Carlos Pazos, camino al arrebato
Poso de batallas
30 septiembre, 2011 02:00En el monte del percance, luna rasgada , 2009
El único vídeo que puede verse en esta individual con que Carlos Pazos (Barcelona, 1949) regresa a Madrid ilustra en qué consiste su trabajo: la melodía de la canción Edelweiss suena en una caja de música con forma de pick-up de plástico y en su girar, la pala que lee el disco pautado parece pasar una y otra vez por encima de un escarabajo ciervo volador hasta destrozarlo. Como él mismo ha afirmado en alguna ocasión, su trabajo "no es evolutivo sino cíclico o circular". En efecto, su obra es la historia de una canción grabada en un disco que da incesablemente vueltas pero que siempre suena levemente distinta debido a los obstáculos que existen en la lectura de los datos que entrega.Pazos recicla esas cosas que acaban en los rastros y contenedores de basura para dar lugar a espacios artísticos. Su estrategia consiste en la acumulación destilada de variaciones a partir de una técnica que puede esencialmente describirse como de collage y escenografía, ya se trate de imágenes planas o de objetos tridimensionales. Los escaparates o falsos habitáculos resultantes (herederos directos de muchas investigaciones surrealistas) buscan crear una ilusión de atracción de feria o de show de magia que transmitan las ondas que conducen a cierto estado de sueño.
Los objetos son rescatados de su antigua utilidad ahora obsoleta y la mirada erotizada y el deseo los convierten en forma pura, en plástica. Reconfigurados, hurgan en la memoria y cambian nuestra manera de concebir la realidad, logrando a menudo crear caminos al arrebato. Tal es la función mediadora del arte. Y el barcelonés es uno de esos artistas refinados que nos quedan.