Giovanni Sartori. Foto: Begoña Rivas
Autor de teorías sobre la democracia y los sistemas de partidos, el politólogo y sociólogo italiano, galardonado con el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2005, era muy crítico con la integración de los musulmanes en Europa.
Nacido en Florencia en 1924, se licenció en Ciencias Sociales en 1946 y fue profesor en la universidad de su ciudad natal. Durante su larga trayectoria docente, impartió clases de Filosofía Moderna, Lógica y Doctrina del Estado en las prestigiosas universidades norteamericanas de Stanford, Yale y Harvard, así como en el Instituto Universitario Europeo, con sede en la capital toscana. Era asimismo profesor emérito de la Universidad de Florencia, centro de la ciencia política italiana, y uno de los referentes de la ciencia política mundial, además de ocupar la cátedra Albert Schweitzer en Humanidades en la Universidad de Columbia.
Entre los varios galardones que recibió a lo largo de su carrera destacan la Medalla de Oro al Mérito Cultural y Educativo de Italia, la Medalla de Oro de la Instrucción Pública al Mérito de la Escuela, la Cultura y el Arte, así como el prestigioso premio Príncipe de Asturias 2005, considerado el Nobel de las ciencias sociales. Especialmente activo en su país, los italianos le deben, entre otras cosas, la más convincente descripción teórica del sistema político nacional, condensada en volúmenes como Teoría de partidos y el caso italiano (1982), Teoría de la Democracia (1957) o La democracia después del comunismo (1993).
Entre sus numerosos talentos se contaba la capacidad de conjugar la excelencia científica con la eficacia comunicativa. El filósofo se convirtió en uno de los referentes del mundo de la comunicación con sus teorías sobre la influencia de los medios en la sociedad. Fue especialmente beligerante con la influencia perversa de la televisión en las sociedades democráticas, que analizó en su libro Homo Videns. La Sociedad Teledirigida (1997), donde daba la voz de alarma sobre el advenimiento de un nuevo tipo de hombre, incapaz de abstracción conceptual y que alimentaba su mente solo de imágenes.
En sus últimos años abordó en profundidad temas como el multiculturalismo y fue muy crítico del islamismo, acaparando sus últimos libros encendidas polémicas. En el ensayo La sociedad multiétnica (2000), Sartori plantea el multiculturalismo como una evidente amenaza a la democracia liberal y señala el caso de las dificultades que supone la migración musulmana a países europeos debido a la integración cultural entre visiones del mundo distintas, algo que se volvería más acusado con el tiempo hasta adquirir tintes proféticos. "El Islam a nivel de Estado ha asumido una rigidez que hace que sea difícil conciliar sus valores con los democráticos", afirmaba rotundo.
Su último trabajo, La carrera hacia ningún lugar (2016), dedicado a cuestiones geopolíticas cruciales de nuestro tiempo como la crisis de la política, los borrosos límites entre la libertad y la dictadura, el conflicto de culturas y civilizaciones y la "guerra contra el terrorismo"; está dominado por un fuerte tono pesimista. Se apaga con el pensador italiano una mirada lúcida que supo adecuarse a su tiempo y adelantarse a la evolución de una sociedad que Sartori juzgaba en grave peligro. Visión que viniendo de uno de los mayores lectores de nuestro sistema democrático contemporáneo debe ser por lo menos seriamente escuchada.