David Goldblatt

El fotógrafo surafricano, el primero de su país que expuso en el MOMA, fue el más extraordinario cronista de la realidad política del Apartheid.

El fotógrafo surafricano David Goldblatt (Randfontein, 1930), extraordinario cronista de la realidad política del Apartheid, ha fallecido esta madrugada a los 87 años mientras dormía en su domicilio de Johannesburgo. "Era uno de los mejores cronistas sociales del país", ha declarado Monique Vajifdar, conservadora de arte sudafricano. "Hemos perdido a uno de nuestros grandes tesoros nacionales". Entre otros hitos y reconocimientos, Goldblatt detenta el honor de haber sido el primer fotógrafo surafricano que expuso en solitario en el MOMA de Nueva York en 1988 y además protagonizó una gran retrospectiva en el Centro Pompidou de París.



El rasgo definitorio y concluyente de su trabajo fue la modesta honestidad con la que se enfrentaba a sus modelos, como si lo hiciera desde un punto de vista tan frágil o equívoco como el de los protagonistas mismos, a la vez que resultaba implacable y tenaz en la persecución de sus motivos sociales y políticos. Debía su fama internacional, que no ha hecho sino acrecentarse con el paso del tiempo, a su extraordinaria crónica de la realidad política del Apartheid. De hecho Goldblatt comenzó a interesarse por la fotografía en 1948, año en el que se puso en vigor el sistema de segregación racial.



El valor principal del trabajo fotográfico de Goldblatt, desde entonces hasta hoy mismo, es que su mirada eludió recoger o archivar imágenes de activismo o propaganda; por así decirlo, no decantó nunca su labor del lado más cierto de sus creencias, sino que de la raíz de éstas ha obtenido el impulso a la ecuanimidad, una suerte de templanza para ver y darnos a ver aquello sino oculto sí fácilmente inadvertido, por cotidiano, por acostumbrado, por no discutido o pensado en sus atroces consecuencias.



Él mismo definía su trabajo como "político". Sin embargo su obra no posee un carácter sensacionalista. Goldblatt se dirigía al problema "sudafricano" con otra actitud, le interesan aquellos momentos aparentemente "tranquilos", aquella tensión que más tarde aparecía en la superficie. Su mirada era "oblicua" y subjetiva. Evitaba los juicios transparentes y fáciles, las expresiones evidentes y obvias, para provocar una reflexión, una especie de carga de profundidad que tan sólo se articula en esa zona ambigua. Tan ambigua que no hablan tanto de la problemática surafricana como de la condición humana.



Desde 1994, momento de la llegada al poder de Nelson Mandela, Goldblatt continuó su labor, revelando las realidades surgidas en el post Apartheid, en una sociedad donde, por un lado, todavía se sostienen mecanismos de dominación del antiguo régimen, a la vez que se van gestando otros nuevos, de sumisión y explotación entre los antiguos compañeros de esclavitud, ahora divididos en clases sociales diferentes, ricos y pobres.