Breathing Spell, 2018
La artista iraní Nairy Baghramian (Isfahán, 1971) visitó dos veces el Palacio de Cristal del Retiro antes de lanzarse a crear una obra específica que le había encargado el Museo Reina Sofía. La obra que se instalase allí iba a ser su primera exposición en España. El carácter modernista de este tipo de edificaciones, que tradicionalmente cumplían la función de poder observar el exterior desde el interior, difiere, dice, en el caso del edificio madrileño. "Lo que me gusta de este espacio es que permite el mismo derecho de hacerlo en ambas direcciones", explica Baghramian. Esa es la razón por la que ha establecido un diálogo entre el exterior y el interior con la instalación de esculturas realizadas con los mismos materiales que el lugar que las acoge: cristal, metal y bisagras.Dichas piezas se abrazan a las columnas que sostienen el edificio, un guiño a todos esos elementos como tuberías, mangueras antiincendios, conductos y condensadores que habitualmente no están a la vista del visitante o cuerpo que lo habita. El objetivo principal de la artista es propiciar una reflexión entre lo exterior y lo interior, lo público y lo privado. Por eso, las obras que ha creado también se han instalado fuera del edificio de modo que el sujeto que pasee por el Parque del Retiro también podrá verla. Y plantearse, quizá, qué es y qué hace ahí. Aunque, como dice la artista, "los colores inspirados en el entorno hacen que, en ocasiones, la obra parezca invisible. Requiere de un mirar lento para descubrirla".
Además, Baghramian asegura que no ha ocupado el centro de la sala, que siempre que puede lo evita, "porque este pertenece al espectador". Situarse en la mitad puede ayudar a ver el arte en su conjunto y contexto. Hay algo de esa idea de periferia que une la pieza con la casa que ahora la alberga. "Las esculturas ocupan los lados y esquinas, al igual que el edificio también está en la periferia", anota. Sus trabajos se convierten así en una segunda piel de este edificio con unos "colores sucios que contrastan con el cristal para subrayar la arquitectura del espacio", explica.
Tampoco es casual la elección del título, Breathing Spell (Un respiro), idea que gira en torno "a un descanso, un parón". Pero este no es un paréntesis ligado a la "idea capitalista en el que trabajas para poder descansar". Lo que le gusta de este enclave "es que la pausa no depende del trabajo y permite una idea utópica de deshacernos de la presión que conlleva el mismo hecho de tomarse ese descanso", sostiene Baghramian. La política, la vida, el trabajo... toda nuestra rutina nos lleva al estrés y, por eso, las esculturas que están situadas fuera de la fachada son las que, metafóricamente, "liberan esa presión".
Y mientras el espectador se toma el beneplácito de desconectar Baghramian quiere introducir ese debate al que hacíamos alusión antes para reflexionar también sobre la misma idea de museo. Un lugar propicio por su localización en un lugar natural y su marcado carácter institucional.
Arte global
Breathing Spell instalada en el Palacio de Cristal del Retiro
Aunque el arte en su país natal "no está prohibido sí hay una gran censura con galeristas y artistas encarcelados. El lugar donde naces y vives claro que influye pero también otras muchas cosas y por eso me interesan los conflictos del mundo en general", arguye. Por ello, hace hincapié en que Breathing Spell no tiene nada que ver con el país en el que reside desde hace tanto tiempo sino que está pensada para este lugar en particular. "El arte es esencial para la vida y no hay razón alguna para no hacerlo", concluye.
@scamarzana