Han sido 20 días de trabajo intenso en las salas de la ampliación del Prado. Un montaje excepcional para una importante exposición y, en parte, diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el museo madrileño. Y no es sólo por la presencia de obras como El cuadrado negro de Malevich, sino que, como explica Gabriele Finaldi (Londres, 1965), director adjunto de conservación del Prado, "hemos seleccionado un número representativo de piezas, unas 180, que dan idea de la mezcla que se respira en las salas del Hermitage. Hay pinturas, pero también muebles, joyas, trajes, piezas de mármol. Hay dos vasos de malaquita maravillosos, por ejemplo, que recrean a la perfección el ambiente del museo ruso. Visitar la exposición del Prado, será entrar en el Hermitage".
Mucho más que bellas artes
Finaldi, que fue el comisario de la muestra que del Prado viajó a Rusia en febrero y que, en 3 meses, logró récord de visitantes al superar los 600.000, ha trabajado en colaboración con el comisario de ésta, Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage. "El diálogo ha sido fluido y amistoso. Quizá nosotros hemos intervenido más en la selección de bellas artes y ellos en la de arqueología y artes decorativas". También para la instalación de este tipo de objetos es para lo que han necesitado más ayuda, "no estamos acostumbrados a iluminar unos pendientes, por ejemplo", reconoce Finaldi.
En cuanto a las grandes obras, algunas suman al entrar en relación con otras del Prado. "Es el caso del San Sebastián, que no puede estar mejor que con el estupendo conjunto de últimos tizianos del Prado. La Piedad de Veronés, en estrecha relación con los dos entierros de Tiziano que tenemos. O un Caravagio muy cercano al David y Goliat". Y, aunque no se ha podido traer El hijo pródigo de Rembrandt, sí han venido "otras dos grandes pinturas del holandés, La conversación de Matisse, la gran Composición VI de Kandinsky, la Magdalena de Cánova...". Pero quizá lo que más va a llamar la atención del público es la colección de oro arqueológico que no se había visto antes en España, "la parte más íntima del Hermitage".
Tiempo extra para Madrid
Pero hay más novedades en la muestra: El Hermitage en el Prado se queda en Madrid durante cuatro meses y medio y además, la pinacoteca madrileña estrena horario ampliado de lunes a domingo. "No queremos que nadie interesado se pierda esta exposición. Esperamos que haya mucho interés así que le pedimos al Hermitage este tiempo extra", dice.
Cuenta Finaldi que en San Petersburgo se le acercó una mujer llorando de emoción ante las obras del Prado, "no espero que aquí ocurra, pero seguro que habrá una reacción entusiasta", concluye.
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