Fachada principal del Salón de Reinos, antiguo Museo del Ejército

El Museo de Prado ha hecho públicos los nombres de los ocho estudios de arquitectura finalistas para rehabilitar el Salón de Reinos. Una selección que cierra la primera fase del concurso para la adecuación museística del antiguo Museo del Ejército de modo que se integre definitivamente en la estructura del Museo del Prado en 2019, coincidiendo además con la celebración del bicentenario de la pinacoteca. A partir de ahora, los equipos deberán presentar sus propuestas antes del 30 de octubre. Y, antes de que acabe el año, conoceremos el ganador.



La rehabilitación pretende recuperar el Salón de Reinos y ofrecer al Museo del Prado un espacio alternativo de exposición, para la presentación de aspectos destacados de su colección y para el desarrollo de un programa específico de exposiciones sobre temas fundamentales de la historia y del Patrimonio Histórico Español. Son 5.400 metros cuadrados de superficie útil que supondrán un 11.9% de espacio más para exposiciones, talleres y actividades. 2.500 metros cuadrados expositivos que significan el 16.2% más de espacio.



Los ocho equipos, seleccionados entre los cuarenta y siete concursantes presentados, han sido: Cruz y Ortiz Arquitectos; Nieto Sobejano Arquitectos; UTE B720 Arquitectura-David Chipperfield Architects; el estudio de Rem Koolhaas, Office for Metropolitan Architecture (O.M.A.) Stedebouw B.V.; UTE Souto Moura Arquitectos - Juan Miguel Hernández León - Carlos de Riaño Lozano; UTE Foster + Partners - Rubio Arquitectura; UTE Garces de Seta Bonet Arquitectes - Pedro Feducci Canosa; y UTE Gluckman Tang Architects - Estudio Álvarez Sala - Arquitectura Enguita y Lasso de la Vega.



Entre los miembros del jurado del concurso que ha realizado la selección de finalistas y que valorará así mismo las propuestas presentadas se encuentran José Pedro Pérez-Llorca y Amelia Valcárcel, presidente y vicepresidenta del Patronato del Museo, Rafael Moneo, autor de la anterior ampliación del Prado, el arquitecto Luis Fernández-Galiano, la historiadora María Dolores Jiménez-Blanco, y el urbanista Fernando Terán.



Un poco de historia

El Salón de Reinos fue el gran salón de ceremonias y fiestas del Buen Retiro, el palacio que el conde-duque de Olivares mandó construir como casa de recreo para Felipe IV a las afueras de Madrid, junto a la iglesia de San Jerónimo el Real, en la década de 1630. Su complejo programa decorativo, que evocaba el pasado, el presente y el futuro de la Casa de Austria y celebraba los triunfos del reinado, era una afirmación resonante del poder de la monarquía española. Las obras comenzaron en 1630 pero, a medida que avanzaba la edificación, lo que en un principio iba a ser una modesta casa de recreo se transformó en un palacio en toda regla.



No se conserva, desgraciadamente, ningún testimonio visual del aspecto que ofrecía el salón en el siglo XVII, pero sí relaciones contemporáneas e inventarios que permiten reconstruirlo. Estaba pintado de blanco, con arabescos dorados en las paredes y el techo. En la bóveda, más arriba de las ventanas, se pintaron los escudos de los veinticuatro reinos de la monarquía española que le dieron nombre. Bajo el balcón que circundaba la estancia se colgaron las veintisiete pinturas encargadas ex profeso: doce grandes cuadros de batallas de diferentes artistas entre las ventanas de abajo, diez escenas de la vida de Hércules pintadas por Zurbarán sobre las ventanas, y cinco retratos ecuestres de Velázquez con las figuras de Felipe III y Felipe IV, sus respectivas esposas y el príncipe Baltasar Carlos, hijo y heredero de Felipe IV.