Encontrados o buscados cada vez son más los artistas que reciclan en su obra materiales que otros han desechado. La idea no es nueva -basta recordar a Marcel Duchamp y sus ready-made o el Arte povera- pero lo vemos una y otra vez en muchas exposiciones de aquí y de allá. ¿Es una consecuencia de la crisis económica y de la precariedad en la que trabajan hoy los creadores más jóvenes? ¿Es la respuesta que dan a la sociedad de consumo actual? ¿Qué nuevos significados adquieren todos estos objetos innobles insertados en nuevas y armónicas producciones? Hablamos sobre derivas por la ciudad, historia presente, paso del tiempo y materiales con ocho artistas españoles menores de cuarenta que han trabajado con estos mimbres en un final de temporada muy escultórico.
Antonio R. Montesinos
La primera vez que Antonio R. Montesinos (Ronda, 1979) utilizó materiales encontrados fue en la serie de fotografías Inopias en 2008 que comenzó en BilbaoArte. Dispuso en forma de maquetas elementos que recogió en los alrededores de su taller. Coincidía con el inicio de la crisis y le interesaba hablar de ciudad y de arquitectura, desde los movimientos vanguardistas hasta los modelos de autoconstrucción, "trabajar desde las ruinas, reutilizar materiales que el sistema capitalista desechaba para reflexionar sobre nuestro presente e imaginar nuevas realidades". Hace un par de meses veíamos en Un ejercicio no intencional, un resultado inesperado (2016), en la sala Espositivo de Madrid, ladrillos, perfiles metálicos, piedras, plásticos, que disponía en elegantes composiciones que acompañaba de cuidadas fotografías. Lo importante, apunta, son "los nuevos significados que adquieren todos estos elementos". Licenciado en Bellas Artes y Máster en Medio Digitales, Montesinos coquetea, además, con el comisariado en proyectos en los que hay mucho de escultura, de materia y de reciclaje como Between debris and things que veremos en 2020 en el Centro del Carme de Valencia. Antes de eso, este otoño, tendrá exposición individual en la galería Isabel Hurley de Málaga.
Elena Aitzkoa
En la obra de Elena Aitzkoa (Apodaka, 1984) se mezcla lo físico y lo inmaterial, lo encontrado y lo vivido. Esta escultora hace también guiños a la pintura, el dibujo y la performance y acaba de presentar una película. Combina objetos de uso cotidiano con otros encontrados, restos de piezas anteriores que revolotean por su estudio y materiales nuevos, comprados, como el cemento y la escayola. El año pasado participó en la exposición Hybris en el MUSAC de León y hace dos en Oslo Pilot. Su trabajo puede verse ahora en la selección de escultura de la colección DKV en Logroño, en la colección Artium de Vitoria, y en otoño llegará al Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro de un muestra sobre arte vasco. Tiene una serie de esculturas en forma de "hatillos" en los que acumula todo tipo de materiales. En Duras 2, dedicado a la novelista francesa, levanta sobre la base un pedrusco de granito un conglomerado de piedras recogidas en su pueblo, dos libros -unas conversaciones con Rem Koolhaas y un catálogo de Frida Kahlo- restos de un jarrón, escayola, óleo, telas y hasta una zapatilla. "Me interesa mucho la fuerza que nace de relacionar estos objetos. Hay algo de historia de la vida, de geología, de afectos y de civilización. La figura resultante puede ser un paisaje, pero también un arma o un animal".
Belén Rodríguez
Cualquier material puede despertar el interés de Belén Rodríguez (Valladolid, 1981), "a veces lo que me interesa es el objeto sufrido, el que ha sido transformado por algún agente externo, como el sol, el mar, la arena". Lo vimos con claridad en la exposición El público, que inauguraba el Centro Federico García Lorca de Granada en 2015, donde un pedazo de tela desgastado por el sol y la tapa de un barril tomada por los líquenes convivían con pequeñas maquetas de esculturas en la instalación Zumbido del Año Luz. Sea cual sea el soporte, consigue crear armónicas composiciones en las que orden y belleza reinan sobre el caos. Lleva años reuniendo pequeños pedazos de plástico encontrados en la playa que integra en sus pinturas, esculturas y videos, como el suelo de baldosas de hormigón con fibra de vidrio que hizo para El Ranchito de Matadero y en una calle de La Habana; o el video Twice upon a time que se podía visitar en OTR Espacio (Madrid) hasta hace unos días. Este año ha tenido una exposición individual, Paintung, con pintura expandida por las salas del Patio Herreriano de Valladolid, acaba de regresar de Flora ars + natura, la residencia colombiana que trabaja las relaciones entre arte y naturaleza, y trabaja en la exposición Querer parecer noche con la que el CA2M de Móstoles celebrará en otoño sus veinte años.
