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Alfonso, memoria visual de la España del siglo XX

La Fábrica reúne 23 imágenes del fotógrafo que modernizó el lenguaje del medio con sus instantáneas a pie de calle

27 noviembre, 2019 09:28

Alfonso Sánchez García, conocido simplemente como Alfonso, se convirtió en testigo fundamental de la historia del siglo XX, revolucionando además el lenguaje del fotoperiodismo. Con su cámara salió a la calle a retratar pedazos de realidad, ayudando a la construcción de la memoria visual del país en un siglo marcado por el dinamismo y los cambios sociales y políticos. Por su objetivo desfilaron políticos, reyes, deportistas y personajes ilustres pero también capturó a aquellas personas anónimas que protagonizaron una sociedad cambiante.

La Fábrica reúne, por primera vez en una galería, una selección de 23 fotografías bajo la supervisión de Chema Conesa hasta el próximo mes de febrero. La producción de Alfonso, conocido como uno de los principales fotógrafos del siglo pasado al generar imágenes que hoy en día forman parte de la memoria visual española, se configura como un museo de la historia de nuestro país, que sitúa su eje principal en Madrid.

En su fotografía los retratos de personajes relevantes de la política y cultura de la época se entremezclan con escenas costumbristas de protagonistas anónimos y con el testimonio en imágenes de algunos de los momentos decisivos de la historia española en el siglo XX. De carácter y espíritu inquieto Alfonso parece estar presente en cada momento importante para la historia española captando con su cámara la esencia de cada momento. Sus fotografías se convierten en metáforas visuales, en testimonios visuales de la historia de nuestro país al capturar episodios como la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, el alzamiento de los militares en 1936 o la masacre del Desastre de Annual.

Clase de disección de Ramón y Cajal, 1915

Cronista y reportero, su obra destaca por una versatilidad que incluye su faceta como retratista. El pintor Sorolla en su casa de Madrid, Antonio Machado en el café de las Salesas, Ramón y Cajal en una clase de anatomía, el pintor Julio Romero de Torres en su estudio o la fotografía del dramaturgo Ramón María del Valle-Inclán paseando son algunos de los personajes ilustres que se reúnen en esta exposición. También puso su objetivo al servicio de la cotidianeidad y el costumbrismo aportando nuevos contenidos al fotoperiodismo. Así convirtió en protagonistas de sus imágenes a personajes anónimos en reuniones y fiestas populares que atestiguaban la vida diaria de la época.

¿Quién fue Alfonso?

Nacido en una familia humilde en 1880 en Ciudad Real, Alfonso Sánchez García comenzó a formarse en fotografía en el taller del fotógrafo Amador con apenas quince años. Fue pupilo también de Manuel Compañy, quien le contrató como fotógrafo para su galería, donde empezó su carrera como reportero. En 1904 fue contratado como responsable de la dirección fotográfica del diario El Gráfico y la escasa vida de este periódico le animó a lanzarse a la fotografía artística, que le abriría un hueco entre los medios de la época. El Imparcial y el Heraldo de Madrid fueron algunos de los diarios para los que trabajó hasta que en 1909 fue destinado como corresponsal de guerra a África.

Antonio Machado en el café de las Salesas

Su cámara inmortalizó los sucesos más variados de las primeras décadas del siglo XX, colaboró con diferentes medios como el periódico TrustLa Voz o el ABC pero nunca abandonó su trabajo como retratista de estudio. Alfonso fue impulsor de un nuevo género en España y modernizó el lenguaje fotográfico con sus imágenes a pie de calle, en un momento en el que las dificultades técnicas limitaban las posibilidades del medio. Sus fotografías, cargadas de credibilidad, trasladan al espectador a cada momento, ya sea histórico o cotidiano. Como señala Chema Conesa, comisario de la muestra, “los retratados parecen posar a sabiendas de que son los protagonistas de sus fotografías, o más concretamente, de noticias gráficas.”

Su declive comenzó tras la derrota de la República, en 1939 se le apartó de su trabajo de reportero gráfico y desde entonces solo realizó ciertos trabajos como retratista. En 1952 las autoridades franquistas le rehabilitaron profesionalmente pero Alfonso no volvió a trabajar en prensa ya que murió en febrero de 1953.