Trabajadores del IVAM pegan en la cristalera el cartel que simboliza el cambio: En Tránsito

Hoy empieza una nueva etapa para el Instituto Valenciano de Arte Moderno. Más conocido por sus siglas como el IVAM, el museo, inaugurado hace ahora 25 años, pasó de ser uno de los más aplaudidos (nació cuando España era un erial en esto de los museos de arte contemporáneo) a uno de los más denostados (las constantes injerencias políticas y la polémica gestión de Consuelo Císcar han hecho mella en el museo). Y hoy, también, todas las miradas están puestas en José Miguel Cortés, nuevo responsable del centro desde el pasado mes de septiembre (su predecesora dimitió en mayo alegando problemas de salud) y líder natural de la reforma.



La llegada de Cortés al Instituto Valenciano de Arte Moderno ha supuesto un soplo de aire fresco para el mundo del arte local. Era el primero en estos 25 años de historia en ser elegido por concurso público y en base a un proyecto. La era Císcar es ya cosa del pasado y desde el museo se trabaja deprisa para volver a colocar al centro, el mismo que fuera referente artístico tras su fundación, en el pelotón de cabeza de los museos españoles.



"El museo nació en un momento muy importante -explica el director- y se hizo una apuesta fuerte por la obra de Julio González que, desde entonces, ha marcado la trayectoria del centro". Luego vino la colección de la primera mitad del siglo XX que acabó de dotar al IVAM de una personalidad propia. Y llegaron otros museos y muchos centros de arte: "se creció en número pero no en personalidad", explica. "No quiero hacer del IVAM un museo más sino que adquiera una personalidad específica que hay que resaltar. Que si la gente quiere ver la estación geométrica de los 70, los fotomontajes de principios del siglo XX o la colección de arte pop tenga que venir a Valencia. No podemos dedicarnos a todo sin ser maestros en nada".



José Miguel Cortés se incorporó al IVAM en septiembre del pasado año

Así las cosas, En Tránsito, la exposición que hoy se presenta, marca el inicio de un nuevo ciclo para el IVAM. El museo arranca el año 2015 con una propuesta que, no sólo pretende describir una situación -la del tránsito entre un director y otro, entre una política y otra, entre una manera de concebir su existencia y otra-, sino que pone el foco en el proceso que conduce a la renovación. Una exposición compuesta por 57 piezas, todas ellas pertenecientes a la colección del IVAM. Más de medio centenar de fotografías, dibujos, cuadros, esculturas, instalaciones y vídeos subdivididos en tres bloques temáticos: Buceando entre los escombros, Mutaciones y Cartografías/Identidades fluidas.



Y por los nombres y obras que vamos viendo en un primer paseo por las salas del edificio -inaugurado en 1989 y obra de los arquitectos valencianos Emilio Giménez y Carlos Salvadores- ya se percibe el tono de lo que va a ser el IVAM a partir de ahora. Hay artistas españoles, por supuesto, y valencianos, sí, pero hay muchos internacionales. "Claro que la responsabilidad de un museo es dar visibilidad a nuestros artistas, sí, pero hay muchos caminos para difundir el arte que se realiza en España. Uno de ellos es ponerlos en contexto". Y para que quede claro, un ejemplo: "En Tránsito rescata la obra de la escultora Ángeles Marcos cuyas piezas ganan al situarlas cerca de Gilberto Zorio o Bruce Nauman. Así, las obras se enfrentan de tú a tú, se subraya la significación y la calidad de su obra".



No pensemos tampoco que por ser una exposición de colección es una exposición ya vista. Hay obras en esta muestra que jamás se había montado y otras que se habían visto en contadas ocasiones. Explica Cortés, por ejemplo, cómo la circunferencia de acero corten de 5 metros de diámetro de Richard Serra se había mostrado en alguna ocasión pero nunca incrustada que es como debe de contemplarse y como se ha colocado en la explanada de entrada al IVAM. O cómo Los Zorios, de Gilberto Zorio, solo se había visto una vez en el Centro del Carmen. Y señala también esta pieza de 1993 de Serge Spitzer, En Tránsito, que da nombre a la muestra, y que parece creada para la ocasión: una cinta transportadora de 18 metros de largo que comunica el hall con la explanada, "que conecta el interior del centro con la ciudad, que coge la vida cotidiana, lo bueno y lo malo, y lo mete en el museo de donde sale reforzada y retroalimenta a la sociedad. Es una metáfora perfecta", dice el director.



