Vista de la sala en el Museo de Santa Cruz de Toledo
Toledo inaugura la segunda gran exposición del Año Greco. Se abre al público en el Museo de Santa Cruz la exposición El Greco: Arte y oficio que sumerge al espectador en la realidad del taller del artista ofreciendo una imagen más real del pintor
"Lo que puede ver el público es una mirada real de El Greco, el que sabe hacer certeras creaciones iconográficas para la espiritualidad de la época y sabe adaptarlas a públicos diferentes", explica Leticia Ruiz, comisaria de la exposición. Se acerca la figura y persona del pintor de una manera cercana y pedagógica haciendo que el público pueda fluir por un mundo tan complejo como es el artista adaptándose a un mercado local y a la ciudad de Toledo. "Es diferente a las demás pero se complementa con todas ellas", cuenta Ruiz.
A la izquierda Cabeza de Cristo, y a la derecha Magdalena penitente
El artista sacó lo mejor de las escuelas veneciana y romana adoptando características que innovarían su pintura, convirtiéndolas en únicas. Las 92 piezas que contiene la muestra se divide en cuatro apartados, distribuidos en los cuatro brazos del Museo Santa Cruz que se complementan entre sí. Cabezas de Cristo que viajan desde Praga y desde San Sebastián y Magdalenas penitentes que rivalizan en colores complicados llenarán las paredes de la pinacoteca revelando la verdadera personalidad de su autor.El primer apartado, De la mano de El Greco, enseña las diferentes etapas por las que pasó. Un paseo por su arte y oficio que comienza en Creta con iconos bizantinos, continúa en Venecia cuando sucumbe al color y se adentra en los lienzos y en los óleos, los cuales abandonaría hasta su llegada a Toledo, sigue con el Renacimiento italiano y su aportación a la repetición de composiciones y modelos hasta culminar en España la construcción pictórica que se convirtió en seña de identidad. "Hay obras maestras, entre las cuales se han incluido cuatro dibujos que van a ser vistos por primera vez en España. Combina la Anunciación de El Prado con el Éxtasis de San Francisco", continúa la comisaria.
Le sigue el bloque Invención e interpretación, donde a través de las composiciones más conocidas "el espectador se enfrenta a la complejidad del taller". En el mismo se llevaban a cabo las creaciones de El Greco así como las versiones, escalas y derivaciones de sus piezas, en las que él mismo participaba. De aquí el espectador se adentra en el tercer brazo del museo y en el tercer eje de la exposición, Apóstoles y apostolados, capitaneados por el Pentecostés de El Prado. "Este es realmente el leit motiv de la muestra", apunta Ruiz. Y es que en Toledo había una gran tradición en la representación de los apóstoles, algo que se vio fortalecido con el Concilio de Trento. Por primera vez se pueden ver cuatro de ellos juntos. "Se confrontan el de Oviedo y el de Almadrones, disperso después de la Guerra Civil", amplía.
Vista de la sala
Y es que todos los artistas del Renacimiento tenían su lugar de producción. Ese sitio que se convierte en un elemento característico de cada creador. Un lugar en el moler los pigmentos, crear el barniz, proceder a las réplicas de las obras y su consiguiente divulgación. Ese espacio donde el creador se adentra en su interior, hace bocetos, pasa horas pensando en la composición. El espacio donde se sentirse libre y sacar su virtud. El taller, ese lugar que se convierte en seña de identidad. Así, El Greco más real.
Entre el cielo y la tierra. Doce miradas al Greco cuatrocientos años después
Luis Gordillo: Sagrado corazón de Jesús en Vos confío, 1992
Paralelamente se inaugura este martes en la Academia de Bellas Artes de San Fernando la exposición que muestra que el Greco sigue vigente, que es un artista de hoy. El objetivo de esta muestra se basa en explorar el lugar en el que se sitúa la influencia del Greco en doce artistas actuales, y que son auténticos testigos de la vigencia de su arte en la creación contemporánea.El Cuarto Centenario quiere mostrar al público la importancia que tiene el arte de El Greco en el panorama artístico actual. "Pocos artistas clásicos han influido de forma tan intensa en el arte producido en las últimas décadas", asegura Isabel Durán, comisaria de la muestra. "Probablemente sólo Velázquez, Goya y el Greco permanecen con una presencia y un aliento más plenos en lo que llamamos arte contemporáneo".