Carelia es una zona fronteriza entre Finlandia y Rusia poco conocida con una larga y trágica historia de conquistas, saqueos y masacres. La última tuvo lugar a finales de los años 30, durante una de las temibles purgas llevadas a cabo por el régimen soviético de Stalin.

El cineasta español Andrés Duque (Caracas, 1972) ha rodado allí una película-ensayo gracias a una beca Multiverso de la Fundación BBVA, en la que narra de manera fragmentada momentos históricos donde lo real y lo fantástico de una cultura entran en conflicto, pues Carelia -que ha pertenecido a Suecia, a la república de Nóvgorod, a Finlandia y a Rusia- es una región de contrastes debido a su dimensión fronteriza, cuna de la literatura finlandesa y espacio de memoria de las guerras y políticas represivas del siglo pasado. De hecho, la Ahnenerbe nazi creyó encontrar allí el pasado ideal que justificaría el origen superior del pueblo ario alemán.

"Inicialmente iba en busca de los vestigios de su mitología ancestral y de las prácticas mágico-religiosas de sus habitantes. Quería saber si con ellas se puede invocar el pasado, sanar los traumas de la guerra o calmar el pánico cuando los irrefrenables cambios políticos atentan contra el bienestar social. Sin embargo, me decían los propios carelios que de aquel pasado mágico ya no quedaba nada y que iba a perder mi tiempo", explica Duque. Sin embargo, en este vídeo asegura que sintió la presencia de una realidad mágica durante su estancia allí.

El cineasta explica también en la entrevista la intención de su película y los pormenores del rodaje, así como elcaso del historiador y activista Yuri Dmitriev, condenado a prisión "acusado falsamente de pedofilia". Su labor durante más de veinte años ha sido la de encontrar algunas fosas comunes de las cientos que minaron el territorio carelio durante las campañas de represión política llevadas a cabo en la Unión Soviética a finales de la década de 1930.

El filme, titulado Carelia: internacional con monumento, puede verse de manera gratuita hasta el 20 de enero en la sede de la Fundación BBVA en el Paseo de Recoletos, 10, de Madrid.