Shigeru Ban. Foto: Antonio Moreno

El arquitecto japonés Shigeru Ban, nacido en Tokio hace 56 años, ha sido reconocido por el Premio Pritzker 2014, el considerado como el Nobel de la arquitectura. "Es un arquitecto excepcional que, durante veinte años, ha estado respondiendo con creatividad y diseño de alta calidad a situaciones extremas causadas por desastres naturales devastadores", ha subrayado el jurado. El galardonado en esta ocasión, que abrió su primer estudio en Tokio en 1985, ha considerado un "gran honor" el reconocimiento, que ve como un estímulo para seguir en la misma línea de trabajo. Y esta línea, según el jurado, es una arquitectura que mezcla "un excelente diseño" con una respuesta "a los apremiantes problemas".



"Su sentido de la responsabilidad y la acción positiva para crear una arquitectura de calidad para atender las necesidades de la sociedad, junto con su enfoque original de estos desafíos humanitarios, hacen del ganador de este año un profesional ejemplar", ha destacado el jurado a la hora de reconocer su labor. Durante más de veinte años, Ban ha viajado a escenarios de desastres naturales para trabajar con los ciudadanos locales, voluntarios y estudiantes para diseñar y construir a bajo coste desde refugios hasta edificios comunitarios para las víctimas del desastre.





Cardboard Cathedral de Shigeru Ban construída en Christchurch, Nueva Zelanda.



"Recibir este premio es un gran honor, y con él, tengo que tener cuidado. Tengo que seguir escuchando a la gente para la que trabajo, en mis comisiones residenciales privadas y en mi trabajo de auxilio en desastres. Veo este premio como un estímulo para seguir haciendo lo que estoy haciendo. No para cambiarlo sino para crecer", ha asegurado Ban, que recibirá el galardón durante una ceremonia que tendrá lugar el próximo 13 de junio en Amsterdam.



Desde la fundación de su primera oficina en Tokio en 1985 y el posterior despliegue a Nueva York y París, Ban -séptimo arquitecto japonés en lograr este reconocimiento- ha llevado a cabo proyectos que van desde casas experimentales hasta museos, pabellones de exposiciones, sala de conferencias y salas de conciertos, así como edificios de oficinas. Y si algo caracteriza sus trabajos son sus innovaciones estructurales y el uso creativo de materiales no convencionales como el bambú, la tela o materiales compuestos de fibra y plástico papel reciclado.





Pabellón de Japón en la Exposición Universal de Hanover, Expo 2000.



Nombrado en 1995 consultor por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) y responsable de la ONG VAN (Voluntary Architects Network) especializada en viviendas temporales para habitantes en zonas de desastre, es el creador de las Paper Log House de Turquía, a base de cilindros de cartón. Su cooperación, iniciada tras el terremoto de Kobe en Japón, ha quedado patente más recientemente en la creación de refugios para miles de damnificados por el terremoto y el devastador tsunami que asoló la costa del océano Pacífico en Japón, el pasado 11 de marzo de 2011.



El arquitecto social

A Shigeru Ban se le reconoce por sus construcciones sencillas con materiales humildes como el cartón y su labor humanitaria en situaciones de emergencia. Como arquitecto no intenta minimizar el resultado sino el procedimiento. Él mismo se define como un hombre modesto, que odia el desperdicio y que por ello utiliza lo que está disponible en cada lugar.



El pasado año visitó Madrid con motivo de la construcción en el campus de IE University de un pabellón temporal, edificado con más de 173 tubos de papel unidos por juntas de madera que descansan sobre columnas de papel. Entonces había recibido el Premio Pritzker el también japonés Toyo Ito y al ser preguntado sobre la posibilidad de que él fuera el siguiente consideró que este galardón no le iba a llegar tan pronto pues era necesario "alcanzar el máximo nivel en la profesión".



Su implicación social y los materiales que utiliza para la construcción le han convertido en uno de los arquitectos más singulares de los últimos años y es para la revista Times uno de los personajes de más actualidad del mundo. No le gustan los detalles sofisticados ni le interesa el uso superficial de un material. Para él, lo importante es la investigación de las características propias de ese material para descubrir otras posibilidades en su utilización. Ban empezó a usar papel reciclado en sus construcciones en 1986, al ver que era de bajo coste y con la idea de demostrar que los materiales débiles tienen una vida más duradera.



Además, el galardonado ha defendido durante su intensa trayectoria que las personas que viven en construcciones temporalmente "no quieran salir de ellas". Para Ban, la arquitectura debe contribuir a mejorar la sociedad, pese a que tradicionalmente los arquitectos trabajan para "enseñar el poder y el dinero de la gente privilegiada a través de sus construcciones", manifestó durante una entrevista con Efe hace unos años, en la que aseguró: "eso no era lo que yo realmente quería hacer, así que tuve que buscar mi propio equilibrio".



En 1995 llevó su filosofía y su modo de hacer a Ruanda. Al enterarse de las míseras condiciones de los desplazados en este país ofreció una ayuda que se materializó en refugios y viviendas, con materiales extraordinarios, especialmente cartón, material que volvió a usar en Japón tras el terremoto de Kobe, donde no solo construyó viviendas en una semana sino que enseñó a los ciudadanos a hacerlas. Con cajas de cerveza llenas de arena, sobre las que se levantaban las paredes de papel, formadas por tubos de 108 milímetros de diámetro y 4 milímetros de grosor, y un tejado en lona con un sistema sencillo de movilidad, las cabañas no sólo eran estéticamente bonitas, sino también fáciles de transportar almacenar y reciclar.



Ban, que para ganar tiempo en situaciones de emergencia creó una ONG, sorprendió también en Christchurch, Nueva Zelanda, ciudad duramente golpeada por un devastador terremoto, donde construyó una increíble catedral con estructura de cartón, en forma de triángulo y resistente al agua, el fuego y los terremotos. "La fortaleza de un edificio no tiene nada que ver con el material. Los edificios de hormigón se caen con los terremotos, pero no los de papel", defiende Ban, cuya iglesia de cartón en Taiwán, construida tras el seísmo de Japón en Kobe, continúa en uso después de más de 20 años. En la otra mitad de su tiempo, la que no se ocupa de ayudar en situaciones de emergencia, Ban construye grandes edificios como la sucursal del Centro Pompidou en Metz, ciudad situada en el norte de Francia. El rompedor diseño de Ban suscitó algunas reservas y algunos lo llamaron "la casa de los pitufos" al entender que guardaba cierta semejanza con una seta monumental.





Centro Pompidou de Metz (Francia).



Cuando se le pregunta por la perdurabilidad de los materiales que utiliza, defiende que la duración de un edificio no tiene que ver con la fortaleza de los materiales con que está construido y que en ella influye el hecho de que tirar un edificio sea económicamente rentable. Confiesa que hace lo que le interesa, defiende a los arquitectos que buscan retos, no se considera un arquitecto estrella y lamenta no ser profeta en su tierra al ser escasos los proyectos que le solicitan desde Japón.