Rosana Antolí: Narcissus n°11, 2012. De la exposición Soy joven. Me aburro (Galería AranaPoveda, Madrid)



Lo emergente se ha convertido en un lugar común en el arte contemporáneo, sin límites claros definidos donde, a menudo, todo cabe. Es un perfil confuso, con un marco de edad que va de los veintitantos a los treinta y tantos, y muchas connotaciones muy simbólicas. El arte joven está ligado a lo que apunta maneras, a la promesa de lo futurible. Pero, ¿qué define esa emergencia? ¿Es una cuestión de edad o de actitud? ¿A qué necesidades responde? Hablamos de ello con Peio Aguirre, Ramón Mateos, Amanda Cuesta, Olga Adelantado y Mateo Maté. El debate aviva alguna que otra cuenta pendiente del sistema del arte español.




Es un término resbaladizo, ambicioso e inquietante. Lo emergente es un gran cajón de sastre, con varios fondos y trasfondos, que en el arte contemporáneo se ha convertido en una categoría como tal, en una marca. Está entre lo amateur y lo profesional, siempre en un intento de, en una inhóspita zona media definida por la expectativa. Ser un joven talento es un valor en sí mismo, y entorno a él se generan no pocas estructuras dentro del mundo del arte, que se convierten, directa o indirectamente, en lanzaderas profesionales. Este mes de diciembre hemos visto algunas de ellas. JustMad, que este 2012 además de su sede habitual en Madrid expandía a Miami, se define como "una feria de arte emergente", igual que Room Art Fair, "la feria de arte joven", apostilla en su nombre, que se instalaba a finales de noviembre en el hotel Praktik Metropol de la Gran Vía madrileña.



Antoni Hervás: Hércules en la Luna, Espai Cultural Caja Madrid, Barcelona (2012)

Hay convocatorias específicas, como Circuitos, convocada cada año por la Comunidad de Madrid, y que estos días presenta su 23ª edición en uno de los espacios clásicos en esa apuesta por lo novel, la Sala de Arte Joven, que no sólo apuesta por artistas jóvenes. Se busca es la convocatoria para comisarios que hace unas semanas hizo pública la propuesta ganadora para 2013, Hacer en lo cotidiano, de Beatriz Alonso (Madrid, 1981), la mitad de nowwwh, que hace unos meses debatían en El Cultural sobre el futuro del comisariado. No es la primera vez que vemos su trabajo como joven comisaria en Madrid. Junto a Victoria Gil-Delgado, ganó uno de los premios Inéditos en 2009, de Obra Social Caja Madrid. Entre los premios está Injuve para la Creación Joven, que también vemos ahora en el edificio de Tabacalera, en Madrid. Y hay más como los Gure Arte de la Sala Rekalde, por poner sólo un ejemplo. Y están las galerías. Las hay también con un perfil joven centradas en representar artistas de su quinta, y coleccionistas que compran en ellas ese arte de su generación...



Emerger de terreno sumergido

Ser emergente vende, pero ¿qué pros y contras tiene? ¿Qué nivel de precariedad esconde? ¿Cuánto dura esa fase de emergencia? ¿Y luego qué? ¿Qué opciones profesionales hay superados los treinta y tantos? ¿Es lo mismo joven que emergente? "Ni todo lo joven es emergente ni todo lo emergente es necesariamente joven", dice Amanda Cuesta (Barcelona, 1974). La crítica, comisaria y editoria independiente ha sido la encargada, este 2012, de ciclo de intervenciones en el Espacio Cultural Caja Madrid, uno de los referentes en Barcelona para como espacio puente donde desarrollar proyectos que acaba de anunciar su cierre. "Más allá de la habitual confusión -explica- podríamos definir la emergencia como aquello que, partiendo de una situación sumergida, pugna por hacerse visible: una suerte de flujo de prácticas, ideas y actitudes que tiende a la institucionalización. La emergencia debe contener, ante todo, la promesa de llevar el paradigma artístico un poco más allá. Es esa promesa lo que la "institución arte" busca más fervientemente".