Julià Panadés
Con un estilo muy personal, Julià Panadés (Mallorca, 1981) combina en su obra lo banal y lo sagrado. Viene del diseño gráfico y la animación y trabaja con escultura, instalación, video, fotografía y collage. Tiene algo de artista outsider, también de síndrome de Diógenes. "Siempre he sido coleccionista de todo (chapas, minerales, libros, fotos antiguas...), me gusta ir a mercadillos y recoger material que encuentro por azar en la calle o en la playa". El uso de materiales encontrados tiene que ver con "la crisis económica que agudizó la precariedad del artista, también responde a ideas de sostenibilidad y a líneas de trabajo arqueológicas". Ahora que no tiene estudio "aborda lo escultórico desde la improvisación y la documentación de intervenciones efímeras" como en Altares y Tótems playeros, donde mezcla con humor objetos que devuelve el mar, los fotografía y sube a Instagram, siempre con la isla de Mallorca como fondo. "De cara al espectador me interesa exceder el conocimiento racional". Su próxima parada es el Centro Párraga de Murcia, donde inaugura exposición individual en septiembre.
Esther Gatón
Las formas de las esculturas de Esther Gatón (Valladolid, 1988) las marcan los materiales. Muchas están fabricadas con poliestireno extruido, esa resina que se utiliza como aislante que "empezó siendo encontrada y luego he ido comprando para ampliar la gama de colores y grosores". A veces se limita a partirla, lijarla y quemarla, y otras la interviene con pintura, silicona, barros y metales. Tiene también otro grupo de trabajos en los que utiliza cemento, cuerdas, latón y cobre. "Siempre me han atraído los materiales que están escondidos, o que son un poco innobles, como los propios de la construcción o del diseño de prototipos y que sólo vemos en sus vísceras cuando, por ejemplo, un edificio se derriba. Hace un par de años empecé a reciclar pedazos de poliestireno blanco, me limité a atender al propio material sin justificar el trabajo de otra manera: cómo rompe, cómo deja pasar la luz, qué ocurre si se choca entre sí, qué altura le conviene, cuánto pesa...". Pudimos ver su trabajo el año pasado en Inéditos en La Casa Encendida y hasta hace un par de meses en el Patio Herreriano de Valladolid. Este año ha sido finalista del Premio Miquel Casablancas y prepara su participación en el próximo Circuitos de la Comunidad de Madrid.
Pablo Capitán del Río
El quid de la cuestión en la obra de Pablo Capitán (Granada, 1982) son los objetos: una vajilla apilada, un mueble intervenido, dos bolsas de pintura o una pieza de vidrio sujeta por una ventosa en inestable equilibrio. Alterna dos maneras de trabajar: las piezas realizadas desde el material "en bruto" y las integradas por objetos preexistentes que encuentra en chatarrerías, rastros y desguaces de donde siempre se va con la sensación de haberse dejado "alguna maravilla". "La escultura de procesos suele ser un medio caro y lento frente a la agilidad y la frescura que a priori tiene integrar elementos dispares". En FACBA'18 sacó moldes de silicona de vajillas que positivó en yeso cerámico mezclado con polvo de hierro. "Quería neutralizar como símbolo el objeto funcional llevándolo a que se manifestase desde su materia prima". Aunque dice que es más de producir que de "pensar y leer", está investigando ahora sobre el diseño y el trabajo de ebanistería en las comunidades Shaker. Trabaja desde el C3A de Córdoba, donde está de artista residente.
Julia Llerena
El movimiento es importante en el desarrollo de los trabajos de Julia Llerena (Sevilla, 1985), "hago exploraciones a pie de espacios cercanos conectados a mi experiencia vital, de los que recojo de manera intuitiva restos y desechos resistentes al paso del tiempo: hierro, cobre, cristal, aluminio, cemento". Tiene algo de arqueóloga del presente pero también de poeta visual porque en sus instalaciones, esculturas, videos y dibujos consigue que olvidemos la historia original de cada uno de los objetos y que se fundan con el conjunto. "Todo lo que nos rodea, por muy insignificantes que parezcan los objetos, habla de donde nos situamos". Hace unos meses celebraba su primera individual, Home, una cuestión global en la Sala Santa Inés de Sevilla (Iniciarte) y su intervención Estrato Cero se puede visitar hasta mañana en la Blue Project Foundation de Barcelona. Prepara ahora El todo como objeto, su primera exposición en la galería Rocío de Santa Cruz de Barcelona, y In event of Moon disaster en la Fresh Window de Nueva York.
Christian Lagata
Christian Lagata (Jérez de la Frontera, 1986) viene del campo de la fotografía, que se asoma a menudo en su trabajo escultórico, incorporándose a modo de collage, contaminando y enriqueciendo ambos medios. "Investigo sobre nuestra relación con los espacios que habitamos, sobre las formas contemporáneas de la vida doméstica en una época de reproducción mediática salvaje". Trabaja, sobre todo, con materiales de construcción, industriales y desechos que combina con imágenes, pintura, hormigón y madera. En su obra las derivas por la ciudad son fundamentales, de ellas surgen hallazgos que van a parar a su estudio. "Supongo que la crisis, no sólo la económica sino también existencial, nos ha acercado a estos materiales". Ha sido residente este año en BilbaoArte y en noviembre pasará por el C3A de Córdoba. Hace poco vimos su trabajo -instalación y fotografías- en Raw Material en la sala Espositivo de Madrid, ahora participa, en calidad de fotógrafo, en Modos de mirar en el Centro Conde Duque y prepara para 2019 exposición individual en el Centro Párraga de Murcia.
@LuisaEspino4