Los últimos meses han puesto de manifiesto la fragilidad de un sistema económico basado en el turismo. La cultura no se libra y los museos que dependían de los ingresos de taquilla han visto cómo sus visitantes caían hasta un 70 % y necesitarán de ayudas públicas para cuadrar sus presupuestos o tendrán que cerrar. Mientras, los que dependen en su totalidad de fondos públicos esperan con temor la llegada del 2021 y sus recortes.
Los modelos de financiación son muy variados: mixtos, públicos… En España, la autofinanciación a través de la taquilla y de otros medios supone el 80 % del presupuesto de instituciones como la Fundación Miró de Barcelona, o el 61 % en el caso del Museo Picasso de Málaga. No es ajena, tampoco, a nuestros grandes centros nacionales (61 % el Thyssen, 64 % el Prado y casi un 28 % el Reina Sofía). ¿Sabían que de los 49 millones de euros de presupuesto del Museo del Prado, los 16 que aporta el Estado no dan para pagar todas las nóminas de sus trabajadores? ¿Y que al Thyssen le asigna casi 8 y al Reina Sofía, 27?
Los museos “de nombre”
Poco tienen estos números que ver con la creatividad y con la calidad de los proyectos pero, a tenor de las cifras que desentrañamos a continuación, la cantidad de visitantes sí marca la subsistencia de muchos de ellos. Los centros asociados a la marca de un gran artista (Miró, Picasso, Dalí…) son los tradicionalmente vinculados al turismo, aunque a día de hoy no sean los únicos. La Fundación Miró de Barcelona es, por voluntad del artista, una institución privada sin ánimo de lucro que, con un presupuesto de más de 7 millones, se autofinanciaba casi el 80 %. Desde su reapertura el 12 de junio al 31 de agosto ha recibido 7.000 visitantes, un 90 % menos que en las mismas fechas de 2019, lo que se traduce en 3,4 millones de euros de ingresos perdidos. Las consecuencias han sido duras: ERTE para el 100 % de la plantilla desde el comienzo del confinamiento, suspensión de contratos de servicios externos y aplazamiento de exposiciones, que no se han cancelado gracias al apoyo de patrocinadores estables como ”la Caixa”, BBVA y Banco Sabadell. Para salir de este agujero, han pedido ayudas extraordinarias a las administraciones: el Ayuntamiento de Barcelona se ha comprometido a aportar 1 millón de euros, la Generalitat 500.000, y se espera todavía la respuesta del Ministerio de Cultura.
“El Prado se financia principalmente a través de recursos propios: venta de entradas, patrocinios…”. Marina Chinchilla
“Durante más de 45 años se ha sufragado la conservación y presentación del patrimonio de Miró con fondos privados –recuerda Marko Daniel, director de la Fundación–, y estamos muy orgullosos de ello. Ahora necesitamos apoyo público para mantenerlo hasta que podamos volver a cuidarlo. Esta crisis nos afecta más a las instituciones con cierta autonomía. La Tate inglesa es un museo nacional público con una autofinanciación entre el 70 y el 75 %, El Prado, el Louvre y el Metropolitan tienen una dinámica parecida, muy activa y que utiliza la popularidad de sus colecciones para desarrollar otros proyectos”.
Las exposiciones temporales son uno de los pilares de la labor investigadora y divulgativa de los museos, completan aspectos propios de las colecciones y sirven, además, de atractivo para los nuevos públicos, normalmente de perfil más local. Esta programación ha sido uno de los sellos distintivos del Museo Picasso de Málaga que el 27 de julio anunciaba la cancelación de su esperada Meret Oppenheim. Reflejo de una época como consecuencia, decía el comunicado, de la “disminución en el número de visitantes y, por lo tanto, en los ingresos de esta institución”.
Medidas de ahorro
El resto de centros ha optado por prolongar las muestras y postergar las siguientes, una eficaz medida de ahorro teniendo en cuenta que los gastos (transportes, montaje, etc.) ya están hechos. El Thyssen prorrogó Rembrandt hasta el 31 de agosto, ha retrasado para 2021 Georgia O’Keeffe y La Máquina Magritte, y adelantado Expresionismo alemán a otoño, una propuesta más modesta con buena parte de las obras en la casa o provenientes de la familia Thyssen-Bornemisza. En estos meses de verano, han tenido un 68 % menos de público (73.935 en junio, julio y agosto, frente a los 232.717 de 2019) y de sus 20 millones anuales, el 61 % es autofinanciado a través de los ingresos de taquilla (más de 5 millones) y de la tienda (3 millones), con lo que la gravedad es evidente. “No hay turismo internacional –recuerda Evelio Acevedo, director gerente– que es aproximadamente la mitad de nuestro público, y el turismo nacional tampoco está viniendo. El 90 % de nuestros visitantes desde junio son madrileños que, a diferencia de los otros, visitan las exposiciones temporales. Hemos hecho una reducción generalizada de los gastos (organización de exposiciones, transportes y seguros, servicios externos, publicidad…) y vamos a enfocarnos en el marketing digital”.
