Image: Balthus trae la polémica a Madrid

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Arte

Balthus trae la polémica a Madrid

El Museo Thyssen-Bornemisza inaugura una retrospectiva de 47 obras del pintor

19 febrero, 2019 01:00

En La habitación turca (1965-1966), retrata a Setsuko Ideta

La polémica no es nueva. Hace algo más de un año el Metropolitan de Nueva York vio cómo una visitante iniciaba una recogida de firmas para que Thérèse soñando fuera retirada de las salas. Aunque consiguió el apoyo de cerca de 12.000 personas, el museo se negó y la petición no prosperó. Más recientemente en las salas de la Fundación Beyeler de Basilea la retrospectiva dedicada a Balthus contaba con un tablón en el que los visitantes podían escribir sus opiniones. Había de todo, claro. Ahora, esta muestra llega al Museo Thyssen-Bornemisza con la tensión en el aire. "¿Hablamos de arte o hablamos de otra cosa? Si hablamos de otra cosa me parece muy bien, todo el mundo puede opinar aunque a mí me da igual lo que piensen". Así de contundente se ha mostrado Setsuko Ideta, viuda del pintor, en la presentación de esta antológica de 47 pinturas. "Me preocupa que se esté creando un problema y que se esté desviando el tema con estas opiniones", ha continuado. Para cerrar el capítulo de la controversia que siguen suscitando los cuadros de niñas adolescentes que, en ocasiones, muestran su ropa interior, Setsuko Ideta ha recurrido a una frase de Macbeth, esa que dice que es "una historia contada por un idiota". El museo, por su parte, "está abierto al debate", ha comentado Juan Ángel López-Manzanares, comisario de la muestra. Sin embargo, recuerda que las obras hay que verlas en el contexto de su época para "que se pueda entender de la mejor manera posible y no se le juzgue según los debates actuales". Por eso, en la instalación de la muestra los textos son más largos de lo habitual."Balthus empezó a pintar en el año 1933, con la subida de los nazis, un periodo de ansiedad cultural. Fue un pintor moderno y, como tal, permeable al debate artístico de su tiempo", considera. Pero en el "debate sobre la sexualidad no está solo él, también están Picasso y otros muchos", matiza.

Thérèse soñando (1938)

La obsesión por la infancia entronca con la línea de pensamiento de Rilke, el que fuera pareja de su madre Baladine y quien vio el talento de un joven Balthus al que impulsó para crear la historia de la pérdida de su gato Mitsou. "En Balthus el interés por la adolescencia está relacionado con el descubrimiento de la magia que hay en el mundo pese a la prisa y el progreso", defiende López-Manzanares. "Él quería llamar la atención sobre la pérdida de los valores tradicionales. Este es el fondo y la lección más grande que nos ofrece. Quedarse en lo erótico es quedarse en lo superficial", ha detallado el comisario. La exposición que llega al Thyssen-Bornemisza procedente de la Fundación Beyeler de Basilea estará en las salas de las exposiciones temporales hasta el próximo 26 de mayo. Aunque cinco de aquellas piezas no han podido viajar a Madrid, se incluyen otras 12 que no estuvieron en la muestra suiza. Las pinturas aquí reunidas se dividen en siete secciones cronológicas que dan cuenta de que Balthus "le sirvió a la postmodernidad para crear una nueva imagen en la historia del arte", ha destacado López-Manzanares. Setsuko Ideta ha querido recordar que cuando Balthus era aún un pintor joven y casi desconocido Picasso, que ya gozaba de renombre, le compró la pintura Los hermanos Blanchard. Esto le insufló energía y el ánimo necesario para continuar: "Balthus sacó mucho orgullo de ello", ha comentado su viuda, la condesa de Rola. También el poeta Rainer Maria Rilke tuvo impacto en su formación pues fue quien le aconsejó que viajara a Italia, donde "entendió que se podía mezclar el óleo con otras técnicas. A partir de los años 50 sus obras empezaron a tener más textura". Además, se ha sorprendido al ver en la exposición Estudio para ebanista, una pintura que nunca antes había visto.

Un día en la vida de Balthus

Así recuerda Setsuko un día con su esposo: "Por la mañana desayunaba fuerte porque en Rossiniere en invierno los días son muy cortos y él solo trabajaba con luz natural. Pintaba hasta que anochecía, entonces volvía a casa, tomaba un té con unos bocadillos y luego volvía al atelier a limpiar los pinceles. Tan solo al final de su vida, cuando estaba en silla de ruedas, le ayudaba yo. En casa nunca dejaba de ser pintor, se parecía a su madre. Cuando su hermano y él eran pequeños Baladine podía no desayunar si al entrar a la habitación veía a sus hijos dormidos en alguna postura que le llamaba la atención para esbozarla. Balthus tuvo una vida en la que la pintura lo era todo". @scamarzana