La familia de la serie de Luzzara, 1953

Casi nueve minutos de imágenes de Manhattan. El documental arranca con un ferry arribando la ciudad estadounidense, edificios y barcos humeantes, gente paseando y acaba con un atardecer en una vista lejana de los rascacielos. Todo en blanco y negro, claro. Se trata de la película Manhatta de 1921 que el fotógrafo Paul Strand (1890, Nueva York - 1976, Orgeval, Francia) realizó junto al fotógrafo Charles Sheeler con la poesía de Walt Withman con el objetivo de explorar la relación entre el cine y la fotografía. Esta pieza es una de las que se exponen en la retrospectiva del artista que acoge la Fundación Mapfre con más de 200 obras.



La muestra, girando en torno a la cronología de su trayectoria, cuenta con tres apartados. Por un lado sus primeros pasos para convertir la fotografía en una forma de expresión independiente hasta llegar a sus característicos retratos impregnados de un sentimiento que parece llegar al cerebelo de cualquier espectador. Su mirada siempre se mantuvo fiel a la motivación social y al compromiso político de su época. De su contacto con Lewis Hine (fotógrafo social) y Alfred Stieglitz (pionero del arte moderno) cohesionó las dos formas de entender la fotografía para dar un paso más e investigando lo que la cámara podía ofrecer.



Es esta exploración el manantial que hidrata sus retratos íntimos de matices exquisitos y naturales. A partir de 1930 viajó por el suroeste de Estados Unidos, Canadá y México, lugares en los que comenzó su peregrinación por proyectos de comunidades y estudios de los pueblos, sus gentes y elementos culturales distintivos que maduraron con las series sobre Nueva Inglaterra, Francia, Italia, Egipto, Rumanía y Ghana, entre otros países.



Wall Street, New York, 1915.

La evolución natural de su fotografía

La muestra comienza con las obras de 1910 mostrando su rápida evolución, para 1915, hacia la abstracción y el paisaje urbanista de Nueva York. Se ve un proceso que camina del pictoralismo al modernismo así como un interés hacia la pintura cubista de la época y su empeño en entender la fotografía como una expresión de su tiempo. Al tiempo que inauguraba la corriente de retratos de gente que observaba en la calle y cayó rendido a la fascinación del cambio en el ritmo de vida de la ciudad.



Para los años 20 comienza estar impresionado por las máquinas y emplea su objetivo para plasmar un tronco, una roca o la vegetación de una manera innovadora al tiempo que sigue con sus retratos en primer en plano. A partir de aquí comenzó a viajar y a retratar la realidad de los países que visitaba, radicalizando su postura política de izquierda. Es en este apartado donde se muestra la primera película vanguardista en la que se ve el frenético ritmo de la ciudad de Nueva York.



Más adelante, para los años 40, Paul Strand se interesa en el formato libro para mostrar su trabajo debido a que este soporte le permitía combinar la expresividad de la fotografía con la narrativa cinematográfica. Tres son los proyectos más importantes de estas características representados en la muestra: Nueva Inglaterra de 1950, Luzzara de 1953 y Ghana de 1963. Aunque no son los únicos ya que también se exponen instantáneas de sus colecciones de Francia de 1952, Egipto de 1959, Rumanía de 1960 y Marruecos de 1962.



Fotografía social de Nueva Inglaterra, Luzzara y Ghana

Para Nueva Inglaterra, un lugar en constante lucha por la democracia y la libertad individual, hace especial hincapié en la historia para transmitir el compromiso político. Este trabajo se publicó en 1950 en Time in New England, el mismo año en el que Strand aterriza, para quedarse, en Francia debido a su incipiente sentimiento anticomunista en Estados Unidos. Así definió la situación: "un campo de batalla donde la intolerancia y la tolerancia se miraban frente a frente en relación con las minorías religiosas, los juicios por brujería, los abolicionistas... Fue este concepto de Nueva Inglaterra el que me llevó a intentar encontrar... imágenes de la naturaleza y la arquitectura, y rostros de personas que formaban parte de, o estaban relacionadas con, el sentir de su gran tradición". La misma hoja de ruta fue la que definió La France de profil de 1952.



Wall Street, New York, 1915.

En su proyecto italiano pone la vista en el pueblo de Luzzara y la realidad que lo envuelve. Un pequeño lugar al norte del país que intentaba recuperarse de la destrucción de la guerra y el fascismo. De este trabajo sobre esa comunidad de vecinos publicó el libro Un Paese: Portrait o fan Italian Village con un texto de Cesare Zavatini. El último que inmortaliza el cambio político y modernización de Ghana, se gestó en 1963 cuando fue invitado al país por Kwane Nkrumah, primer presidente tras la liberación de manos británicas. Al igual que hiciera con el proyecto italiano lanzó su trabajo en un tomo que tituló Ghana: An African Portrait.



Así, en su casa de Orgeval se centró en hacer experimentos dentro de su jardín que se consideran un reflejo de toda su obra. Con estas imágenes concluye la exposición que acoge la Fundación Mapfre organizada por el Philadelphia Museum of Art se cierra la retrospectiva de uno de los fotógrafos más influyentes que se podrá ver hasta el próximo 23 de agosto.