El otoño se presenta también incierto en el Museo del Prado. Continúa Reencuentro sin fecha de clausura y el 6 de octubre inauguran Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), que cuenta con muchos fondos en su colección. El presupuesto para 2020 era de casi 50 millones, algo más de 16 procedentes del Estado. “Hasta 2011 –puntualiza Marina Chinchilla, directora adjunta de Administración de la pinacoteca– la subvención pública era la primera fuente de ingresos del museo, pero en 2019 el nivel de autofinanciación se situó en el 64 %. Ese año El Prado se financia principalmente a través de la generación de recursos propios: venta de entradas, ingresos por patrocinio, cánones de actividades comerciales y, adicionalmente, las audioguías y la tasa por cesión de espacios”.
“Durante más de 45 años se ha sufragado la conservación y presentación del patrimonio de Miró con fondos privados”. Marko Daniel
Estos ingresos propios ascendieron a 33 millones el año del Bicentenario. La venta de entradas fue la principal fuente de ingresos (más de 22 millones, su récord). “El visitante –continúa Chinchilla– es mayoritariamente internacional aunque desde que reabrimos el 6 de junio predomina el público de la Comunidad de Madrid”. En el mes de agosto recibieron a 49.576 personas (200.398 menos que en el mismo mes de 2019). ¿Cómo conseguir así que los números cuadren? “La caída de ingresos hará que en 2020 el Estado tenga que hacer una aportación extraordinaria. Las semanas del confinamiento dejamos de ingresar más de 8 millones y las visitas desde entonces están a un 20 % de lo habitual, lo que significa que la situación no mejora”. También el Thyssen ha pedido un incremento de la aportación del Estado de 8 a 11 millones.
A pesar de todo, se ha hecho un esfuerzo por conectar con el público rebajando el precio de la entrada. El Prado reabrió poniéndola a la mitad (7,5 euros), igual que el Reina Sofía (5 euros) y el CAAC de Sevilla con acceso libre. El Thyssen ha sido el último en unirse con una bajada de 13 a 9 euros y el Artium de Vitoria ha creado la tarifa reducida Tú decides, “tú decides si pagas y cuánto”.
Un sistema sostenible
De los 37 millones del Reina Sofía, 27 vienen del Estado y el resto son ingresos propios de taquilla (casi 5 millones en 2019), donaciones y aportaciones a la Fundación. El descenso de público ha oscilado entre el 65 y el 85 % según el museo. En la primera semana de septiembre, por ejemplo, el número de visitantes pasó de 78.445 a 28.343. “Hemos podido mantener prácticamente el grueso de la programación –señala Manuel Borja-Villel, su director–. Lo que nos preocupa es, sobre todo, la fragilidad del sector y de todo lo que le rodea. Hasta el momento, el sistema del arte se ha basado en una manera de producción ligada a los grandes eventos, las ferias, el turismo, las macro-exposiciones…. y todo esto tiene que cambiar. Es el momento de poner en valor las colecciones, de organizar muestras de investigación, de estudio, trabajo en red, de crear un museo más sostenible”.
El tercer grupo de centros de arte, por último, es el apoyado en su totalidad por las administraciones públicas. Su precio de entrada es simbólico y no representa un factor importante en su economía. Desde el mes de mayo, el CAAC de Sevilla ha recibido 17.320 (frente a los 98.710 de 2019). El 100 % de sus ingresos proceden de la Junta de Andalucía: 10 millones compartidos con el C3A de Córdoba, 4 de ellos fondos europeos para la rehabilitación de la futura sede de la colección. “Durante el confinamiento decidimos mantener nuestra programación como apoyo al sector –cuenta su director, Juan Antonio Álvarez Reyes–. Prorrogamos exposiciones que habíamos inaugurado el 12 de marzo y pasamos dos a 2021. Paralelamente, la Consejería ha puesto en marcha medidas como la adquisición de obras de arte que se han vehiculado a través del CAAC, por lo que se ha incrementado un poco nuestro presupuesto. Para 2021 hemos solicitado un leve aumento. Ojalá se mantenga la cantidad”.
Primeros recortes
El MUSAC de León, también de titularidad autonómica (Junta de Castilla y León), ha tenido peor suerte. En junio sufrió un recorte de 430.000 euros en su asignación de 2.518.142. “Se anunció una convocatoria extraordinaria de adquisición de obra de arte contemporánea para paliar los efectos de la crisis –denuncia su director, Manuel Olveira– recortando, en realidad, los presupuestos ordinarios de algunos equipamientos. Hemos tenido que reducir actividades y exposiciones. Vamos a poder abrir cuatro nuevas en octubre, pero parte de sus pagos pasarán al año que viene”. Ese presupuesto de 2021 pende de un hilo. La caída en visitantes, sin embargo, ha sido menos acusada que en otros centros, se ha reducido algo más del 50 %: 3.528 desde junio (frente a los 8.236 de 2019). “Mucho de nuestro público es local, estable, no dependemos tanto del turismo”.
La incertidumbre es generalizada. Hay que trabajar con mucha cintura. Lo que queda claro a tenor de esta tormenta de cifras es que el público local, ahora más que nunca, somos necesarios.