Tim Marlow es historiador, comisario, escritor y gestor. Lidera desde 2014 la Royal Academy of Fine Arts de Londres, donde recaló tras una década al frente de la prestigiosa galería White Cube y el año que viene afrontará un nuevo reto: dirigir el Design Museum de la capital inglesa. Su currículum lo avala y según cuenta él mismo se ha “hecho más comercial al dejar el mundo comercial”. Marlow ha sido el encargado de inaugurar Talk Art, una iniciativa de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson que contará con referentes internacionales del mundo del arte. Al frente de la propuesta está la empresaria y mecenas Carmen Reviriego, encargada de moderar las charlas que serán de carácter bimensual.

Marlow ha dejado su sello en la Royal Academy a través de exposiciones como la de Ai Weiwei en el 2015, Jasper Johns en 2017 o Antony Gormley en 2019. Su cercanía con los artistas ha sido fundamental para una institución de financiación privada. La escuela fue fundada en 1768 por 40 artistas y arquitectos. El proceso de selección de los académicos corre a cargo de los colegas que ya forman parte de ella y uno de los requisitos es ser un artista en activo. Desde 1769 la Royal Academy acoge una Summer Exhibition en la que se muestran obras de diferentes disciplinas creadas por artistas emergentes y consagrados. 

“En la Royal Academy siempre se han hecho exposiciones y se ha colaborado con otras instituciones pero como escuela no era tan conocida. De modo que empezamos a escoger a mejores artistas y la decisión estratégica principal fue involucrarse con los artistas vivos y tratarlos como tal y no como si tuviéramos que comisariar una exposición sin la presencia del creador”, sostiene Marlow. De este modo, artistas como Gilbert and George, David Hockney o Ai Weiwei exponen junto a los alumnos de una de las pocas academias en la que se sigue formando a artistas.

En este sentido, el actual director de la institución cree que la formación es fundamental para los futuros artistas aunque observa “una tendencia de ir a las mismas escuelas, como una mafia”, bromea. “Serán pocos quienes no hayan ido, en algún momento u otro, a alguna. Proporcionan habilidades y se les enseña a pensar por sí mismos además de inculcarles disciplina”, asegura. De hecho, en la Royal Academy los alumnos pueden trabajar de 9 de la mañana a las 10 de la noche, se les proporciona material, luz y un espacio de trabajo por el que tienen que pagar. “En el arte hay que trabajar mucho”, asegura desmitificando a los profesionales del sector. 

Es la creatividad es una de las características primordiales en cualquier persona que aspire a ser artista. Y Marlow, que ha trabajado y entrevistado a grandes nombres del arte, cree que existen al menos dos ideas universales que se pueden aplicar a muchas de las figuras de primera fila: la primera, la necesidad de crear desde una edad temprana y, la segunda, que ninguno piensa en dedicarse a otra cosa y “si lo hacen es para costearse el ser artista”, asegura. Pero hay algo único en cada uno y eso es “la singularidad de su pensamiento”. 

Como ejemplo cita a Ai Weiwei, que “sigue diciendo que no sabe si es artista o no”. Su padre era poeta y amigo de Mao hasta que este empezó su revolución cultural. Entonces, sintió la necesidad de expresarse y lo hizo desde “su posición privilegiada”. Ese estatus también lo usó Gormley para hablar de aspectos urgentes como “el cambio climático”. Por eso, como agentes activos de la sociedad los artistas no están fuera de la realidad así que aconseja “evitar pensar que son ajenos a ella”.

Sin embargo, advierte de que “hay que tener cuidado con la idea del artista predicador y chamán. Todos nos enfrentamos a dilemas morales porque somos seres morales. Los artistas son jueces que ven cómo el arte promueve ciertas posturas pero esto puede acarrear problemas y tienen que ser consecuentes con lo que crean”, se sincera Marlow. Hay quienes buscan “ser comerciales y quienes se convierten en el centro de su obra. Son ellos los que suelen ser criticados. Por eso, el aspecto moral de la creación no tiene que quedarse en la superficie, no vale con criticar el cambio climático, tienen que proporcionar algo más profundo”.

También tiene dudas respecto al coraje creativo. “Coraje tienen los bomberos, los que trabajan en una zona de guerra, quienes sufren violencia doméstica". Y vuelve a citar a Ai Weiwei, un artista que “muestra los miedos y las vulnerabilidades sin alienar a los demás”. Por eso, cree que uno de los problemas que tiene el Reino Unido es “la desconexión de las élites que con sus opiniones han alienado a las clases populares que ahora creen que se debe romper con el establishment”.

@scamarzana