que tengamos o sepamos hacer vale: clases de yoga, una cena junto al mar, suscripción vitalicia a los lanzamientos de un sello discográfico, una obra de teatro personalizada o una poesía al día durante un año.

Art Barter se celebra hasta el 25 de junio en el C Arte C (Centro de Arte Complutense), situado en el Museo del Traje de la Ciudad Universitaria de Madrid, y se enmarca en el festival Dcode de música, arte y tendencias. El concepto de llevar el trueque al ámbito de las subastas nació en Reino Unido en 2009, de la mano de las curators Lauren Jones y Alix Janta, y ya se ha llevado a cabo en Londres, Berlín y Nueva York. La idea surgió al inspirarse en algunas tiendas de Londres que ponían una pizarra donde los clientes escribían lo que necesitaban y lo que ofrecían, y en páginas web de trueque como www.freecycle.org. Pero en realidad, este método de intercambio siempre ha estado presente en el mundo del arte, como dice Jones: "Los artistas que al principio no tienen medios recurren al trueque para conseguir los materiales que necesitan para hacer sus obras y Picasso, por ejemplo, cambiaba dibujos en servilletas por comida en los restaurantes".

La joven comisaria ha reconocido que no conocía mucho la escena artística madrileña y española, pero la ayuda de Íñigo Martínez, director de Iguapop Gallery, y dos meses de intenso trabajo han hecho posible la primera edición de Art Barter en España. Martínez ha destacado tres elementos que hacen de este evento algo singular: que une de forma horizontal a 30 artistas entre los que hay nombres destacados y otros desconocidos, que no se revela la autoría de las obras para fomentar el criterio propio del público y que pone el coleccionismo de arte al alcance de cualquiera.

En ediciones anteriores, Tracey Emin, uno de los nombres más conocidos de los YBA (Jóvenes Artistas Británicos), cambió una de sus obras por 30 horas de clases de francés, y el japonés Noriaki Hattori declinó en la edición berlinesa grandes ofertas de vacaciones muy caras y optó por cambiar su obra a un niño de 7 años que le ofreció un coche de juguete.

La artista Ouka Leele, que también participa en Art Barter, se ha mostrado muy entusiasmada con la iniciativa durante la presentación: "Para mí esta experiencia es nueva y muy excitante. Es todo muy misterioso, porque no sé quién es la persona con la que me voy a relacionar para llevar a cabo el intercambio, ni lo que me va a ofrecer". No obstante, la fotógrafa madrileña ha fantaseado con todas las posibilidades: "podría ser un año de clases de baile o un viaje; o una familia en la que el padre me dé clases de francés, el hijo sepa hacer masajes y la madre me haga tartas, o alguien que tenga una huerta ecológica y me regale sus productos durante un año".

Aparte de los ya mencionados, entre los artistas participantes se encuentran también Ángela de la Cruz, Eugenio Merino, Enrique Marty, Eulàlia Valldosera, el alemán Boris Hoppek -responsable de la imagen gráfica del festival Dcode- y otros nuevos creadores. Las próximas citas de Art Barter tendrán lugar en Miami, Londres, Estambul y Tokyo.