Desde 2008 Amanda Cuesta gestiona, junto al también comisario David Armengol, el Concurso de Artes Visuales. Premio Miquel Casablancas, una convocatoria pública especialmente enfocada al circuito artístico emergente. Es una de las referentes en Barcelona, junto a las convocatorias del Centre Cívic Can Felipa o las de la Sala de Art Jove. También en Barcelona, diciembre es un mes donde se acumulan los eventos de arte joven. Justo hace unos días se inauguran también exposiciones en La Capella y Homesessions. Hace algo más de un año, nacía, además, Oficina 36, un despacho para la gestión de obra y representación de artistas emergentes residentes en Barcelona dirigido por Daniel Gasol. Precisamente, el pasado mes de marzo llevaron a cabo un análisis del panorama emergente, analizando qué estructuras son las que legitiman eso de ser un artista joven.



Mi primera galería

Una de ellas es la galería. Luis Adelantado, de Valencia, lo hace desde 1998 con la Convocatoria Internacional de Jóvenes Artistas. Este 2012 ha cumplido 14 ediciones y para la siguiente ha conseguido el apoyo de una empresa privada, FRANC VILA, que quiere apoyar el evento adquiriendo obras para su colección de arte. En estos años, han sido seleccionados 280 artistas; algunos se han convertido en parte de la galería, como Rubén Guerrero, Diego Bianchi o Morten Slettemeas; otros, con carreras ahora asentadas, han pasado también por allí: Carles Congost, Secundino Hernández, Santiago Ydáñez, Albert Corbí... "Para nosotros la convocatoria con los años se ha convertido en el eje vertebral de la galería, porque apoyar a un artista desde sus comienzos es lo más enriquecedor y gratificante de esta profesión. Muchos de ellos han comenzado a "emerger" en la galería", explica Olga Adelantado (Valencia, 1970), durante años artista (también emergente) y desde este año directora de la galería.



Dice que hablar de arte emergente es hablar de España: "Parece que nunca conseguimos salir de ese epígrafe. Yo siento que la edad no es la medida que define esa emergencia sino más bien la trayectoria, el tiempo que se lleva desarrollando una carrera artística. El siguiente paso sería lo que en inglés se llama mid career artist, tras años demostrando la solidez y "resistencia" en sus planteamientos. Si el trabajo del artista es también apoyado y participa en el contexto internacional, se puede considerar que "progresa adecuadamente" para pasar a ese nuevo estadio. El problema es que a veces el tiempo pasa muy rápido sin que haya un posicionamiento o progresión clara, por lo que se sigue llamando emergente a artistas que superan esos años de trabajo que se plantean como lógicos para asentar un discursos personal. Es como un embudo, el principio es excitante y lleno de posibilidades pero el camino se estrecha dramáticamente y no todos pueden pasar al siguiente nivel", añade.



El "flash" de lo nuevo

Conseguir una galería cuando un artista empieza se convierte en una prioridad, aunque Mateo Maté (Madrid, 1964), relativiza es fiebre de convertirse en fichaje estrella. "Entiendo perfectamente el ansia de encontrar rápidamente una galería y de hacerse un hueco en el mercado, pero un artista es artista independientemente de si tiene o no galería, venda o no. A lo largo de una trayectoria muchas veces una galería es una atadura", dice. Tras años sin galería, trabaja ahora con Marta Cervera, y estos días le vemos exponer en Juegos reunidos, en Espacio Trapézio, otros que se llama a sí mismo como "centro cultural de arte emergente". Lo hace junto a algunos artistas españoles nacidos en los ochenta: Kiko Pérez (Vigo, 1982), Esther Achaerandio (Madrid, 1982), Jonathan Notario (León, 1981), Daniel Cerrejón (Madrid, 1980)...



