Aeropuerto de Beijing de Norman Foster



40 expertos y casi 400 fotógrafos. Más de un millar de obras y proyectos de todo el mundo, 237 de los cuales han sido analizados en profundidad. Cuatro volúmenes dedicados a Asia y Pacífico; América; África y Oriente Medio y Europa. Es la arquitectura del mundo a partir de 2005 editada por la Fundación BBVA: Atlas. Arquitecturas del siglo XXI. Un proyecto editorial que, dirigido por Luis Fernández-Galiano (director de Arquitectura Viva y Catedrático de Proyectos en la ETSAM) comenzó en 2007 con Atlas. Arquitectura global circa 2000 y que cierra ahora el círculo con la presentación de la última de las cuatro publicaciones, la dedicada a Europa.



Cada volumen tiene la misma estructura, explica Fernández-Galiano, "musical y rítmica. Con 10 especialistas por cada área geográfica que seleccionan obras y proyectos recientes que dan cuenta de la globalización del sector. En el siglo XX existían movimientos que se imponían sobre las individualidades. Ahora no hay escuelas, sino autores, o mejor dicho, grandes despachos con centenares de empleados". Y, en este sentido, no podía ser más oportuna la presencia de uno de los más grandes, Norman Foster quien se ha sentado en la mesa con el responsable de la colección y Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA. "Sólo hay tres estudios que estén presentes en los cuatro volúmenes, y uno de ellos es el de Foster", añade Fernández-Galiano. Del británico se analizan desde una de las mayores infraestructuras de los últimos tiempos, el aeropuerto de Beijing, hasta una escuela rural en Sierra Leona.



Y ha sido precisamente el continente africano el de más complejo análisis el que mayor dosis de estudio e investigación ha requerido. "Más o menos conocemos los trabajos importantes del resto del mundo pero África era la gran desconocida, era una mancha ciega en nuestra retina. Ha sido además de todo un proyecto pedagógico, hemos aprendido mucho haciéndolo". En África podría destacar Suráfrica, explica el editor, pero el gran fenómeno de la arquitectura mundial es China. "Empezaron importando y formándose en otros países, pero ahora tiene grandes despachos propios", asegura.



Un enfoque global

Pero lo que más descata Foster de la publicación es su enfoque global y su capacidad de poner a los arquitectos en este contexto internacional. Recuerda el arquitecto, que comienza moviéndose en términos económicos, que la arquitectura mueve como industria 125.000 millones de dólares y que emplea a 1.200.000 personas, 400.000 de ellas arquitectos, la mayoría de ellos trabajan en Europa. "Aunque sólo el 0,2 por ciento de los ingresos proceden del viejo continente. El 65 por ciento del mercado proviene de las economías emergentes y China ya ocupa el primer lugar."



La crisis, la burbuja inmobiliaria y el despilfarro no han pasado tampoco desapercibidos para ambos arquitectos. Fernández-Galiano asegura que "aunque es cierto que se han producido casos intolerables de descontrol por parte de clientes y arquitectos, la mayoría de las obras son fruto de una etapa de prosperidad y de optimismo que ha llegado a su fin. Pero no hay que avergonzarse de esas obras, y seguro que en el futuro estaremos orgullosos de ellas, igual que ahora lo estamos de las catedrales, que tampoco hubieran sido posibles en su momento bajo los parámetros del coste/beneficio". Foster pone otro ejemplo: "No hay más que mirar hacia Nueva York. Sus edificios más emblemáticos, el Empire State, el Chrysler o el Rockefeller Center fueron creados en el momento de la Gran Depresión, el período de mayor austeridad".



Más con menos

Se puede hacer más con menos. Esa es la filosofía del británico quien asegura que es en estos momentos de incertidumbre cuando se rompen barreras. Y que la razón de que Londres pierda peso frente a Hong Kong o Beijing no es sólo presupuestaria, "es una actitud mental, de ser capaz de planificar con los fondos disponibles y de tomar decisiones con valentía", y ese es el éxito de muchas de las economías emergentes.



Potencias, las emergentes, que, como queda patente en este Atlas, no siempre coinciden con la posición económica del país. "Países pequeños en cuanto a extensión, son potencias en arquitectura, como el caso de Suiza, Holanda o Finlandia, pero junto a ellos están emergiendo otros -añade Fernández-Galiano-. En América Latina, Chile tiene la mejor arquitectura autóctona, pero también destaca México". Y, aunque la globalización tiene un componente de homogeneización, lo más negativo, también hay una globalización positiva, reflejada en estos cuatro volúmenes: "Las ideas y los arquitectos viajan y entran en contacto con el entorno local en una forma de fertilización cruzada y eso es lo bueno", concluye el editor.



Desde los grandes rascacielos de Asia o del Golfo Pérsico a las escuelas de adobe del África subsahariana. Sin duda esa es la grandeza de la arquitectura global y de esta publicación que nos acerca lo mejor de lo construido en el mundo desde 2005. Imprescindible.