Detalle del Pórtico de la Gloria tras su restauración. © Programa Catedral / Fundación Barrié y Fundación Catedral

Diez años después de que se iniciaran los trabajos de restauración sobre el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago, la mitad que tardaron el Maestro Mateo y sus colaboradores en levantarlo, la ciudad ha devuelto su esplendor a una de las obras, para muchos pieza cumbre, del artista. De estilo romántico este pórtico fue realizado por encargo del rey de León, Fernando II, entre 1168 y 1188. Ahora, y pese al estado de avanzado deterioro, tras una ambiciosa intervención que ha supuesto 50.000 horas de trabajo, el Presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera, y el Arzobispo de Santiago y Presidente de la Fundación Catedral, Julián Barrio y Barrio, han presentado sus resultados.



Enmarcado en el Programa Catedral de Santiago, se trata este de un proyecto de conservación que ha permitido estabilizar el conjunto y preservar la policromía que todavía se conservaba, cuya inauguración, a la que acudirá la reina Sofía, está prevista que se produzca el próximo 2 de julio.



Por su parte, fruto de esta restauración, además, se ha podido evitar que el pórtico sufra un riesgo inminente de pérdida definitiva y ha constituido una oportunidad única de profundizar en el conocimiento de esta obra y del arte románico en general, así como en los procesos de deterioro que afectan a los conjuntos de piedra policromada, poniendo a punto criterios de intervención y metodologías de trabajo que una vez sistematizados podrán servir de modelo para otras actuaciones.



El proyecto se ha desarrollada en varias fases, gracias al mecenazgo de la Fundación Barrié, que destinó más de 6 millones al Programa Catedral. Así, desde 2009, se ha puesto especial énfasis en la investigación y la transversalidad, contando con especialistas de todos los campos y poniendo en práctica las cartas de protocolo de los organismos internacionales como ICOMOS, ICCROM, ICOM que velan por la excelencia y las buenas prácticas en las intervenciones. En 2015 se completó el montaje del andamio para poder acceder a todos los relieves del nártex, abordando la intervención directa sobre los materiales.



En cuanto a la fase de intervención se ha confirmado la existencia de tres policromados al óleo que cambiaron la imagen del Pórtico. Una primera policromía con decoración medieval de la que se conservan bastantes vestigios como se puede apreciar en el ángel que porta la columna o los que portan la cruz y que conservan por completo la primera policromía (azul lapislázuli). En esta parte se han podido identificar la cuidada técnica y los ricos pigmentos empleados para su ejecución: albayalde, lapislázuli, bermellón, pigmentos de tierras, pigmento-laca roja, resinato de cobre, cardenillo, negro carbón vegetal y negro de huesos siempre aglutinados con aceite de lino. Con láminas metálicas de oro puro y de manera puntual plata, as decoraciones de las vestiduras son fundamentalmente a base de medias lunas, formas polilobuladas, cuadrados y círculos, utilizando la técnica del estampillado sin relieve.



El Pórtico de la Gloria tras su restauración. © Programa Catedral / Fundación Barrié y Fundación Catedral

Un apartado destacable son las encarnaciones, ya que en gran medida aportan una información muy descriptiva respecto a la elaboración de la policromía de las figuras humanas, pues el color logrado es el que le da vida y expresión a las mismas. En esta primera policromía están aplicadas en capas muy finas, compuestas principalmente por albayalde, carbonato cálcico y bermellón, y de modo general el color que se aprecia es un rosado muy claro.



La segunda policromía data del siglo XVI, lo que coincide con las modificaciones primeras de la portada exterior y momento de importantes obras en el templo. La utilización del color es diferente en este caso; los azules son azuritas; para los rojos, utilizan bermellón y laca roja de cochinilla; para los verdes, verde de cobre, y para los blancos, pigmentos de plomo. Además, las encarnaciones son de color más intenso que en la primera policromía. Si bien los materiales utilizados no fueron tan exclusivos, la singularidad más destacable de esta segunda intervención es la decoración de mantos y túnicas con brocados aplicados, técnica de origen flamenco que consiste en imitar en relieve los ricos tejidos bordados con oro de la época.



La tercera policromía es la que se encuentra más visible en la actualidad. Parece que se realizó en el siglo XVII. La paleta cromática utilizada es muy similar a la renacentista. Destacando una mayor presencia de la lámina de oro, aportando un carácter barroquizante al pórtico.



Crispín de Evelino policromó los rostros, manos y pies en 1651, dejando constancia en un documento conservado en el archivo de la Catedral, único documento que se conserva sobre las policromías del Pórtico. A partir de este momento aparecen policromados parciales realizados con una intención reparadora en las zonas más degradadas, así como veladuras en las figuras y encalados blancos o coloreados en la arquitectura del nártex que se aplicarían a partir del siglo XIX.



El Pórtico de la Gloria tras su restauración. © Programa Catedral / Fundación Barrié y Fundación Catedral

Un episodio de gran interés es la realización del vaciado en yeso para el Victoria and Albert Museum de Londres en 1866. Gracias a un convenio de colaboración con la Fundación Barrié y al proyecto europeo ARCHLAB3 se han podido relacionar ambas obras, pudiendo identificar los materiales empleados para el trabajo y su posible relación con algunos procesos de deterioro. El hallazgo de un cuchillo con restos de escayola y una caja de cerillas datada en el último cuarto del siglo XIX depositada en una junta del tímpano son pruebas inequívocas de este momento.



En cuanto al estado del Pórtico, estaba en una situación crítica con constantes desprendimientos de material y afectado por complejos mecanismos físico químicos de degradación de materiales. Además, los productos que se habían aplicado en las últimas intervenciones, muy poco compatibles con el monumento, agravaban aún más esta situación.



La metodología de trabajo ha permitido poner a punto un protocolo de evaluación del riesgo y la eficacia de cada tratamiento y realizar un continuo seguimiento de su comportamiento durante el desarrollo de los trabajos. Este protocolo ha generado un proyecto de investigación del Plan Nacional de Investigación en Conservación y se presentará al Comité Europeo de Normalización.



Los criterios de intervención han sido poco invasivos, manteniendo todos los restos de color conservados y retirando únicamente los depósitos nocivos acumulados sobre la superficie y que puedan afectar a la estabilidad de los materiales históricos, como es el caso de la suciedad, las sales, los restos de naturaleza biológica, los morteros de cemento y los productos consolidantes acrílicos poco compatibles con la superficie original. No ha sido necesario reconstruir las faltas en la policromía dada la unidad estética lograda con los tratamientos de limpieza y estabilización aplicados, poniendo especial énfasis en el sellado de fisuras y juntas integradas cromáticamente con el soporte pétreo.



También para la documentación se ha recurrido a las últimas tecnologías, empleando técnicas fotogramétricas de alta resolución, escaneado 3D así como bases de datos para la gestión del ingente volumen de imágenes y textos acumulados durante estos años. Todos los datos se almacenan en la aplicación Sandstone, implementado por la Fundación Catedral Santa María de Vitoria y creada por Integrated Conservation Resources (ICR) bajo el patrocinio de la World Monuments Fund e incorporada al proyecto gracias a un convenio específico entre estas entidades, la Fundación Catedral y la Fundación Barrié.