Directora de cine y fotógrafa, Nadia Lee Cohen (Reino Unido, 1990) siempre ha tenido claras sus obsesiones y fuentes de inspiración. La estética de su trabajo, cercana a la fotografía de moda y al séptimo arte, la llevó a exponer en la National Portrait Gallery de Londres con tan solo 22 años. Ahora, el Centro Niemeyer y Contemporánea presentan Not a Retrospective, una selección de obras protagonizadas íntegramente por mujeres. “Nadia Lee Cohen considera que el hombre es un poco aburrido para las historias que le interesa contar y, por eso, es la mujer quien protagoniza su obra. Son mujeres rotundas, mostradas en su máxima plenitud, desnudas tanto física como psicológicamente por la mirada perturbadora que tienen”, explica Mario Martín Pareja, comisario de la muestra. Además, Lee Cohen no escoge a modelos o actrices profesionales para crear su corpus artístico sino que recurre a su círculo o sale a la calle en busca de esa mujer perfecta para la escena que tiene en mente.
La joven creadora reside en Los Angeles, ciudad que le ha inspirado desde que viajó por primera vez en 2014. Así nació su fascinación por la Americana, el suburbio y la conformista vida de esas zonas residenciales. Su experiencia le ha permitido ahondar en esos modos de vida y aplica esa estética de perfección, que puede recordar a la moda, en su trabajo. Aunque su gran fuente de inspiración es el cine de Kubrick, de John Waters y de Alfred Hitchcock. Aunque aparentemente sus trabajos son reconocibles tiende “a incluir un elemento perturbador en su narración y hace que el visitante se quede con una imagen o con varias en su retina. Nada es lo que parece en la fotografía de Nadia Lee Cohen”, concluye Martín Pareja.
La artista cuenta historias que suceden en el interior de esas casas en las que los protagonistas femeninos combaten ese sofocante conformismo con el escapismo sexual, como en los exteriores, donde los rótulos y luminosos de las grandes marcas de consumo que dominan las escenas junto a guiños al mundo pop alimentan las referencias culturales de la narración. A primera vista, las fotografías son llamativas, glamurosas y llenas de colores saturados, pero en una inspección más cercana se detecta un elemento melancólico. Es precisamente esta yuxtaposición la que le interesa a Lee Cohen y nos da la clave de gran parte de su trabajo. Aunque se expresa sin tabúes, Cohen prefiere un enfoque más sutil en lugar de crear imágenes que tengan como objetivo sorprender al espectador. De esa manera, anima a la audiencia a absorber y contemplar la narrativa detrás de la imagen que aparece ante sus ojos.
Sus fotografías enturbian los límites entre la fantasía y la realidad, lo animado y lo inanimado, desafiando la lógica con un toque de ironía y humor. La fotógrafa se esfuerza en construir contenidos reconocibles para el espectador a los que añade algo que interfiere en dicha familiaridad, sugiriendo que hay algo fuera de lugar. De este modo, modifica la atmósfera y la hace un poco más sombría y rara, mientras pone a prueba la sensación de seguridad del espectador.