Rodin es uno de los protagonistas de la temporada artística madrileña. La Fundación Canal presenta Rodin. Dibujos y recortes, una exposición que incide en su faceta como dibujante y presenta 91 obras, entre las que se pueden encontrar una selección de los principales recortes, dibujos y esculturas que ayudan a comprender los modos de expresión del considerado padre de la escultura moderna.
La muestra, organizada en colaboración con el Museo Rodin de París, incluye, por primera vez en España, una particularidad: muchos de los dibujos presentes en la muestra se convirtieron en recortes con los que el artista experimentaba movimientos en el espacio. Lo aprendido en estos experimentos lo aplicaba también en ocasiones en la creación de sus esculturas, estableciendo así un importante nexo de unión entre ambas disciplinas.
Apuntes que se tornan en dibujos, dibujos que se convierten en recortes, y recortes que en ocasiones dan lugar a esculturas, una experimentación que no sólo servía al artista como proceso mental en su creación, sino también como actividad lúdica, en ocasiones sin un propósito final concreto. Los recortes pertenecieron a la esfera íntima del artista: ni él mismo ni los críticos las mencionaron en su momento y Rodin solo expuso en vida una de estas figuras recortadas, presente en esta exposición. “Tengo una gran debilidad por estas pequeñas hojas de papel”, expresó sobre lo que aseguraba que eran la clave de su trabajo.
Desde sus inicios, Rodin realizaba dibujos, en paralelo a sus esculturas, y los presentaba en todas las exposiciones que llevaban su nombre. La mayor parte de los recortes los hace a partir de 1890, cuando comienza a dibujar con modelos en vivo y cambia su estilo a través de una simplificación de las formas y con un claro afán por plasmar el movimiento.
El recorte parece ser el gesto que ultima la voluntad del artista de aislar la figura. Todos los papeles recortados son dibujos a lápiz pintados con acuarela sobre un papel ligeramente espeso, algo poco frecuente en la producción de Rodin. Por tanto, se puede pensar que el artista había previsto el recorte desde el origen. En ellos, el dibujo a lápiz es previo a la aplicación de la acuarela y, en ocasiones, se superpone de nuevo sobre esta. La figura humana es el centro de atención y el fondo es, la mayoría de las veces, impreciso.
El proceso de recorte y ensamblaje revela atrevidas siluetas y un dinamismo de gran modernidad: a partir de un primer boceto, Rodin somete a sus dibujos a varias metamorfosis. Realiza sus dibujos con el trazo apropiado previamente identificado, establece el color a acuarela, recorta sus figuras, las reemplaza, las ensambla con otras figuras y, finalmente, elabora una creación insólita.
Entre 1900 y 1910, desarrolla un centenar de dibujos de desnudos en acuarela que conforman el núcleo de esta exposición. Al recortarlos, Rodin disfruta manipulándolos y situándolos en el espacio de múltiples maneras. Juega con pequeñas figuras de papel que son el equivalente de sus figuras de yeso. Al relacionar estos recortes con la naturaleza tridimensional de la escultura, las figuras seccionadas aparecen como un nuevo "objeto" entre el dibujo bidimensional y la escultura.
Rodin, paso a paso
La muestra, dividida en seis secciones que atienden a su temática y tipología, arranca con Figuras sentadas. En ella vemos su proceso de trabajo, que comienza por dibujar a lápiz a las modelos al natural. Este boceto inicial se retoma posteriormente, simplificado y estilizado y, a continuación, lo pinta con acuarela. Finalmente lo recorta. Le sigue Figuras recortadas, donde se aúnan las principales tipologías de sus recortes de Rodin. Una de las más relevantes fue el retrato de parejas. Estas obras pueden interpretarse como equivalentes a los acoplamientos de esculturas de yeso en las que, por ejemplo, una figura tumbada puede unirse con una figura de pie.
La tercera, Recortar el yeso, muestra cómo para Rodin este es un material intermedio entre la arcilla y el bronce o el mármol. El acople de figuras moldeadas le permite multiplicar las experiencias, como hace con los papeles. Utiliza también trozos recortados para facilitar la fundición de los bronces. En 1905 realiza numerosos dibujos de bailarinas con su modelo Alda Moreno. Estos, reunidos en Bailarinas recortadas, permiten seguir el proceso creativo del artista desde el dibujo a lápiz del natural hasta el recorte, pasando por la simplificación de las figuras y la aplicación del color con acuarela ligeramente mezclada con guache.
La serie de obras que forman parte de Figuras volantes, figuras flotantes producen nuevos efectos, ya que parecen abstraerse de la gravedad terrestre. Los contenidos de las anotaciones que realizaba el propio Rodin describen esa búsqueda de figuras suspendidas en pleno vuelo o flotando en el agua, sensación que queda reforzada por los cambios de posición de estas. Por último, el recorrido acaba con Figuras arqueadas, donde podemos ver figuras que aparecen invertidas hacia atrás hasta que desaparecen sus cabezas. Se trata de uno de los casos particulares en la obra del artista en los que existe una versión femenina y otra masculina de la misma postura. En el caso del hombre, se conservan estudios preliminares en los que se esboza el taburete con ruedas sobre el que reposa el modelo. La figura de la mujer, muy sugerente desde un punto de vista erótico, recibe la denominación de “pulpo”.
“Rodin quería encontrar el flujo vital porque estaba en línea de las teorías de la época: para él, la naturaleza era la naturaleza humana”, asegura Catherine Chevillot, directora del Museo Rodin.