Estamos llegando al ecuador de ARCO en una edición en la que la tercera parte de las galerías participantes son españolas (72 de 209) y 45 de Madrid. Con los años, el modelo galerístico de nuestro país está cada vez más concentrado en la capital. Hay galerías de fuera que cierran para venirse y otras que se desdoblan haciendo un verdadero esfuerzo por mantener a flote dos espacios al tiempo. En los últimos cuatro meses el mapa nacional ha seguido mutando. Con casi 20 años de trayectoria en Alicante, Aural abría en el barrio de Chueca, la valenciana espaivisor se trasladaba después de catorce a Lavapiés como 1 Mira Madrid, Juan Silió (desde 2006 en Santander) ha inaugurado hace una semana en la calle Doctor Fourquet y La Gran, de Valladolid, se ha mudado a Carabanchel tras 3 años de andadura. Se unen a la larga lista de nombres que hicieron esto mismo años atrás, de Juana de Aizpuru a Espacio Mínimo, Moisés Pérez de Albéniz y Nogueras Blanchard, a nombres internacionales que han aterrizado en Madrid recientemente: KOW (Berlín), Carlier Gebauer (Berlín) y The Ryder (Londres), y a propuestas híbridas como la del artista Daniel Silvo con Galería Nueva, en Doctor Fourquet, un local en alquiler temporal para galerías, algo así como un pop up, o un stand de feria a pie de calle y extendido en el tiempo. Ha habido también otros movimientos más domésticos, como el de la galería Javier López & Fer Francés, que han cambiado su sede de las afueras de Madrid por un local en el barrio de Chamberí que abre hoy. Todo lo contrario a la salamantina Adora Calvo, con muestras ahora en un chalet de Las Rozas.
¿Ebullición o supervivencia?
Todo este movimiento demuestra que algo está pasando. ¿Ebullición? ¿Supervivencia? Juan Silió se inclina más por lo segundo: “en los últimos años Santander ha ido perdiendo fuelle, convertido en un lugar estacional con flujo de visitas de abril a septiembre”. El Centro Botín ha reactivado la escena pero no siempre los grupos salen del muelle. A eso se suma el cierre repentino de la galería José de la Fuente que, cuando parecía que también se venía a Madrid, ha tenido que pararlo todo por una enfermedad y cancelar su participación en ARCO. Las galerías de pequeñas y medianas ciudades cumplen una función muy importante. No todos los artistas pasan por Madrid. Silió recuerda con orgullo que la primera exposición de Carlos Irijalba la organizó él, cuando todavía no había terminado la carrera. Y ha apoyado a otros nombre jóvenes –Miguel Ángel Tornero, Juan López, Alain Urrutia…–. “Demandan más visibilidad y no me puedo permitir perderlos después de todo este tiempo, a alguno de ellos le he hecho exposiciones sin vender nada y es ahora cuando están cogiendo ritmo”.
La ausencia de coleccionismo y de visitas a galerías es un mal global. Cada vez se centralizan más en las ferias
La ausencia de coleccionismo y de visitas a galerías es un mal global. “Cada vez se centralizan más en las ferias–apunta Begoña Martínez (Aural)– y menos en las provincias, es importante estar donde se concentra la actividad cultural y cerca de nuestros artistas”. En otros centros los gastos básicos de la galería –local y manutención– se reducen pero la dependencia de las ferias es mucho mayor. Puesto en cifras: la mayoría de las galerías nacionales hacen el 50 % de sus ventas y contactos en estos cincos días de ARCO y cuando el comité seleccionador las deja fuera es un verdadero drama. Este año, por ejemplo, vuelven a Ifema Ángeles Baños de Badajoz y ATM de Gijón. Mira Bernabeu (de 1 Mira Madrid) lo sabe bien, en los años negros del Museo IVAM de Valencia tuvo que abrirse paso en las ferias internacionales. Llegó a hacer ocho en 12 meses. “Son eventos que funcionan, fidelizan relaciones y son la única salvación desde un punto de vista económico”. Su stand en ARCO tiene mucho que ver con su nuevo local de Lavapiés, una antigua fontanería que llevaba décadas abandonada. Los dos espacios están muy panelados, obligando al espectador a pasar de una estancia a otra para poder ver todo el conjunto. En ARCO están mostrando un repertorio de su programa: Jaime Davidovich, Esther Ferrer, Bleda y Rosa, Juan Downey… “No hay un hilo conductor mientras que en las ferias internacionales solemos dedicar el stand a uno o dos artistas”. Se refiere a Art Basel Miami Beach, que es la cita en la que más vende, Frieze en Londres y FIAC en París.
Desde que abrió en diciembre en el barrio de Chueca la galería Aural ha notado un incremento en las ventas, en las visitas y en las menciones en prensa. Plantea su programación en paralelo a la de la sede madre. “En Madrid me estoy concentrando más en el proceso del artista –comenta Begoña Martínez–. De Gordillo no se había visto casi nada de la colección de recortes de periódico y objetos que le sirven como elementos sugestivos para trabajar la pintura. Esa idea de archivo, de proceso es lo que nos interesa”. Llega además en un momento en el que muchos de sus artistas necesitan apoyo en la ciudad. Concha Jerez, a la que dedican un solo project en ARCO con trabajos de los setenta sobre la autocensura, inaugura en abril una gran exposición en el Reina Sofía. “Cada año dedicaremos un solo a un artista dentro del stand para generar contexto y refuerzo. Creo que nos tenemos que reinventar constantemente, crear un proyecto novedoso porque ARCO es enorme y si no propones un punto de atención lleva a la dispersión”.
El Museo Reina Sofía es un foco de atracción y estar cerca, un movimiento estratégico
Todos los caminos llevan a… Madrid, con el Museo Reina Sofía como principal foco de atracción. “Ha vuelto a poner a España en el mapa del arte –opina Mira Bernabeu–, ha sido muy buen cliente de la galería todos estos años y era importante ubicarnos cerca. El 90% de nuestros clientes son de fuera de España y pasan por el museo en algún momento”. Juan Silió también sabía que su lugar estaba en esta zona: “Tenía que elegir un sitio que ya estuviera en marcha”.
Modelos colaborativos
La Gran, sin embargo, ha optado por instalarse en el barrio de Carabanchel, al calor de la mayor concentración de estudios de artistas de la ciudad y de la galería Sabrina Amrani . “Los precios de alquiler aquí son más competitivos y los artistas son los que mejor trabajo están haciendo, entendiendo hacia donde vamos: un modelo más colaborativo”. A su director, Pedro Gallego, le costó dejar Valladolid: “quería defender la periferia pero como me dijo un coleccionista una vez, mejor hacerlo vendiendo desde Madrid, si seguía ahí era un suicidio”. Esta temporada comparte proyecto y ferias con la galería Espacio Líquido de Gijón. Presenta ahora en su espacio una muestra de Josep Tornero y participa en Just Mad con una propuesta de las artistas Ana Teresa Barboza, Noemí Iglesias y Marina Núñez al 50 % con su socia asturiana. “Aunque me pese, la importancia de las ferias es muy alta. Cada vez me interesan menos, soy arquitecto y creo que los artistas tienen que trabajar con el espacio y una feria es justo lo contrario, un entorno rápido y no reflexivo. Pero, por el momento y hasta que otras propuestas como los open studio, Apertura, Art Banchel etc. les coman terreno, es la manera de que te vean”.