La gran pieza de Richard Serra (1970) se expone por primera vez incrustada en la explanada del IVAM

Y habrá también españoles en las exposiciones temporales. Artistas de media carrera de artistas como Francesc Ruiz o Rogelio López Cuenca a los que veremos este año intervenir en el IVAM. "No van a ser exposiciones antológicas porque son artistas vivos con gran actividad, ni tampoco exposiciones que puedan montar en una galería comercial. Serán intervenciones específicas en salas no convencionales, que vinculen el arte con la ciudad y con el ciudadano". Así, Francesc Ruiz está trabajando en torno al dibujante de cómic valenciano Daniel Torres y López Cuenca hará un mapa específico de Valencia como los que ya le hemos visto de otras ciudades, nos adelanta. Hay muchos caminos para difundir el arte que se realiza en España, insiste.



Debatir en el Mediterráneo

Dotar de personalidad al museo, poner en contexto el arte local y español... Nos falta la tercera pata: el territorio. "El IVAM tiene que ser muy consciente de la zona geográfica en la que se ubica. Valencia es una ciudad que vive en el Mediterráneo en una época convulsa, no es lo mismo vivir en Valencia que vivir en Londres, desde la temperatura a la política, y hay que dotarla de significación. Me interesa mucho trabajar con esta idea de Mediterráneo, hay 22 países abocados al Mediterráneo, trabajar en este tipo de temas es enriquecer los discursos que se generan en España".



No tiene sentido trabajar con Latinoamérica si es el discurso del Reina Sofía, hay que buscar otras cuestiones y Cortés quiere que vengan aquí a discutir si existe el Mediterráneo como entidad cultural y qué características tiene, qué aporta, cuál es nuestra relación con Grecia, Italia, Israel, Túnez y de qué manera se concreta en el mundo del arte y del pensamiento. "A principios del siglo XX había una visión mítica del Mediterráneo, de esa idea de Sorolla o Pinazo, hemos pasado a una visión conflictiva, de frontera, de debate, de penuria…", añade.



Vista de una de las salas de En Tránsito

Y así, y con 6 millones de euros de presupuesto para 2015, se enfrenta Cortés a su primer año al frente del IVAM. El año 0. Valenciano (1955), director de la sala de arte La Gallera y primer director del Espai de Arte Contemporáneo de Castellón (EACC) desde 1998 a 2003, lidia también con las críticas. "Toda persona con cargo público corre este riesgo -asegura-. Pero yo fui elegido por un concurso internacional con un proyecto y eso es lo que quiero sacar adelante". Tampoco olvida el actual director que el IVAM "es el único museo del mundo que ha tenido una asociación de examigos... y yo no quiero que nadie se sienta examigo del IVAM.



Dicho esto, ¿hay sitio en el IVAM para todos los artistas, también para artistas como Miquel Navarro? "Evidentemente, hay sitio para Miquel Navarro del que hay ocho importantes esculturas suyas en la exposición. Como también hay de Ángeles Marco, Jordi Teixidor, Josep Renau... Aquí no sobra nadie, lo que hay que hacer es sumar. Quiero que el museo vuela a ser un foco de referencia y foro de debate de conocimiento y también de placer estético, un foro de referencia cultural".



También sabe que el presupuesto no le dará este año para compras significativas, quizá alguna simbólica, "¡sólo llevamos 100 días!", recuerda. La colección tiene lagunas pero lo que falla sobre todo, según explica Cortés, es la argamasa que la cohesiona, "hace falta sentarse y mirar tranquilamente. La colección ocupa todo un siglo, tengo que tener una visión clara y sosegada". Además, la tan anunciada ampliación que se quiso llevar a cabo con los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa sigue parada, "pero tampoco se han llevado a cabo las reformas necesarias para modernizar el museo, hay que remozarlo y actualizarlo. Hacen falta medidas estructurales y tecnológicas para actualizarlo", dice.



Por todo esto, estamos en tránsito. Y mañana, justo antes de la inauguración de la exposición, el músico Llorenç Barber (encargado también de abrir el Año Greco hace justo un año) escenificará metafóricamente el nuevo ciclo del museo con la intervención musical "Sic transeamus per bona temporalia...".