Daniel G. Andújar

Cada vez se habla más de la tiranía de internet, del control al que estamos sometidos y de la imposibilidad de vivir sin la tecnología. Pero cuando el fenómeno era nuevo y relativamente desconocido se hablaba de una "utopía que traería más democracia y permitiría avanzar y alcanzar mayores cotas de libertad", explica Daniel G. Andújar (Almoradí, 1966). La exposición Sistema operativo que acoge el Reina Sofía reúne 20 años de trabajo de uno de los representantes del net art en España y reflexiona con ironía sobre el papel de la tecnología a través de los medios digitales.



Esta exposición "es una especie de desarrollo colectivo en la que el público no es pasivo sino que tiene un carácter participativo", apunta el artista. Nace de un proceso de observación que va creando "una analogía al sistema operativo social y político en el que todos deberíamos participar". Se trata, pues, del reciclaje del magma informativo al que estamos sometidos para crear una nueva lectura y hacer una crítica al uso que se le da en todas las esferas de poder.



"Vivimos dentro de un gran archivo de información" y como tal, la exposición se reparte en diferentes salas de distintas temáticas utilizando el espacio público y la ciudad como principal escenario y referente a través del cual mostrar las desigualdades a las que nos somete la tecnología. De este modo, busca la manera de "encontrar los agujeros en las etiquetas que nos ponen". Un repaso que va desde la superficie hasta las tripas de este mundo y negocio que se convierte en herramienta y mecanismo de control.



Individual Citizen Republic, x-devian.

En la primera sala se reúne la "documentación sobre cómo ha cambiado la tecnología y la falacia de la idea de que internet cambiaría la vida". Así, una de sus primeras intervenciones en un espacio público, Estamos vigilando (1994), abre la muestra para que el público reflexione sobre el control del espacio. A su lado Soy gitano (1992) en la que se habla sobre la relación que tenemos con 'los otros' y Street Access Machine, una crítica a los ordenadores personales como idea de una sociedad más igualitaria. De este modo, creó un datáfono que permitiría dar limosna a los mendigos con una tarjeta de crédito. Desde el inicio se atisba la ironía que encuadra un trabajo artístico que puede ser pensado tanto como crítica como de concienciación.



En la siguiente sala se recogen tres colecciones, Photography Collection, Video Collection y Net.Art Classics Collection, "parodias y colecciones fake en la que se ve la evolución del ser humano en la fotografía". Cuenta, por otro lado, que siempre se encontraba imágenes en su ordenador de pequeño tamaño que comenzó a imprimir y catalogar. De ese vacío legal nace esta colección sobre la que muchas veces le hablaron de los derechos, de ahí "que todas ellas se cuelguen en la pared con alfileres", apunta Andújar. Acto seguido se puede ver El sistema x-devian, un sistema operativo ficticio con su interface y packaging como crítica a este negocio que domina una empresa bajo la premisa de que es un sistema de uso lógico y natural. Pero esa naturalidad ha sido pensada y creada por un equipo de trabajo. La pregunta que se plantea entonces es, ¿dónde está la línea que separa el uso lógico de una interfaz del control al que nos somete la misma? Además, detrás de ese stand donde se 'vende' el software se encuentra el taller en el que se trabaja, su estructura oculta. En las paredes se cuelgan recetas de hackeo y se plantea una nueva cuestión: ¿Cómo combatir un virus si no tenemos acceso a su información?



Así salimos del taller para entrar en el gran Glosarium que ha creado para la ocasión. Se trata de un glosario de 500 palabras con un código bidi que lleva a una imagen. "Buscamos palabras en diferentes idiomas y escogimos la primera imagen que mostraba Google", que, por otro lado, ofrece su información dependiendo de las búsquedas anteriores que ha hecho el usuario desde su ordenador. Es decir, que la selección de imágenes que nos ofrece la plataforma nada tiene que ver con un proceso natural e inocente, sino que tras recabar en nuestros gustos y nuestras búsquedas nos ofrece una información personalizada que puede incidir en la manera en la que pensamos y vemos el mundo.



Vista de sala del proyecto Dirigentes.

Frente a Glosarium se encuentra Notitia con dos pantallas que recogen los titulares de noticias de agencias que mediante un código matemático los une a los libros que el artista tiene en su biblioteca. "Cuando pasó la masacre de París enlazaba los titulares a la obra Sobre la violencia de Hannah Arendt", anota invitando a pensar hasta qué punto tenemos libertad de expresión. Y de este lenguaje pasamos al lenguaje de la corrupción tan de actualidad con dos instalaciones sobre diversos sucesos ocurridos en España. En La cultura del ladrillo (2004) hablan nueve personas implicadas en un proceso de corrupción en la costa del levante y en Objetos de deseo (2010) se alude a Can Billet, "la capilla de la corrupción", bromea el artista.



Poco después entramos en una cueva en la que todas las paredes están forradas de imágenes de dirigentes internacionales que se entiende como "metáfora de la realidad y el bombardeo informativo" al que somos sometidos a diario. Angela Merkel, Margareth Tatcher, Isabel II, George Bush... todas ellas imágenes sacadas de campañas publicitarias de otros países. Pero, curiosamente, ningún político español. El artista se plantea por qué ninguno de nuestros dirigentes han sido protagonistas publicitarios. Y la pregunta queda en el aire. ¿Por qué?



Y como colofón, la exposición se cierra con una sala dedicada a Picasso y a su obra más conocida, Guernica. Comienza con el dossier de seguimiento de la CIA a Picasso por su supuesta afiliación comunista. En Guernica CCTV se muestra una animación en 3D con animales y diversos personajes que observan el cuadro. En Guernica. Un millón de e-mails el artista ha escogido al azar un millón de cuentas de correo electrónico a las que manda una imagen y está configurado para que el último email se envíe el día de la clausura de la exposición en el Reina Sofía. Otro de los proyectos se llama Guernica. Carpet Bombing en la que se reflexiona sobre la simbología de la bombilla en el cuadro del pintor malagueño. Así, se proyectan imágenes no solo del bombardeo franquista sobre la localidad vasca sino una recopilación de imágenes de altercados civiles desde la guerra civil española hasta nuestros días.



Y para cerrar está El teorema de la galería de arte: vigilar e iluminar con la pregunta de cuántos vigilantes son necesarios para salvaguardar los cuadros de una galería. Esto se puede trasladar a la sociedad informatizada y dominada en la que vivimos: ¿Hasta qué punto estamos vigilados? Si es que ya lo decía George Orwell en 1984...