David Goldblatt
El fotógrafo surafricano, el primero de su país que expuso en el MOMA, fue el más extraordinario cronista de la realidad política del Apartheid.
El rasgo definitorio y concluyente de su trabajo fue la modesta honestidad con la que se enfrentaba a sus modelos, como si lo hiciera desde un punto de vista tan frágil o equívoco como el de los protagonistas mismos, a la vez que resultaba implacable y tenaz en la persecución de sus motivos sociales y políticos. Debía su fama internacional, que no ha hecho sino acrecentarse con el paso del tiempo, a su extraordinaria crónica de la realidad política del Apartheid. De hecho Goldblatt comenzó a interesarse por la fotografía en 1948, año en el que se puso en vigor el sistema de segregación racial.
El valor principal del trabajo fotográfico de Goldblatt, desde entonces hasta hoy mismo, es que su mirada eludió recoger o archivar imágenes de activismo o propaganda; por así decirlo, no decantó nunca su labor del lado más cierto de sus creencias, sino que de la raíz de éstas ha obtenido el impulso a la ecuanimidad, una suerte de templanza para ver y darnos a ver aquello sino oculto sí fácilmente inadvertido, por cotidiano, por acostumbrado, por no discutido o pensado en sus atroces consecuencias.
Desde 1994, momento de la llegada al poder de Nelson Mandela, Goldblatt continuó su labor, revelando las realidades surgidas en el post Apartheid, en una sociedad donde, por un lado, todavía se sostienen mecanismos de dominación del antiguo régimen, a la vez que se van gestando otros nuevos, de sumisión y explotación entre los antiguos compañeros de esclavitud, ahora divididos en clases sociales diferentes, ricos y pobres.