Image: La bienal más pequeña del mundo, en un pueblo del Ampurdán

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Arte

La bienal más pequeña del mundo, en un pueblo del Ampurdán

Comisariada por Carolina Grau y Mario Flecha, la Bienal de Jafre celebra su sexta edición con artistas como Julião Sarmento y Perejaume

9 agosto, 2013 02:00

Cuando los buitres se vuelven vampiros. Intervención de Tamara Stuby en la VI Bienal de Jafre.

Es la bienal de arte más pequeña del mundo. O eso dicen sus organizadores. Desde luego, hay poco lugar para la duda: se celebra en Jafre, un pueblo de 300 habitantes del Bajo Ampurdán y dura dos días.

La Bienal de Jafre comenzó hace una década y ya va por su sexta edición, que se celebra este fin de semana en la localidad catalana. Por este insólito y privilegiado marco han pasado -algunos físicamente, otros a distancia- artistas nacionales e internacionales como Martin Creed, Antoni Muntadas, Francis Alÿs, Dora García, Antoni Miralda, Carla Filipe, Pedro Cabrita Reis, David Bestué & Marc Vives, Breda Beban o Patricia Esquivias. La mayoría de los trabajos son instalaciones, intervenciones y performances en las casas y calles del pueblo. En definitiva, obras de carácter gestual y efímero. El objetivo de sus organizadores, el escritor y ex galerista Mario Flecha y la comisaria independiente Carolina Grau, es "explorar las nuevas tendencias artísticas fuera de los espacios urbanos e integrar la comunidad semirural al discurso global" del arte.

Este año, el lema de la bienal es Escampar els fems, que significa literalmente "esparcir el estiércol". Es una expresión muy utilizada en el ámbito rural catalán y tiene dos connotaciones: "Por una parte, hacemos referencia a toda la porquería social y económica que ha sacado a la luz la crisis, pero también es un mensaje de esperanza, porque la frase se utiliza también cuando se habla de abonar el campo, de transformar la tierra seca en superficie productiva".

En esta edición participan los portugueses Julião Sarmento y Mauro Cerqueira, el barcelonés Perejaume, las londinenses Ruth Proctor, Bea Turner y Charlotte Ginsborg (no confundir con la Gainsbourg), la serbia Ana Cavic, afincada en Londres; la marroquí Salma Cheddadi, que vive y trabaja en París; Toni Crabb, de Zimbabue, residente en Barcelona; Julia Mariscal, también de Barcelona; Daniel Steegmann Mangrané, catalán afincado en Rio de Janeiro; Ryan Rivadeneyra, nacido en Miami y residente en Barcelona; y la neoyorquina Tamara Stuby, que vive en Buenos Aires.


Secretos y Recetas de las abuelas de Jafre, intervención de Antoni Miralda en la Bienal de Jafre de 2007.

La idea de hacer una bienal en un sitio así fue de Mario Flecha, que vive desde hace 35 años en Londres, donde tuvo una galería que cerró en 1991 por "falta de visión comercial". De ella salieron artistas hoy reconocidos a nivel mundial como Mona Hatoum, explica Flecha. El caso es que, por una carambola, acabó comprándose en Jafre una casa "prácticamente en ruinas" que hoy sigue reformando poco a poco. Tras organizar algunas reuniones con amigos del mundo del arte, se le ocurrió hacer allí un evento artístico tan efímero como una noche de verano, -con fiesta y resaca incluida-.

Lo de llamarlo bienal fue una ironía, por supuesto, un chiste. "Por aquella época esa palabra sólo se podría asociar con Venecia, Sao Paulo... No nos podíamos imaginar entonces que el evento se convertiría realmente en una bienal". Pero la cosa se fue poniendo seria y así fue: 2003, 2005, 2007, 2009, 2011 y ahora 2013. El evento ha crecido de forma "orgánica, sin forzar las cosas", asegura la comisaria Carolina Grau, aumentando la duración de la cita a dos días, ganando el favor del ayuntamiento e involucrando a los vecinos de Jafre.

¿Cómo se convence a un artista tan mediático como Martin Creed para que participe en un evento así? "Coges y le escribes", bromea Grau, a quien no le faltan contactos debido a su labor como comisaria independiente.

Hablando en serio, "a los artistas les suele gustar la idea porque para ellos es toda una experiencia, nunca han participado en algo semejante y son muy generosos con nosotros".

Una experiencia que algunos aprovechan al máximo, como Ryan Rivadeneyra. Hace unos días, este artista descendió de noche por el Ter, que pasa cerca del pueblo, en una barca hinchable que acabó pinchando e inmortalizó, en unas fotos en las que apenas se ve nada y que exhibirá en esta bienal, el miedo que sintió al acometer su alocada empresa completamente a oscuras. Muy elocuentemente, ha titulado su obra No sabíamos lo que teníamos justo delante hasta que lo teníamos justo delante.


Fotograma de Sweet Viking, de Salma Cheddadi.

Otros ejemplos de lo que se podrá ver en Jafre este fin de semana son el vídeo de Salma Cheddadi Sweet Viking (Dulce vikinga), en el que la cantante islandesa Jara cruza Islandia para visitar a su padre enfermo, o el trabajo de Daniel Steegmann Mangrané titulado Cirque de Relations (Circo de relaciones), compuesto por un tractor, un objeto muy común en los paisajes rurales, como el núcleo de una constelación móvil de posibles relaciones. O la performance de Ana Cavic en la que la artista comerá flores hasta vomitar.


Cirque de Relations, de Daniel Steegmann Mangrané.

Lugareños involucrados

Los habitantes de Jafre han pasado del "¿quiénes son estos forasteros raros?" de la primera edición a participar activamente en una bienal que ha ido creciendo en duración, cantidad y calidad y ya es tradición que el domingo se sienten a la misma mesa los artistas invitados y los lugareños para compartir una enorme paella. Este año, por ejemplo, será indispensable su participación para llevar a cabo una performance que lleva la firma del portugués Julião Sarmento, y que consiste en pintarle los labios a todas las mujeres del pueblo con un color específico de carmín elegido por el artista. La responsabilidad de My Red Card Project recae en la comisaria, que recibió un paquete con el pintalabios 080 de la marca Catrice y las instrucciones del artista y ha tenido que ir de puerta en puerta, cual vendedora de Avon, explicando a las señoras quién es Sarmento y qué pretende con su peculiar acción.

Otro artista, Ignasi Aballí, paseando por el pueblo, decidió en una de las ediciones anteriores comisariar una exposición que cuestionaba los límites del arte al estar protagonizada por las pertenencias de los jafrenses. Así, exhibió desde una bandeja procedente de la India a un cuadro creado por una señora en un curso de pintura.

La peculiaridad de un evento tan sui géneris como la Bienal de Jafre propicia el contacto entre artistas de ámbitos y generaciones dispares, explica Grau: "El otro día subí al pueblo y llevaba en el coche a Perejaume (1957) y Julia Mariscal (1981), que no se conocían. Seguro que al final del día cada uno se metió en Internet para saber más acerca del trabajo del otro".