José Soto
El pintor sevillano José Soto murió el pasado sábado en Sevilla a los 82 años. Profesor, crítico y comisario, su obra pictórica supuso un eje fundamental en el desarrollo de la modernidad artística en Sevilla. Ejerció también como diseñador de montaje y asesor especializado, convirtiéndose en una de las personalidades más reconocidas y determinantes de la escena artística andaluza.Nacido en Sevilla en 1934, Soto cursó estudios de Bellas Artes y con becas de ampliación de estudios viajó, entonces cosa rara, a París y también a Alemania, Italia, Austria, Bélgica y Checoslovaquia. Entre 1960 y 1975 expuso en algunas instituciones y galerías, entre ellas Juana Mordó, y contribuyó a la formación de un espacio para el arte contemporáneo en su ciudad natal.
Al principio, la pintura de Soto se caracterizó por su corte convencional. Sin embargo, tras su formación académica, y seguramente espoleado por sus becas en París y otros rincones europeos, su actividad giró hacia la abstracción y la geometría. Este giro le llevó a formar parte en la década de los 60 de una generación de artistas que hicieron tambalear el modelo tradicional de la pintura de la época. Un grupo formado también por creadores como Carmen Laffón, Jaime Burguillos y Teresa Duclós.
Uno de los momentos clave en la carrera de Soto fue su inclusión en 1972 en la exposición Nueve pintores de Sevilla en la galería de Juana De Aizpuru. La muestra tuvo un gran impacto y reforzó su imagen como uno de los artistas clave en el desarrollo del arte abstracto nacional. A mediados de los 70, sin embargo, Soto dejó a un lado la creación. Durante casi 37 años se dedicó a la difusión y promoción del arte en instituciones sevillanas, así como a la enseñanza de dibujo y el comisariado de exposiciones. En 2010, con motivo del 40 aniversario de su galería, Aizpuru volvió a contar con Soto en una muestra colectiva, lo que supuso su vuelta a los pinceles.
Una vuelta que se enlazó con la retrospecitva que el CAAC de Sevilla le dedicó dos años después. José Soto, Campos de color juntó cinco obras nuevas con otras del período entre 1969 y 1975, cuando la influencia de la abstracción norteamericana era evidente, especialmente de figuras como Mark Rothko y Barnett Newman. Sus "abstracciones postpictóricas", como se les definió en esta última exposición, están presentes en importantes colecciones del país, con destacable presencia en la del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, la Fundación Juan March, la Colección IBM España o el Museo de Arte Moderno Rufino Tamayo de México.