Vista de la exposición: Foto: Pablo Asenjo ©Museo Picasso Málaga

75 obras de Pablo Picasso y más de 100 piezas de artistas alemanes se reúnen en el Museo Picasso de Málaga en Picasso. Registros alemanes, una muestra que plantea un recorrido a través de 22 hitos que tratan de analizar los vínculos, filiaciones y divergencias entre el pintor y los artistas alemanes

La relación entre Pablo Picasso y Francia ha sido estudiada en profundidad infinidad de veces. Su vida allí le llevó a cultivar el cubismo y a hacerse el máximo exponente del movimiento junto a Juan Gris y George Braque. En cambio, su relación con Alemania y sus coetáneos no ha sido tan abarcada. De hecho, Picasso nunca estuvo allí y a pesar de que no se puede hablar de una influencia directa entre ambas partes el Museo Picasso de Málaga rastrea esa relación en Pablo Picasso. Registros alemanes. 75 obras del artista malagueño dialogan y se yuxtaponen a más de 100 piezas de artistas alemanes como Max Beckmann, Lucas Cranach el Viejo, Otto Dix, Max Ernst, Emil Nolde y Paula Modersohn-Becker.



El viaje de ida y vuelta abarca 50 años de historia del arte. Comienza en 1905, fecha en la que se gestaba en Dresde el Die Brücke, pasando por Der Blaue Reiter, el dadaísmo berlinés y concluye en 1955, año en el que se inauguró la primera Documenta de Kassel, que trajo al frente aquello que el nazismo calificó como arte degenerado. "Una de las conclusiones de este estudio es que el arte alemán de su tiempo le interesó poco", afirma José Lebrero, comisario de la muestra. De joven visitó Barcelona y ese fue su primer contacto con la modernidad tras haber crecido en un entorno convencional. En 1901-1902 se instaló en París y allí "desarrolla una nueva teoría sobre el arte de modo que no tenía mucho tiempo para preocuparse de lo que hacían otros jóvenes artistas en un país tan distinto como Alemania".



Busto de una dama, según Lucas Cranach el Joven. II, de Pablo Picasso. A la derecha Retrato de su hermana Herma con flor de alcachofa , de Paula Modersohn-Becker

Habría que esperar hasta los años 30 para que Picasso reaccionara al conacto que tiene con la obra del alemán Matthias Grünewald. Aunque nunca fue una conexión directa, "los maestros clásicos del ranacimiento alemán le interesaron". Más tarde, para la década de los 50 y 60 comienza a pensar sus obras en relación al trabajo de Lucas Cranach el Viejo y Frans Francken.



No obstante, parece haber conexiones con la filosofía de Nietzsche, figura clave en algunos de los artistas alemanes expuestos. La muestra, dividida en 22 hitos o preguntas analiza los vínculos, filiaciones y divergencias entre el pintor y los artistas alemanes. Entre estos últimos se advirtieron dos actitudes respecto a la obra de Picasso; por un lado el interés por el cubismo, por otro la resistencia a la abstracción. "Analizan, estudian y ven su obra y una de las conclusiones que sacamos es que se convierte en un enemigo estético a batir", comenta Lebrero. De modo que van a intentar sobrellevar su obra gestando un estilo propio con la intención de superar al malagueño.



En el bosque, de Karl Schmidt-Rottluff

También están esos viajes iniciáticos de Nolde y Kirchner en los que buscan otros lugares y culturas al igual que en 1906 Picasso viaja a Horta (Cataluña) para asentar las bases del cubismo. Más tarde viajaría a Italia y es entonces cuando "redescubre el arte grecolatino y grecorromano clásico", apunta Lebrero. Otro de esos viajen aperturistas fue el que hizo que el Die Brucke descubriera la estatuaria oceánica en el Museo Etnográfico de Dresde o en el que Picasso descubrió la escultura africana en Trocadero.



Pero, matiza, no se trata de analizar la influencia de Picasso en Alemania -nunca hubo un cubismo alemán- sino a través de esas 22 preguntas plantear algunas preguntas junto con documentación gráfica, fotografías, libros y otros materiales que contextualizan en tiempo y espacio las obras de arte. Por eso, algunos de esos puntos de reflexión o influencia analizan un interés compartido por el circo, por las pequeñas historias, por la gente de la calle que poblaban las ciudades. O el compromiso ético con su tiempo, su sociedad, y su reacción ante la guerra y la violencia colectiva. Todo ello responde a una actitud contestataria con el objetivo de cambiar el arte. El cubismo de Pablo Picasso responde a una reacción al canon renacentista, a los postulados coloristas del impresionismo y a toda la herencia del Romanticismo. Tanto el malagueño como los artistas alemanes presentes en la exposición quieren servirse de la imagen figurativa para expresar un sentimiento de rechazo cultural a un orden que ya no respetan.



@scamarzana