Un ejemplo de los grabados de Goya
El lote de 33 grabados sobre La tauromaquia de Goya, que fue encontrado de forma casual en la biblioteca de un castillo del norte de Francia dentro de un libro de contabilidad del siglo XIX, ha sido subastada en la sede que Sotheby's tiene en Londres por 512.750 libras (597.780 euros). Esta cifra en la que ha bajado el martillo esta tarde ha superado la estimación de 500.000 libras que hizo la propia casa de subastas.Las impresiones de Goya son ejemplos impecables de la primera y única edición contemporánea que se imprimió para Goya entre 1815-1816. Los grabados viajaron desde Madrid hasta el castillo de Montigny, a 100 kilómetros de París, en 1831, donde permanecieron olvidadas por las generaciones sucesivas al dueño original. El artista pintó La tauromaquia al final de su vida, justo después de la Guerra de la Independencia, en un momento en el que ya no contaba con sus grandes mecenas como Carlos III y Carlos IV y terminó por exiliarse en Burdeos, donde murió en 1828.
La obra completa tiene tres partes: una dedicada a la parte histórica de la fiesta de los toros en España, de la que Goya era gran aficionado, con láminas como Carlos V lanceando un toro en la plaza de Valladolid o El Cid Campeador lanceando otro toro; una segunda en la que muestra a las figuras de las dos escuelas taurinas predominantes en la época (la navarro-aragonesa y la andaluza) y una tercera en la que representa varios lances como el salto a la garrocha, las banderillas de fuego o la suerte de matar.
Uno de los grabados de la serie La tauromaquia de Goya
En un primer vistazo, el extraño libro decimonónico reveló 90 litografías de vivos colores que llevaban la firma H. Bellangé pegada en sus páginas. Un vistazo más en detalle reveló un descubrimiento sorprendente, otra serie de estampados, esta vez monocromos, que fueron inmediatamente reconocidos como obras salidas de la mano de Goya. La huella del maestro español ha permanecido intacta en el interior del álbum ya que cada una de ellas estaba cuidadosamente inclinada, con toques de pegamento en las cuatro esquinas, lateralmente en las páginas, operación que parece haber sido llevada a cabo en la década de 1840.
El propietario original de esta serie de La tauromaquia fue el conocido marqués de Laval, político y diplomático francés que fue nombrado embajador en la corte de Madrid en 1814. Su estancia en España en los convulsos años del reinado de Fernando VII coincidió con la época en la que Goya emprendió la realización de estos grabados tras terminar sus pinturas heroicas de los días 2 y 3 de mayo de 1808. Se desconoce si la serie fue adquirida por el embajador o fue un regalo del rey español, como un retrato de Fernando VII que también forma parte del patrimonio familiar.