Vista de la exposición Juegos reunidos en Espacio Trapézio

Por su trayectoria y su experiencia como profesor de bellas artes, sabe bien los peligros que conlleva ese "flash" de la novedad. "En la lógica actual del mercado del arte, centrado en 'lo nuevo' infinidad de "artistas" son "descubiertos" todos los años y lanzados al estrellato en numerosas exposiciones. Durante un par de años parecen alcanzar las estrellas apareciendo en exposiciones y medios, incluso muchos llegan a creer que son artistas. En poco tiempo son abandonados por los mismos que los apoyaron y sustituidos por otros. Muy pocos consiguen abrirse un hueco comercial o un lenguaje que se mantenga en la memoria. Lo importante es hacerte un hueco conceptual, desarrollar un trabajo muy personal, fuerte y coherente. Si tenemos en cuenta que en España no se han apoyado las llamadas 'medias' o 'largas' carreras de los artistas tenemos el cocktail perfecto para que generaciones enteras de jóvenes artistas estén desaparecidas", explica.



¿Emergente igual a precario?

De acuerdo con él está el también artista Ramón Mateos (Madrid, 1968), fundador y componente de El Perro hasta su disolución en 2006. Hace apenas unos días, presentaba, como comisario, el segundo ciclo de VideoCity, en el CentroCentro de Madrid, dentro del proyecto Estación Vídeo. "La elasticidad de lo emergente -explica-tiene que ver con la precariedad. En un entorno altamente profesionalizado lo emergente estaría relacionado con la aparición de nuevos modelos en el límite de una fase de aprendizaje. En España la creación contemporánea no ha llegado a una fase de desarrollo suficiente para emanciparse con claridad. Si bien es cierto que en los últimos 15 años ha habido enormes avances, lo cierto es que ahora vemos que seguimos sin unas estructuras estables, independientes y sostenibles".



¿Hasta dónde puede estirarse, pues, lo emergente? "En nuestro entorno -añade Ramón Mateos- un artista deja de ser emergente cuando pasa al olvido o tiene tantos años que ya da un poco de vergüenza referirse a él como alguien que está emergiendo. La falta de un medio realmente profesionalizado ha provocado que lo emergente se haya estirado hasta desvirtuarse. La categorización de lo emergente tampoco ha estado, ni está, exenta de un valor consensuado y positivo y esto, que a priori no está ni bien ni mal, ha favorecido una híper abundancia del fenómeno emergente despojado de reflexión, evidenciando que, de algún modo, todo el medio, el del arte contemporáneo, es en sí mismo emergente. Debemos buscar nuevos modelos y tratar de entender cómo hemos podido pasar de lo emergente a la emergencia".



Superar la situación precaria de la emergencia, añade Amanda Cuesta, "implica ganarse muchos apoyos y generar no pocas expectativas, mientras que la profesionalización pasa por satisfacerlas a diario, lo que no resulta sencillo. Pero a mi modo de ver, la dignidad de lo emergente siempre reside en esa capacidad propositiva, en enfrentarse sin tapujos a la tentativa".



Efecto boomerang

Cualquier pregunta lanzada sobre esa idea de lo emergente, regresa de vuelta con efecto boomerang. Es un eterno tema de moda cuyo debate parece encerrado en un circuito cerrado. "La cuestión del arte emergente en España resulta tan recurrente como la falta de representación del arte español en el concierto internacional. Ambas funcionan en la misma dirección dentro del debate, y ambas son efectos de un discurso que se reproduce a sí mismo desde el momento de su enunciación. Podemos denominarlos como paradigmas nacionales", explica el crítico de arte y comisario Peio Aguirre (Elorrio, 1972), autor del blog crítica y metacomentario, y autor de varios análisis de la creación de los nuevos artistas vascos. El próximo 19 de enero, comisaría la vitrina del MUSAC con la artista y arquitecto Apolonija Sustersic. "La categoría de emergente es sinónimo de actualidad y, como tal, está sujeta a las cortapisas de la moda y en convivencia de los medios de comunicación y algunos programas de ayudas de carácter publico, algunos de los cuales se encuentran en fase de retirada en la actual situación económica. Para cualquier productor cultural y artista, el estar de moda puede ser una ventaja momentánea o suponer una losa de cara al futuro inmediato. A esto hay que sumarle el estiramiento o lifting de "lo joven" hasta edades que harían palidecer a la generación de nuestros padres".